Los centros de datos, ante el reto de un encaje respetuoso con el medio ambiente
Estas infraestructuras, que pueden servir de palanca para la transformación tecnológica de las empresas, también suponen un desafío en términos de sostenibilidad por su elevado consumo de agua y energía
Una de las infraestructuras que están cobrando más importancia en la nueva economía digital que se está consolidando en Europa son los llamados centros de datos. Su expansión se está produciendo de forma rápida, con proyectos e inversiones nuevas que se anuncian prácticamente toda la semana, lo que está dando lugar a un proceso que cada vez más voces estiman como desordenado y sobre el que abogan por realizar de manera más regulada, conjugando los intereses de la economía con la el ahorro energético y la protección medioambiental.
Los centros de datos o CPD, por sus siglas en inglés, son “sistemas informáticos especializados donde se mezclan hardware de alta potencia y disponibilidad en un ambiente controlado con la finalidad de almacenar, resguardar y procesar datos a gran escala”, según los define Spain DC, la asociación que agrupa a las principales instalaciones de esta clase en el Estado. “Los centros de datos son fundamentales para enviar, almacenar e interconectar la información de las empresas, de la administración pública, de los hospitales o de las entidades bancarias”, subraya esta asociación, que destaca asimismo su importancia para la transformación digital de la economía. “Trabajar con un centro de datos es crítico para poder gestionar de forma eficiente y segura el volumen de datos que se crea y maneja a diario, así como los dispositivos y las aplicaciones”, de forma que permite a las empresas “avanzar y crecer”, indica esta asociación, que anima a las organizaciones empresariales a trasladar sus TIC (Tecnologías de Información y Comunicación) a estos centros para disponer de ventajas en su proceso de digitalización, como una mayor ciberseguridad, eficiencia energética, almacenamiento, flexibilidad y rentabilidad. “España, con el foco en Madrid, está dando los pasos para convertirse en el hub digital del sur de Europa, siendo el país con mayor crecimiento en lo que a centros de datos se refiere”, recoge Spain DC, para la que estas infraestructuras traen consigo “un efecto llamada que genera empleo, crecimiento económico, inversión, innovación y un mayor abanico de servicios digitales para la región”.
Existen diferentes centros de datos. Los más frecuentes son los que son de uso empresarial -propiedad de una única corporación-, los de servicios gestionados y colocación -para empresas que buscan externalizar eficientemente su infraestructura de TIC y servidores informáticos- y los de computación en la nube, que alojan múltiples servicios virtuales que las empresas prefieren que estén protegidos por un proveedor. Hasta el momento, los que están tomando más importancia son los que son propiedad y están bajo control directo de grandes multinacionales tecnológicas. En este sentido, destaca el caso de Aragón, donde Amazon Web Services (AWS, la división de servicios en la nube del gigante del comercio electrónico), ha anunciado en los últimos años una inversión 15.700 millones en el futuro para aumentar su presencia en la comunidad y construir una red de megacentros de datos en ese territorio. También la tecnológica Microsoft va a disponer de dos centros en la provincia de Zaragoza, además de otros tres en la Comunidad de Madrid. Meta va a invertir 1.000 millones de euros en otro centro en la localidad toledana de Talavera de la Reina, en tanto que Google cuenta en Madrid, desde el año 2022, con su nueva nube regional para el sur de la Unión Europea, que presta mayoritariamente servicios a grandes empresas como BBVA o Carrefour.
Los promotores de los centros de datos se están esforzando en los últimos meses en trasladar el mensaje de que su funcionamiento cumple con los objetivos de sostenibilidad que los nuevos tiempos y la transición energética exigen, pero otras voces no lo ven así. “Estas instalaciones, repletas de equipos informáticos que operan las 24 horas del día, los 7 días de la semana, requieren cantidades significativas de recursos, entre ellos el agua. La operación de los centros de datos está intrínsecamente ligada a la huella hídrica a través de su elevado consumo energético y la necesidad de refrigeración”, advierten en un estudio del pasado mes de mayo los expertos Carlos Enrique Rubio Navarro, de la Universidad de Zaragoza, y Ricardo Pernía, del Clúster para el Uso Eficiente del Agua de Aragón. En efecto, la demanda de electricidad -para el uso ininterrumpido de las instalaciones- y de agua -para enfriar el calor que producen las mismas- implica un desafío que ya está alarmando a los expertos. De hecho, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) cree que las búsquedas web impulsadas por la IA generativa - la aplicación más conocida a nivel popular hasta ahora- aumentarán la demanda de electricidad diez veces. Para el año que viene 2026, la AIE espera que la demanda total de electricidad de los centros de datos a nivel mundial aumente de aproximadamente 460 teravatios en el año 2022 a más de 1000. Tal vez precisamente por esta razón, el Gobierno central ha comunicado a Aragón que no piensa incrementar su propuesta inicial para la comunidad en la planificación de electricidad con horizonte 2030 que el Ejecutivo va a dar a conocer en las próximas semanas. Otra comunidad -Cantabria- que tiene en proyecto un centro de datos en Altamira ha señalado, por boca de su consejero de Industria, Eduardo Arasti, que el Gobierno central se va a inclinar a partir de ahora por mantener una política “restrictiva” en lo que concierne a la instalación de macroinfraestructuras de este tipo.
“Los centros de datos son fundamentales para almacenar información de las empresas y de la administración pública”
La intención sería que los centros de datos no captaran tanta energía en los nuevos procesos de electrificación de la economía que se van a abrir paso de forma paulatina en los próximos años. Precisamente, la demanda eléctrica en España podría alcanzar un crecimiento acumulado de entre un 64% y un 105% en el horizonte de 2035, con un rango de hasta 479,8 teravatios, según un informe realizado por la consultora EY, en colaboración con el Instituto de Investigación Tecnológica (IIT).
ELECTRIFICACIÓN
Ese crecimiento de la demanda eléctrica estará motivado, principalmente, por la descarbonización de la industria y las infraestructuras, el auge de los gases renovables y la digitalización, añade el estudio de la consultora, preparado para la Asociación de Empresas de Energía Eléctrica (AELEC). En esa línea, se prevé un aumento de la potencia instalada de hasta 312 gigavatios, con un papel destacado del sector industrial y los nuevos polos de demanda energética.
“Estas infraestructuras traen consigo un efecto llamada de empleo y crecimiento económico”
Así, el crecimiento de la demanda estará impulsado por la electrificación de procesos industriales con temperaturas inferiores a 400 grados centígrados, así como la transformación del segmento residencial, impulsado por la instalación de bombas de calor de alta eficiencia, especialmente en la nueva vivienda y la expansión del vehículo eléctrico. También ese desarrollo de nuevos vectores de demanda, como el hidrógeno verde, los centros de datos, la electrificación de los puertos, las plantas desaladoras y la infraestructura de recarga pública, que podrían sumar más de 170 TWh en diez años. En lo que se refiere a la inversión total estimada a nivel estatal en la red de distribución, el estudio la cifra a 2030 entre los 4.586 millones de euros y los 6.313 millones de euros, dependiendo del escenario de crecimiento de la demanda eléctrica considerado.
Euskadi y Navarra aguardan que se concrete la planificación eléctrica para sus respectivos territorios, pero los proyectos relativos a centros de datos distan de las grandes infraestructuras de otras comunidades. ADI (Atlantic Data Infraestructure) Data Center Euskadi es el centro de datos en la nube impulsado por el Gobierno vasco junto a agentes privados, y que se centrará en proporcionar a las empresas vascas un espacio que sirva para cobijar sus datos y traccionar la transformación digital de sus negocios, de forma que contribuyan al crecimiento del tejido empresarial local y también a la creación de empleo. Se busca que sean espacios de tamaño e impacto mucho más reducido que los abiertos en otros lugares. De momento, dos de los centros de datos de ADI están proyectados en el Parque Tecnológico de Abanto y en el de Garaia, en Arrasate. No obstante, sí es de mucho más tamaño el centro de datos del polígono de Arasur, en Araba, cuyo primer edificio fue inaugurado en diciembre. En Navarra, el grupo VDR proyecta un centro de datos en Cendea de Cizur que podría estar en servicio en 2029.
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