Resulta complicada de entender la agresividad del tono con la que se está obstaculizando el imprescindible diálogo entre Gobierno Vasco y sindicatos de la Ertzaintza. El respeto institucional que corre el riesgo de perderse debería ser una prioridad. El colectivo de funcionarios de la policía autonómica constituye un cuerpo armado anhelado en el pasado y supeditado en el presente a la voluntad de la ciudadanía articulada mediante las instituciones democráticas. El insulto, la falta de respeto a los miembros del Gobierno, lo es a la ciudadanía a la que representan. Pero resulta incluso más difícil de entender que a la voluntad de negociación manifestada tanto por el Departamento de Seguridad como por los sindicatos le estén marcando el paso las estridencias de un colectivo anónimo. Cartas boca arriba: es significativo que, en las últimas horas, las consignas que han marcado la visibilidad de la reivindicación laboral ante la opinión pública hayan sido matizadas o directamente desmentidas por los portavoces de los sindicatos agrupados. “Quienes han puesto 1.100 euros encima de la mesa tendrán que explicar por qué han puesto 1.100 euros”, sostenía ayer el portavoz de la unidad sindical de Erne, Esan, Sipe y Euspel, además de rechazar la amenaza latente sobre la celebración del Tour que ha venido encabezando las pancartas en sus concentraciones: “Sin convenio no hay Tour”. Estos elementos distorsionan la construcción del clima de confianza y afectan al vínculo social con la ciudadanía, que no debe verse dañada por muy legítimas que sean las aspiraciones de mejora salarial de todo trabajador. La advertencia de que el cuerpo no deje de ser percibido por la ciudadanía como una parte de sí misma y garante de su bienestar no supone cuestionar la voluntad de los agentes. Pero sí es evidente la distorsión que han introducido en el proceso de diálogo quienes han capitalizado acciones en la calle, que han arrastrado a los sindicatos con consignas ahora descartadas y han incorporado en su estrategia procedimientos que en otros cuerpos policiales del Estado han manejado agrupaciones ideológicamente señaladas. Es necesario reflexionar y dar ocasión al diálogo y la empatía mediante una negociación que corresponde en exclusiva a Departamento y sindicatos. Sin injerencias ajenas y desde el respeto.