El Parlamento Vasco fue escenario ayer de una sesión fructífera en materia legislativa, con la aprobación de seis normas comprometidas por el Gobierno de Iñigo Urkullu, con la que casi se colman los objetivos de legislatura. Hoy, le seguirá la ley de presupuestos de 2024 y, tras el acuerdo para habilitar el mes de enero como hábil para la tramitación parlamentaria, se acerca también la rúbrica legislativa de las leyes de cooperación y transición energética en febrero. Con ellas, se cerrará un ambicioso calendario que permite actualizar el cuerpo legislativo vasco en ámbitos que se arrastraban de legislaturas anteriores, donde la aritmética no fue amable. Con la percepción de un próximo final de legislatura, la oposición ha apostado por no asumir compromisos, lo que no impide constatar que, hasta las últimas semanas, más del 70% de las leyes vascas presentadas en el último cuatrienio han contado con el apoyo de algún grupo de la oposición. En consecuencia, el compromiso del lehendakari de abrir a consensos de país la iniciativa legislativa pese a contar con el respaldo de una mayoría absoluta también se ha cumplido. En este último período, aquellas normas que no han suscitado consensos más amplios que el de PNV y PSE –como la de Educación o la de Empleo, ambas validadas ayer– han sido criticadas simultáneamente por una causa y su contraria dependiendo del lado de la Cámara vasca del que procediera el desmarque –PP y Vox por un lado o EH Bildu y Elkarrekin Podemos argumentando lo contrario–, lo que no deja de ser indicio de equilibrio. El distanciamiento se alimenta de razones ideológicas tanto más insalvables cuanto más enfocados los partidos al horizonte electoral y a remarcar sus expectativas de alternativa a la actual mayoría. Sin embargo, la vigencia de la legislatura se justifica además por la reactivación de la negociación de transferencias, que requiere de un gobierno activo enfocado a la gestión durante los próximos meses, al igual que los proyectos en ejecución que ya fueron desgranados por el propio Urkullu y recordados hace una semana. Un centenar de iniciativas muy tangibles para la ciudadanía –como la reducción de listas de espera– que explican la conveniencia de mantener el ritmo de la gestión, aunque sea sin la cooperación de quienes ya priorizan su propia urgencia electoral.