La declaración conjunta firmada por ochenta países que han participado en la Cumbre de Paz de Ucrania organizada en Lucerna (Suiza) por el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, es un claro mensaje al líder ruso, Vladímir Putin, de firme rechazo a su agresión militar, a sus amenazas de utilización de armamento e instalaciones nucleares, al uso del flujo de alimentos como arma de guerra y a sus violaciones del derecho internacional y de defensa de la seguridad del transporte. Es obvio, sin embargo, que la ausencia en la cumbre de la propia Rusia y de su aliado más potente, China, así como la abstención de una docena de países al texto final ensombrecen el resultado, si bien no minimizan en absoluto su importancia y son prueba elocuente de la pugna geoestratégica que enfrenta el mundo. La celebración de la cumbre ya es un éxito en sí mismo para Zelenski porque la nutrida participación internacional en la que se han implicado cerca de 60 líderes mundiales y representantes de noventa gobiernos envía un mensaje de paz frente a la guerra. De este modo, quienes han declinado participar se han colocado en el bloque del conflicto frente al del diálogo. Entre los suscriptores del acuerdo se encuentran todos los países de la Unión Europea, Estados Unidos, Japón, Argentina, Chile y Ecuador, entre otros, frente a los llamados emergentes junto a China y Rusia como Brasil, India y Sudáfrica, además de México. Una clara visión del mundo en bloques monolíticos. En cualquier caso, la declaración conjunta de esta Cumbre de Paz para Ucrania considera necesaria la inclusión de Rusia en futuras conversaciones tendentes a buscar una solución para el fin del conflicto, lo que, aunque también obvio, no deja de ser significativo. La mención explícita del texto a la defensa de la Carta de Naciones Unidas y el Derecho Internacional como herramientas marco de “una paz duradera y justa” sitúa la cuestión en sus precisos términos y coloca a Rusia y sus aliados ante el espejo de sus acciones y omisiones. En el escenario actual de la guerra camino ya de los dos años y medio de enfrentamiento con centenares de miles de muertos, Putin haría bien en escuchar y atender este mensaje de la comunidad internacional, que en definitiva significa que no va a dejar sola a Ucrania y su población a merced de sus ansias imperialistas.