esde que estallara la alerta sanitaria a causa de la expansión del coronavirus, todas las instituciones públicas han priorizado, acertadamente, el combate contra la pandemia en su gestión diaria. No cabía otra opción, dada la urgencia absoluta en la toma de medidas con el objetivo inmediato e irrenunciable de salvar vidas, proteger la salud colectiva, blindar el sistema sanitario y procurar el mínimo impacto posible en la estructura socioeconómica del país. Pero la gestión del covid-19 no agota la intervención y la puesta en marcha de políticas de las instituciones. Esta próxima semana se cumple un año desde la tercera investidura como lehendakari de Iñigo Urkullu y, en consecuencia, del arranque de la XII legislatura en Euskadi. Un periodo no ya marcado por la pandemia, sino inmerso en ella desde su mismo nacimiento, ya que las elecciones tuvieron lugar el 12 de julio del año pasado tras el obligado aplazamiento de las previstas para el 5 de abril debido al estado de alarma por el covid-19. Si la ciudadanía vasca avaló sin género de dudas la gestión realizada por el Gobierno Vasco hasta entonces -marcada por la tremenda dureza de la situación durante esos primeros meses y las estrictas restricciones, incluido el confinamiento general-, reforzando la mayoría e impulsando la reedición del Ejecutivo de coalición PNV-PSE, nada hace suponer que, un año después, la situación haya podido cambiar de modo sustancial. No solo porque la gestión de la pandemia, con sus grandes dificultades, haya sido acertada, sino porque la labor del Gobierno de Urkullu y del propio lehendakari no se ha limitado a una actuación defensiva frente al virus. En ese sentido, este año de legislatura es, también, el de la demanda de cogobernanza y la colaboración con otras instituciones, incluido el Gobierno español. Un balance en el que, además, hay que incluir la Ley vasca Antipandemia, que contó con el apoyo de Elkarrekin Podemos-IU. Tras el balance de este año, es imperativo mirar al futuro. Con los presupuestos como primer gran reto a la vuelta de curso -que comenzará este martes con el primer Consejo de Gobierno-, la recuperación y la gestión de los fondos europeos serán la gran tarea del Ejecutivo vasco, que deberá buscar, de nuevo, el máximo consenso en un momento especialmente complicado.