Un año después de que la dana segara la vida de 229 personas, muchas de ellas debido a la negligente actuación de la Generalitat Valenciana, su máximo responsable continúa atornillado en el sillón presidencial. Hasta ahora, la obstinación de Carlos Mazón por perpetuarse en el cargo ha gozado de la aquiescencia de la dirección del Partido Popular. Pero la situación ha dado un giro en los últimos días.

Lo sucedido en el funeral de Estado del miércoles, donde fue humillado por familiares de las víctimas de la tragedia, sumado a las últimas revelaciones sobre los movimientos de Mazón tras la comida el día de la dana, han marcado un punto de inflexión. El PP es consciente de que esta difícilmente sostenible situación le pasará factura, de ahí que Alberto Núñez Feijóo optara este domingo por presionar al achicharrado mandatario, quien por fin este lunes desvelará su futuro. Hasta ahora, ha estirado su agonía conocedor de las prebendas que la ley otorga a los expresidentes.

Por el mero hecho de haber permanecido dos años en el cargo, Mazón tiene ya derecho a ingresar en el Consell Jurídic Consultiu (CJC) y percibir un sueldo público de 75.000 euros durante otros dos años. Además, también está autorizado a disponer de dos asesores, un local, un coche y un chófer a cuenta del presupuesto de la Generalitat por tiempo ilimitado, unas ventajas de las que disfrutan tres de sus antecesores: Francisco Camps, Alberto Fabra y Ximo Puig. Pero no quedan ahí las prerrogativas recogidas en el Estatuto de los expresidentes de la Comunitat Valenciana.

En el caso de agotar la legislatura, tendría derecho a percibir 75.000 euros durante 15 años. Conocedor de lo que se juega personalmente, Mazón llega al final de los días de reflexión que se tomó y que sus compañeros del partido han aprovechando para perfilar el relevo. El propio Mazón es consciente de que es un cadáver político, a quien solo apoya sin fisuras del líder de Vox, Santiago Abascal, a la espera de recoger en las urnas parte de los daños que está causando en el PP su continuidad en el cargo. Y mientras el por todos señalado deshoja la margarita, este lunes declara ante la jueza que investiga la tragedia de la dana la periodista Maribel Vilaplana, que comió con él la tarde del 29 de octubre de 2024 durante casi cuatro horas en El Ventorro, y cuyo testimonio podría arrojar luz a sus mentiras y complicarle todavía más su situación.