Donostia – El crecimiento del PIB de Euskadi este año podría situarse alrededor del 2,3%, según BBVA Research, el servicio de estudios de la entidad financiera. Ese aumento representaría un avance casi tres veces superior al del conjunto de la Eurozona (0,9%), aunque se encontraría por debajo del registrado para el conjunto del Estado (2,5%). Sin embargo, en términos del PIB per cápita –que mide la riqueza promedio por individuo–, el crecimiento de la CAV será más acentuado, ya que será del 1,8% en 2025 y del 0,9% en 2026, por encima de lo que se observará de media en España (1,2% y 0,4%).
El aumento de la productividad, con actividades que empujan esa variable como la industria –con un peso en Euskadi superior al de otros sectores donde es menor, como los servicios– explica esa subida, dijo ayer Miguel Cardoso, economista jefe de BBVA Research para España y Portugal, durante la presentación en Bilbao del informe Situación País Vasco 2025, que actualiza las previsiones de sus analistas.
Cardoso alertó, no obstante, de que se prevén riesgos para la economía vasca para el próximo año, debido especialmente al estancamiento de la industria, el parón en el mercado exportador y el impacto de las nuevas políticas arancelarias de Estados Unidos.
De hecho, el crecimiento del PIB que calcula BBVA Research para el año que viene en Euskadi (1,4%) es bastante inferior al de este año, y también lo es ligeramente respecto a la previsión estimada, hace apenas una semana, por el Gobierno Vasco, que calcula una subida del 1,7%.
Incertidumbre y desaceleración son dos de las palabras que marcarán la evolución de la economía vasca, al igual que en otros territorios, si bien el mayor peso del sector industrial, la robustez del consumo privado y público, y la mejora del empleo y los salarios, además de las distintas medidas tomadas por las administraciones para compensar el golpe arancelario, van a permitir paliar esos riesgos. “El crecimiento se ralentiza, pero sigue siendo sólido”, resumió Cardoso.
El informe vuelve a constatar lo que ya se aprecia en distintos análisis y magnitudes: el principal crecimiento del PIB y el empleo en la CAV viene por el lado de los servicios, y dentro del sector, las actividades vinculadas a la hostelería y el turismo, donde por la propia configuración de estos grupos productivos existe menos margen para el aumento de la innovación o la digitalización, factores que a su vez hacen crecer la productividad y el PIB per cápita. “El crecimiento se ralentiza, pero sigue siendo sólido”, resumió en una frase Cardoso.
El problema de las exportaciones condicionará de forma crítica a la economía vasca a corto plazo, puesto que “el posible incremento de los aranceles de Estados Unidos supone una fuente de incertidumbre, sobre todo por la vía del comercio de bienes, y mayor para Euskadi”, además de que la apreciación del euro frente a un dólar que sigue retrocediendo no constituye una buena noticia para la exportación, ya que “supondrá un deterioro de la competitividad”, con un “riesgo potencialmente mayor” para Euskadi por su peso industrial. “La industria vasca se contrajo en 2024 y ha vuelto a caer en lo que va de año, lo que se explica principalmente por la menor producción de bienes intermedios, de equipo y energéticos”, explicó Cardoso.
CONSUMO
Además de los servicios, el otro gran pilar que está sosteniendo la fortaleza actual de la economía de Euskadi se asienta alrededor del consumo. Por un lado, el consumo público, que aglutina un 11,2% del PIB, y por el privado, que sostiene el avance de la demanda interna. Las mejoras salariales de los últimos años están detrás de esa mejora del consumo privado. Sin embargo, el servicio de estudios se muestra preocupado por el hecho de que las “cotas relativamente elevadas” de las tasas de ahorro particulares en las franjas de edad más altas de la sociedad –más reacias lógicamente al consumo– están generando un “cuello de botella” que lastra el crecimiento. Es decir, que demasiado ahorro sin gasto tampoco conviene a la economía. Además, se perciben otros cuellos de botella, como “la falta de sensibilidad que muestra la inversión privada a la recuperación o la escasez de vivienda a precio asequible”. No obstante, factores como la menor inflación, el aumento de las rentas salariales o la caída de los tipos de interés sostendrán el crecimiento”.
Asimismo, como expuso Cardoso, la industria vasca se juega “buena parte” de su futuro inmediato en lo que ocurra con el gasto en materia de defensa. En este sentido, Cardoso sugirió al sector industrial que acometa una reconversión de parte de su actividad para aprovechar las oportunidades que va a brindar el aumento de la inversión en fines defensivos, si bien admitió que es un proceso costoso. Por ello, subrayó que una importante ventana de oportunidad la constituye también la reforma de infraestructuras que debe realizar Alemania, que ya ha anunciado que suspenderá su freno a la deuda pública para impulsar la renovación de líneas ferroviarias, carreteras, aeropuertos y otros espacios.
El informe fue presentado ayer al lehendakari, Imanol Pradales, que recientemente reclamó mayor “presencia y arraigo” al BBVA en Euskadi. En este sentido, la directora de la Territorial Norte de BBVA, Marta Alonso, calificó de “fluida, constante y directa” la relación con el Ejecutivo y trasladó que el banco está “dispuesto” a “valorar nuevas oportunidades para invertir” en el territorio. “Siempre estamos en conversaciones para seguir avanzando y tener la mayor presencia posible”, añadió Alonso.