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Tres zarpazos letales

El Eibar domina al Athletic en San Mamés, pero un libre directo y dos contragolpes condenan a los de Mendilibar, quienes tuvieron el empate en las botas de Inui tras el 2-1 de Sergi Enrich

Tres zarpazos letalesEfe

Raúl García y Aritz Aduriz son dos futbolistas de nivel superlativo cuyas bajas condicionaron de antemano el derbi disputado ayer entre Athletic y Eibar. Nunca sabremos qué habría ocurrido en San Mamés de participar en el encuentro donostiarra y navarro. Quizás también se habría saldado la contienda con victoria letal. Pero, visto el partido, resulta inevitable pensar que el cuadro armero se vio excesivamente condicionado, para mal, por las ausencias del rival. Estas parecieron suponer para los vizcainos una especie de licencia para actuar a la expectativa. Y también parecieron obligar a los de José Luis Mendilibar a asumir el peso del duelo. Los azulgranas lo hicieron. Dominaron. Pero se vieron superados por un rival que ofreció la sensación de aceptar a gusto su circunstancial papel. Tres zarpazos en tres acciones aisladas le bastaron para adjudicarse la victoria, tirando de oficio y de eficacia.

Fue una lástima, porque, en el cómputo global del encuentro, los méritos contraídos por unos y otros resultaron más bien parecidos, al menos en lo que se refiere a acercamientos al área rival. Sin embargo, pesó más la mayor comodidad con la que el Athletic disputó el partido, paciente y sabedor de que las oportunidades llegarían tarde o temprano. El Eibar, mientras, tuvo que afrontar desde un inicio un contexto poco habitual a domicilio. Lejos de Ipurua, los azulgranas suelen encontrar vía libre para explotar los espacios con su fútbol directo y vertical. Ayer, en cambio, se vieron obligados a elaborar en mayor medida. Y, pese a que no es que naufragaran en el intento, sí mostraron cierta espesura, una espesura lógica por otra parte.

interrupciones El derbi comenzó haciendo honor a su nombre. Estrada Fernández descontó cuatro minutos antes del descanso, un tiempo extra generado, principalmente, por las interrupciones vividas en el primer cuarto de hora. Apenas se jugó, y cuando el balón rodó fue el Eibar quien más empeño puso en acercarlo a la meta rival. Tras un sinfín de golpes, encontronazos e intervenciones de los fisioterapeutas, el duelo empezó a adquirir algo de ritmo hacia el minuto 20, siempre con los guipuzcoanos como protagonistas. Un buen disparo de Adrián encontró la cepa del poste de la meta defendida por Kepa, aunque el asistente había anulado la acción por fuera de juego. Y el propio mediapunta madrileño gozó de una ocasión inmejorable a la salida de un córner, pero no pudo conectar bien su cabezazo cuando lo tenía todo a su favor.

Como suele suceder en estos casos, el rival aprovechó su primera oportunidad, una acción cuyo minuto lo dice todo acerca de cómo se estaba desarrollando el encuentro: el 41. Una falta esquinada en la frontal del área, prácticamente en el vértice izquierdo del ataque local, fue ejecutada de forma exquisita por Beñat Etxebarria para dibujar en el marcador el 1-0 con el que se alcanzó el descanso.

El contexto del partido no cambió tras la reanudación. De hecho, el panorama se vio agudizado dada la necesidad del Eibar de hacer un gol para puntuar. Desde un inicio, los armeros concedieron diez metros adicionales a las espaldas de su zaga, y el Athletic terminó aprovechándolo. Fue tras una disputa aérea en la medular que Iker Muniain ganó sorprendentemente a Gálvez, de estatura mucho mayor. El navarro cedió a Iñaki Williams, que superó a Lejeune en una larga carrera para batir a Asier Riesgo en el mano a mano.

Los armeros no se rindieron, continuaron intentándolo siempre y encontraron el premio a su insistencia con el gol de Sergi Enrich, producto de una gran jugada de Pedro León cuyo envío al segundo palo lo cabeceó Inui para asistir al mallorquín. Restaban aún 20 minutos, y durante los mismos la tuvo el japonés. Dani García robó un balón peligroso a San José, quien reaccionó cometiendo una falta que le habría supuesto ver la segunda tarjeta amarilla. La ley de la ventaja, sin embargo, se la evitó, y concedió al propio Inui un mano a mano con Kepa desbaratado por el meta local. Ahí estuvo el empate, porque las ofensivas posteriores, lejos de generar más peligro, solo sirvieron para que Muniain sentenciara en una de las innumerables contras intentadas por el Athletic.