Pese a que los datos que evidencian el envejecimiento de la sociedad vasca por esa suma de constante caída de la natalidad y progresivo aumento de la esperanza de vida se vienen sucediendo a lo largo de las últimas décadas casi sin interrupción, nuevas estadísticas abonan el asombro por este acelerado proceso de cambio demográfico. Los datos que publicó ayer el Instituto Nacional de Estadística sobre el número de nacimientos en el Estado desvelan un escenario que sorprende y alarma a partes iguales en lo que a Gipuzkoa se refiere.

Según estas estadísticas, en el primer semestre de este año el número de nacimientos ha registrado un retroceso del 8,37% respecto al mismo período del año pasado. Es decir, en los primeros seis meses de este año, ha habido 2.174 nacimientos, 200 menos que el año anterior. La cifra, observada de forma aislada, no hace sino confirmar una tendencia que viene de lejos. Pero puesta en el contexto de la CAV, comparándola con Bizkaia y Araba, revela un aceleramiento insólito de este proceso solo en Gipuzkoa. Mientras en Bizkaia y Araba se ha producido un pequeño repunte al alza, en nuestro territorio la natalidad se ha hundido, con una diferencia de tal calibre que reclama un análisis a fondo que ayude a entender la causa de esta comportamiento tan dispar. Se podría pensar en la presencia de una menor población inmigrante, en la medida en que proporcionalmente son las madres no nativas las que tienen más hijos, pero los tres territorios de la CAV presentan tasas de población inmigrante similares. Como en mayor parte de Europa occidental, la fotografía demográfica de Gipuzkoa muestra una sociedad envejecida pero con rasgos más agudos: el número de septuagenarios es mayor que el de los menores de diez años y la parte más ancha de la pirámide de edad se encuentra en el tramo de 50 a 54 años. Desde la administración vasca, el envejecimiento de la sociedad se explica por la tardía emancipación juvenil y, consecuentemente, por la tardía maternidad. Los jóvenes acaban teniendo menos hijos de los deseados y a una edad más avanzada de la deseada también. Es lo que se desprende de una reciente encuesta del Gobierno Vasco, que consciente de la gravedad que ha adquirido el problema ha situado el reto demográfico en el centro de su agenda política. Por muchos esfuerzos que se hagan en el corto plazo, no cabe esperar resultados inmediatos. Hay que apostar de forma sostenida y en el largo plazo. Es una urgencia de país. l