hace algo más de un año, Mikel Antia (Donostia, 13 de febrero de 1973), exjugador de Real Sociedad y Real Unión entre otros, que se había iniciado en los banquillos con el Berio de Regional y luego como segundo de Roberto Olabe en el Almería y el Real Unión, recibió una oferta "irrechazable": formar parte de Aspire, una academia futbolística de alto rendimiento situada en Doha (Qatar), país que acoge el Mundial de 2022, que nunca ha estado en una cita de ese calibre y que quiere formar buenos jugadores para brillar en casa.
"Roberto Olabe firmó allí como director deportivo en junio de 2012 y poco después me llamó para ir. Llevaba año y medio trabajando con él en el Almería y el Unión, y se trataba de una experiencia nueva. Era un cambio fuerte, pero no tuve ninguna duda, era muy interesante", relata a este periódico el propio Antia, que forma parte de la enorme estructura de Aspire, cuyo objetivo básicamente es captar chavales, formarlos y mejorarlos en un proceso que puede durar hasta doce años para que en un futuro jueguen en la Primera División de Qatar y, a poder ser, en la selección.
"Esta academia nació hace diez años. Evolucionó y llegó un momento en el que pensaron darle una vuelta de tuerca más. Entonces se pusieron en contacto con Roberto (Olabe). Todo lo que estamos haciendo allí es gracias a él, es el responsable de todo", cuenta Antia. "En mi caso, soy entrenador: hacemos entrenamientos específicos, decidimos la metodología a seguir...".
El volumen del proyecto es enorme: "Tenemos un montón de chavales. El trabajo que hay por delante es una barbaridad, porque hay muchas cosas que desarrollar. Siempre hay algo que hacer. Estaremos trabajando en el departamento de fútbol unas 40 personas. Trabajamos con los chavales desde los seis años, la edad mínima para entrar, hasta los 18, que es cuando abandonan la academia. Es un margen amplio. De los seis años hasta los doce entrenan por las tardes y desde los doce hasta los 18 hay jugadores full time, que estudian allí mismo, en el colegio de Aspire, y que hacen unas ocho sesiones de entrenamiento por semana. Como un jugador profesional".
un mercado reducido
Solo medio millón de qatarís
La Academia Aspire capta jugadores de todo Qatar: "Cogemos jugadores de todos los equipos, trabajamos con ellos durante toda la semana y luego vuelven a sus respectivos equipos para competir el fin de semana". El problema es que Antia, Olabe y compañía no tienen mucho donde elegir, tal y como explica el exjugador donostiarra: "Si Qatar tiene dos millones de habitantes, solo la cuarta parte son qatarís, porque el resto somos extranjeros que vivimos y trabajamos allí. Con ese volumen de gente, no nos podemos permitir descartar jugadores. El Real Madrid, por poner un ejemplo, puede decir este jugador no me gusta, traigo otro. Nosotros, como no tenemos tanta gente, tratamos de mejorar a los jugadores que tenemos para que puedan ser válidos en el futuro, tanto en la selección de Qatar como en los primeros equipos del país. No trabajamos tanto conceptos colectivos como individuales, nos interesa que se desarrolle el jugador".
Antia está contento con la actitud de los jugadores: "Los críos intentan aprender y mejorar. Es exigente, porque desde los doce años entrenan muchas dobles sesiones. No hay mucha diferencia respecto a los chavales de Gipuzkoa o cualquier otro sitio, al final son jugadores que quieren mejorar. Las mayores dificultades son la propia calidad de vida que ellos tienen, que quieras o no es un condicionante, y el calor, lo que hace que los entrenamientos sean más difíciles de llevar en según qué épocas del año. Intentamos que sean entrenamientos dinámicos".
La formación de los jugadores se completan con torneos puntuales: "Salimos fuera con ellos en Semana Santa, verano u otras épocas del año para que compitan con equipos de otros países y nosotros veamos a qué nivel podemos estar. Ha habido equipos de la academia en Catalunya o Sudáfrica, pero sobre todo vamos a Bahréin, Omán... al final la selección de Qatar se va a enfrentar a esas otros países para aspirar a meterse en un Mundial. El entrenamiento es importante, pero también la competición. Además, traemos cada seis semanas un equipo europeo y otro asiático. Por Aspire han pasado entre otros Real Sociedad, Auxerre, PSG, Liverpool, Yokohama, Schalke... hacemos triangulares".
Como suele suceder en los emergentes países asiáticos, la Academia Aspire tiene "magníficas" instalaciones: "No sé si habrá en el mundo unas tan buenas como las que tenemos allí. Tenemos siete campos de hierba natural, pero una hierba perfecta, como la de Anoeta. Da igual el calor que siempre la tienen bien. Además, hay un campo de fútbol indoor climatizado. Tenemos todo lo que necesitamos en cuanto a facilidades e instalaciones".
En el año y pico que llevan allí, tanto Olabe como Antia están contentos con la mejoría experimentada por los jugadores: "Siempre quieres más, pero de cuando empezamos a ahora se ve una progresión. Roberto Olabe ha hecho un trabajo increíble y se está viendo. Trabajamos muchas horas, pero lo hacemos encantados, porque es la única manera de poder conseguir algo".
el nivel de qatar
Nunca se ha clasificado para un Mundial
Repasando la historia del país asiático, es evidente que hay trabajo por delante. Qatar nunca se ha clasificado para un Mundial, aunque no ha estado lejos de Brasil. "En un grupo de cinco, estuvo peleando por el tercer puesto que daba la repesca, con Uzbekistán, pero al final acabó cuarto. Tiene un nivel aceptable. No anda lejos de meterse en un Mundial y de cara a la cita de 2018 en Rusia el reto que tienen es jugar allí".
Si no lo consiguen, los qatarís tienen segura su participación en 2022, ya que son los anfitriones. Según Antia, el objetivo que se han marcado es dar una buena imagen ante todo el mundo: "Ellos lo que quieren de cara a 2022 es competir, sabiendo que se desarrolla en su país. Luego, no sé si serán o seremos capaces de que ese equipo pueda pasar la primera fase. Depende de tantas cosas... quieren ser competitivos y al menos ganar algún partido".
La Primera División qatarí tiene "buen nivel" según Antia: "En mi caso fue una sorpresa agradable. Han llegado jugadores de fuera que han hecho que el nivel suba, porque han exigido más a los futbolistas qatarís". El extranjero más conocido es Raúl González Blanco, que tras su etapa en el Schalke decidió hacer las maletas, irse al país asiático y fichar por el Al-Sadd, con el que se proclamó campeón de Qatar la pasada campaña. Además, el exjugador del Madrid también trabaja junto a Olabe y Antia: "Además de jugar en su equipo, mete muchas horas en la academia. Es una persona muy normal, muy currante. Todo lo que sea que vengan jugadores como Raúl nos ayuda a todos porque mejora el nivel".
Antia ha ido a Qatar con su familia y está encantado con su vida allí: "Entre semana nos dedicamos al trabajo y los fines de semana solemos ver los partidos de los clubes y hacer un seguimiento de los jugadores que entrenan con nosotros. Allí el clima te permite pasar un día en la playa cualquier día del año. Es un buen sitio para hacer planes familiares. Tengo dos hijos y la adaptación ha sido buena. Van a un colegio internacional y en ese aspecto es un buen sitio para poder vivir".
El proyecto de la Academia Aspire tiene la meta de formar jugadores de cara a su Mundial, pero eso no quiere decir que Antia vaya a estar allí hasta 2022: "En el fútbol nunca sabes el tiempo que vas a estar en un sitio. El objetivo es formar el máximo número de jugadores posibles para la selección y en ello estamos".