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Max Verstappen, el campeón moral

Cierra el curso como subcampeón de la Fórmula 1, pero eleva su estatus descubriendo al mundo un piloto aún mejor, con más victorias, poles y vueltas lideradas que el ganador, Lando Norris, pese a tener un coche en inferioridad de condiciones

Max Verstappen, el campeón moralEuropa Press

"Algunos dentro del equipo quizás estén decepcionados, pero yo estoy muy orgulloso. Nos hemos quedado a dos puntos, pero estábamos a más de 100 –en concreto la desventaja máxima fue de 104, en la cita 15 de las 24 del calendario– y no pensaba que esto fuera posible”. Se refería a una remontada inédita en laFórmula 1 que le dejó a las puertas de ser campeón. Así valoró la temporadaMax Verstappen, satisfecho, porque hizo de lo imposible algo posible, como un genio con lámpara capaz de cambiar un destino que parecía sentenciado meses atrás en favor de un piloto de McLaren. 

Es una cuestión de lectura de los hechos. Verstappen atesora una madurez que le permite encajar una derrota que sin embargo le ha reafirmado, que le motiva para trabajar con mayor ahínco si cabe, que le permitió exprimir su resiliencia sin caer en la tentación de los lamentos o el victimismo. Sonríe y relativiza ante la adversidad. Dice que no creyó que fuera posible llegar a la última cita del año con opciones. Tal vez sea cierto. Pero fue capaz de abstraerse del marco general de un campeonato para tratar de obtener victorias parciales, ganar batallas dentro de una guerra. Esa filosofía de ir carrera a carrera, como tantas veces ha repetido este curso, le concedió una oportunidad que, pese a maximizar sus opciones, no fue suficiente para privar a Lando Norris de su primera corona. Pese a ello, este subcampeonato le hace crecer aún más como piloto. En situaciones críticas, ha hecho de la presión una aliada, un estímulo para obtener unas décimas necesarias. Quizás haya sido su mejor puesta en escena, por encima incluso de sus cuatro títulos mundiales.

Norris, un justo campeón

Cuestionar el título de Norris es no hacer justicia a una competición que se decide por la regularidad: el británico ha reunido más puntos a lo largo de la temporada. Si bien, el cómo es un relato en el que sí tiene cabida el debate. Verstappen llegó a afirmar: “Si yo llevase un McLaren hubiese sido campeón mucho antes”. Es probable que así fuera, pero lo cierto es que el monoplaza de referencia estaba en posesión de Norris, y en este deporte la máquina alberga una mayor incidencia que el deportista. El de Bristol ha sabido aprovechar la oportunidad que le ha brindado la escudería de Woking para quebrantar la hegemonía de Red Bull. 

Datos que muestran el potencial del McLaren existen varios: sus dos pilotos han alcanzado la cita postrera con opciones de campeón, además han logrado más victorias (14), poles (13), vueltas rápidas (12) y vueltas en cabeza (825) que cualquier otra dupla de pilotos. McLaren ha arrasado en el Campeonato de Constructores, con 833 puntos entre Norris y Oscar Piastri, por los 469 de Mercedes, los 451 de Red Bull y los 398 de Ferrari. El dato de podios totales también es esclarecedor: McLaren ha firmado 34, los mismos que en conjunto han alcanzado Red Bull (15), Mercedes (12) y Ferrari (7). No cabe duda de que Norris estaba bien arropado.

No se puede decir lo mismo de Verstappen. Un termómetro sobre el rendimiento del Red Bull puede ser el papel ejercido por su compañero, Yuki Tsunoda. Con el mismo monoplaza, el japonés solo ha logrado 33 de los 451 puntos totales obtenidos. Se puede cuestionar el talento de Tsunoda, pero resulta evidente que con un coche muy dotado habría firmado algo más destacado que una sexta posición como mejor resultado del año. Liam Lawson, que comenzó como titular de Red Bull y fue relegado tras dos carreras, no llegó a puntuar.

Imagen de los primeros compases del Gran Premio de Abu Dhabi, que decidió el título por solo dos puntos en favor de Lando Norris.

Verstappen ha maximizado sus opciones

Verstappen, mientras, ha estrujado el potencial del coche de Milton Keynes. Para su honor quedarán varios hechos que certifican el nivel de rendimiento. Cierra el curso como piloto con más victorias (8), más poles (8) y, paradójicamente, más vueltas en cabeza (454). Curiosamente, Norris es el piloto de los tres contendientes por el título con menos giros al frente de las carreras (373). En su caso presenta 7 victorias y 7 poles, pero es por otro lado el piloto con más podios (18, por los 16 de Piastri y los 15 de Verstappen) y vueltas rápidas (6), apartado este último en el que empata con Piastri. El australiano, el piloto que más grandes premios ha permanecido como líder (15 por los 9 de Norris, mientras que Verstappen nunca lideró), es el segundo con más vueltas en cabeza (452), con 7 victorias y 6 poles.  

“Por momentos odié mi coche, pero también lo he querido en otros. Siempre intenté extraer el máximo. Ha sido una montaña rusa gigante. Las últimas ocho o nueve carreras fueron más divertidas, y en el equipo había un gran ambiente”, repasó Verstappen. Coincide que el pasado julio, Christian Horner fue cesado de su cargo de director del equipo, puesto que pasó a ocupar Laurent Mekies, con quien se logró dar un giro a nivel de resultados. El coche mejoró sus prestaciones y Verstappen protagonizó una secuencia de seis victorias en las últimas nueve carreras y diez podios consecutivos, resultados que le dejaron a las puertas de su quinto título.

"El mundo ha descubierto un Max aún mejor"

El propio Mekies, antes del desenlace de Abu Dhabi, expresó: “Gane o no Max el título, creo que hay que reconocer que el mundo ha descubierto esta temporada un Max aún mejor”. A sus 28 años ya no es ese chico que se ganó el apodo de Mad Max debido a su desaforada determinación. Es alguien que mantiene la velocidad pero que se proyecta más sereno, estratega, que parece tener todas las situaciones bajo control, que apenas concede errores. Es un inventor de soluciones. Alguien a quien no intimida ninguna circunstancia. Un depredador perfeccionado que ha vuelto a cautivar en la Fórmula 1

Los números de Norris dictaminan su reinado, pero solo cuentan parte de la historia, la de un 2025 donde hubo un piloto que deslumbró por encima del resto. Con espíritu competitivo, espectáculo y velocidad bruta apretó más que nadie. “Ahora sé un poco lo que puede sentir, Max”, se acordó el propio Norris nada más bajarse del coche tras sentenciar el título. Desliz o confesión, en esencia sigue siendo el piloto a batir: Max Verstappen, el campeón moral.