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Editorial

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Una amenaza para la democracia

Un total de 253 vascos fueron deportados y, de ellos, 113 murieron, 125 se salvaron y se desconoce qué sucedió con otros quince

Una amenaza para la democraciaN.G.

El Gobierno Vasco recordó ayer a más de 250 personas naturales o vecinas de la Comunidad Autónoma Vasca y Navarra que fueron víctimas de la deportación a campos de concentración nazis entre 1940 y 1945. El acto, organizado por el Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos, Gogora, se celebró con motivo del 80º aniversario de la liberación de los campos. Según un investigación de Gogora, un total de 253 vascos fueron deportados y, de ellos, 113 murieron, 125 se salvaron y se desconoce qué sucedió con otros quince. Al igual que ocurrió ayer en Irun, durante estas semanas Alemania también está homenajeando con actos institucionales a la víctimas de la maquinaria de muerte y horror que aplicó el nacionalsocialismo. En este contexto, el pasado viernes, la Oficina Federal de Protección de la Constitución (BfV), el servicio de inteligencia interior alemán, hizo público un dictamen en el que califica a Alternativa para Alemania (AfD), la segunda fuerza política del país, como una organización “extremista de derechas”. En el informe de 1.000 páginas, que se ha dado a conocer en vísperas de la investidura del nuevo canciller, Friedrich Merz, se señala textualmente que la idea de pueblo de AfD “está basada en los orígenes étnicos, que devalúa grupos de población enteros de Alemania y viola la dignidad humana”. “Esta concepción étnico-racial del pueblo no es compatible con el orden fundamental democrático y liberal”, añade. Con matices, resulta difícil no realizar paralelismos entre los postulados del nazismo y los que defiende el partido ultra germano, que recibió el 20% de los votos en las últimas elecciones al Bundestag. El debate siempre latente de la posible ilegalización de AfD ha vuelto a la actualidad tras el informe de la BfV, criticado, cómo no, por aliados de la ultraderecha alemana como el secretario de Estado de EEUU, Marcos Rubio. Lo cierto es que, como subrayó ayer el lehendakari Imanol Pradales en el acto celebrado en Ficoba, es hora de poner “pie en pared” para responder a la creciente ola de autoritarismo que siembra el odio, divide a la sociedad desde el fanatismo y el populismo y supone una amenaza para la democracia. Frente al extremismo de derechas que impera en cada vez más gobiernos del mundo, más que nunca es necesario redoblar los esfuerzos para que impere la libertad, la democracia y la defensa de los derechos humanos.