UNA Pantera Negra irrumpió en los campos de fútbol de Inglaterra. Era Eusebio da Silva Ferreira (25 de enero de 1942), el delantero centro de la selección de Portugal, a la que llevó al tercer puesto, la mejor clasificación de los lusos en un Mundial. El apodo era adecuado para un jugador que mezclaba fortaleza y habilidad, velocidad y potencia en el remate, y que se convirtió en un icono del fútbol de Portugal, en el mejor jugador de la historia de su país, por más que se empeñe Cristiano Ronaldo.

La llegada de Eusebio al fútbol de elite tuvo mucho de casual. Un ojeador del Benfica le vio en Mozambique. Allí, en el Sporting de Lourenço Marques crecía un jugador de apenas 17 años alejado de los rigores del fútbol profesional, pero que era un libro abierto en cuanto a sus condiciones, potenciadas en los duelos callejeros. Bela Guttman, el entrenador húngaro del Benfica, decidió ficharlo con todo el ruido del mundo -el jugador tuvo incluso que refugiarse en el Algarve- porque el equipo en el que jugaba Eusebio tenía un convenio de colaboración con el Sporting, el eterno rival lisboeta.

Completado el traspaso, una Pantera Negra de 18 años se coló entre las Águilas para hacer historia. Debutó ante el Santos de Pelé en un amistoso en el que marcó tres goles. Su cuenta con el Benfica fue incesante: 317 goles en 301 partidos de Liga. En las quince temporadas que jugó de rojo, sólo en dos dejó de ganar algún título. Con apenas 20 años, fue el artífice del triunfo benfiquista en la Copa de Europa ante el Real Madrid de Di Stéfano en una de las mejores finales de siempre. Los lusos ganaron 5-3 con dos goles de aquel joven que se encaminaba a ser el mejor jugador de Europa de mediados de los 60.

Su momento de esplendor llegó en el Mundial de Inglaterra. Portugal nunca le agradecerá bastante lo que hizo en aquella cita. Excepto en el primer choque ante Hungría, marcó en todos. Dos goles suyos sirvieron para eliminar a Brasil en la primera fase como previa a una de las mayores hazañas de la historia. Portugal remontó un 0-3 ante Corea del Norte con cuatro goles de Eusebio. "No es para tanto porque dos fueron de penalti, pero aquella fue la peor media hora de fútbol de mi vida. Aquellos coreanos corrían por todas partes y cada vez que llegaban marcaban", recuerda.

Portugal era una seria candidata el título, pero debía enfrentarse a Inglaterra y los organizadores intervinieron. Hicieron viajar por sorpresa a los portugueses hasta Londres y el cansancio les pasó factura. Los anfitriones ganaron con dos goles de Bobby Charlton y el tanto de Eusebio a ocho minutos del final no sirvió para nada. Sí el que logró en la lucha por el tercer puesto que se llevó Portugal ante la URSS.

Formando pareja letal con Coluna, otro mozambiqueño, la Pantera Negra fue el máximo realizador de aquel torneo, con nueve goles, "la cumbre de mi carrera, un sueño cumplido". No jugó más Mundiales y se retiró con 41 goles en 64 partidos internacionales, pero una estatua en el Estadio Da Luz recuerda cada día su impronta en el fútbol luso y mundial. Eusebio ha sido el mejor futbolista nacido en África, allí donde el Mundial ha recalado 44 años después de que uno de los suyos hiciera historia.