Después del Gran Premio de Países Bajos celebrado el pasado agosto, carrera número 15 de las 24 del calendario de la Fórmula 1, Max Verstappen llegó a alcanzar su máxima desventaja del año con respecto al liderato de Oscar Piastri: 104 puntos. Pensar en reeditar el título se antojaba pura fantasía. Pero solo cuatro carreras más tarde, cuando aún restan cinco por delante para bajar el telón, el tetracampeón neerlandés, estelar, figura a 40 puntos de la cabeza de la clasificación. Si en cuatro pruebas ha logrado reducir 64 puntos, en cinco citas rebajar 40 parece asequible.
Pero, ¿a qué se debe este cambio? McLaren gobernaba con mano de hierro con once victorias en catorce carreras repartidas entre Piastri y Lando Norris. El título parecía que era cosa de dos y que viajaba a bordo de un McLaren. El verano, sin embargo, pareció cambiar el compás de unos y otros. Por un lado, Red Bull decidió despedir al jefe del equipo, Christian Horner, que fue relevado por Laurent Mekies. Este último introdujo un enfoque distinto en la configuración de un monoplaza al que se le cambió el fondo plano. Los viernes de grandes premios se transformaron en pruebas de laboratorio para sumar kilómetros y optimizar un coche que sin duda ha progresado.
Al lado, McLaren pudo abandonar el desarrollo de un autoritario monoplaza para centrarse en la confección de la máquina de 2026, cuando nacerá una época de cambio con la introducción de una nueva reglamentación técnica. Resulta preocupante que últimamente no ha rendido al nivel de meses atrás en circuitos de diferentes características, lo que sí sucede con Red Bull, que ha reinado en los recientes circuitos de Monza, Bakú y Las Américas. De perder el Campeonato del Mundo de Pilotos tras certificar el de Constructores, la dirección de McLaren sería acusada por un exceso de confianza.
Lo que está claro es que la escudería británica ha optado por fomentar la competición entre sus pilotos en lugar de señalar a uno como preferente. “No habrá favoritismos”, han iterado desde la fábrica de Woking. Zak Brown reveló el pasado fin de semana que las normas internas sobre el comportamiento de los pilotos se resumía a una: “No tocarse”. Es decir, la lucha está permitida pero sin contacto. En Singapur hubo contacto como símbolo de la competencia entre Piastri y Norris, que ahora ven las orejas al lobo.
El precedente que coronó a Kimi Raikkonen
Esta rivalidad ha evocado al 2007, cuando McLaren no distinguió a un piloto sobre otro y perdió el campeonato en la última carrera. Lewis Hamilton acudía a Brasil siendo líder con 105 puntos, Fernando Alonso poseía 103 y Kimi Raikkonen, al volante del Ferrari, presentaba 100. Hamilton y Alonso habían sostenido un tenso pulso durante toda la campaña, llegando incluso a chocar. Los McLaren se enzarzaron en Imola, la cita final. Hamilton se salió de la pista y acabó séptimo, mientras que Alonso no pudo superar la tercera posición, por lo que el título fue para Raikkonen, que ganó la prueba y se coronó con 110 puntos, mientras que Hamilton y Alonso terminaron con 109.
“Queremos que ambos pilotos tengan la oportunidad de ganar el campeonato, y eso conlleva cierto riesgo, como en 2007, pero todos somos conscientes de ello y estamos preparados”, expresó Brown, que admitió que la situación se podría repetir ejerciendo Verstappen de Raikkonen.
Este clima de rivalidad en McLaren ha beneficiado a Verstappen, quien además ha contado con la inestimable colaboración de Mercedes, que en las tres últimas carreras se ha colado con George Russell entre los McLaren, y de Ferrari, que pese a que atraviesa por un año decepcionante también situó sus bólidos entre los McLaren en la última prueba y podría hacerlo en las siguientes en busca de su primera victoria de la temporada.
Verstappen suma cinco victorias este año, las mismas que Norris, que aparece a 14 puntos del liderato de Piastri, quien atesora siete triunfos. Mad Max ha obtenido tres de sus cinco conquistas en las cuatro últimas carreras, en las que coincide que McLaren no ha ganado.
Cinco carreras por delante y 141 puntos en juego
Llegados a este punto, cuando McLaren siente la amenaza –Zak Brown advirtió en el marco del pasado gran premio que “sería un error no considerar a Verstappen en la pelea”–, restan cinco grandes premios para la conclusión: México, Brasil, Las Vegas, Catar y Abu Dhabi. O lo que es lo mismo: quedan 141 puntos en juego, los 125 de las carreras dominicales y los 16 de dos carreras al esprint, las de Brasil y Catar.
Verstappen no dependerá de sí mismo, pero casi. Si gana todo lo que queda alcanzaría los 447 puntos, mientras que a Piastri le bastaría con ser segundo en cada actuación para firmar 450. Por supuesto, Norris es una alternativa al gobierno de la Fórmula 1. El británico está a 14 puntos de Piastri y goza de 26 unidades de margen sobre Verstappen. El mérito del neerlandés es excepcional, porque cabe recordar que Red Bull es el cuarto clasificado en el Campeonato de Constructores. De alcanzar el título, habría que remontarse hasta 1982 para encontrar a un piloto capaz de coronarse con la cuarta escudería. Keke Rosberg fue capaz entonces de rubricar la gesta a bordo del Williams.
Escenarios favorables para Verstappen
Escenarios favorables Respecto al tramo final de la temporada, se trata de escenarios en los que Verstappen ha rendido de forma óptima con su Red Bull. En México ha logrado cinco victorias (2017, 2018, 2021, 2022 y 2023), todas ellas entre las siete últimas ediciones que se han disputado, aunque el curso pasado ganó Carlos Sainz con Ferrari. En Brasil se ha impuesto en tres ocasiones (2019, 2023 y 2024). En Las Vegas ha ganado una vez, que fue en 2023, y el curso pasado se impuso George Russell con Mercedes. En Catar ha ganado en dos ocasiones (2023 y 2024). Por último, en Abu Dhabi ha logrado vencer cuatro carreras (2020, 2021, 2022 y 2023), pero la última fue para Lando Norris con McLaren.
“La oportunidad de ser campeón está ahí, aunque tendremos que repetir este tipo de fin de semana hasta el final”, declaró Verstappen tras vencer el esprint y la carrera en Austin. “Lo intentaremos todo por el Mundial”, amenazó. Suenan tambores de guerra. Mad Max posee argumentos para gozar de esperanza. Se ha ganado el derecho a creer en el título.