Donostia – Con el inicio de 2024 a la vuelta de la esquina y a la espera de conocer la evolución de la economía en este último trimestre, es momento de hacer repaso de las previsiones de crecimiento de Euskadi para el próximo curso. Salvo la inflación, que ha frenado en los últimos meses, el resto de variables externas siguen en el túnel de la incertidumbre y, a pesar de la fortaleza que está demostrando el tejido productivo vasco, el entorno europeo tampoco acompaña.

Con todo, las previsiones son en general positivas. Repasando alguna de ellas, las más optimistas –Gobierno vasco y BBVA– apuntan a una reactivación de la economía tras la desaceleración del ritmo de crecimiento de este año. Confebask, en zona templada, estima que la economía vasca se estancará en 2024 con un crecimiento idéntico al de este curso. Y la estimación más pesimista es la de Laboral Kutxa, que augura una ligera caída en la progresión.

Todos en cualquier caso destacan la solidez de la economía vasca y apuntan a que la evolución dependerá básicamente del comportamiento de los principales socios de las empresas de Euskadi, los países con conviven bajo el paraguas del euro, Reino Unido, América en general y Estados Unidos, que tiene el mejor tono, en particular.

También coinciden en que la marcha será progresiva y la línea de crecimiento tendrá una inclinación más alta a medida que pase el año. La clave de la intensidad es si se despejan o al menos alivian tensiones las cuestiones que atenazan la economía.

Otro factor a tener en cuenta es la política monetaria. Si la inflación sigue en retirada y el BCE inicia en la parte final del próximo año el camino para enfriar a su vez los tipos de interés, las empresas tendrán acceso a financiación más barata para invertir y las familias dispondrán de más recursos para sus compras. En este sentido, en su último análisis macro, el Gobierno vasco recuerda que “la economía vasca no es ajena al proceso de desaceleración que viven las economías europeas”. Un parón que se deriva, en gran medida, del aumento de costes energéticos provocados por la invasión de Ucrania.

Tipos de interés

Al mismo tiempo el Departamento de Hacienda y Finanzas señala que “el incremento continuado de los tipos de interés ya está frenando el consumo de las familias” y “afectando a la venta de viviendas, tanto a las usadas como a las de nueva construcción, que cayeron del orden del 18% en el segundo trimestre, el peor resultado desde el inicio de la pandemia”.

A pesar de esas tensiones o de otras como los problemas en la cadena de suministros que vuelve a vivir estos días la planta de Michelin en Gasteiz, la economía vasca creció un 1,6% en el tercer trimestre del año, un ritmo que “refleja la resiliencia de Euskadi ante un escenario de turbulencias internacionales y escapa de la tendencia contractiva a la que se asoma la zona del euro”, explica el Gobierno.

La luz roja se ha encendido con una contracción del 0,1% entre julio y septiembre en el euro, un porcentaje que contrasta con el crecimiento del 0,2% vasco en ese periodo. El “motor” que está moviendo la economía en estos momentos es la demanda interna, el consumo de las familias y la inversión de las empresas, aspectos que siguen al alza, sorteando en cierta medida los problemas que vienen de fuera.

Por todo ello, el Gobierno vasco maneja unas previsiones de crecimiento del PIB para el próximo año del 2,1%, con lo que superaría en cuatro décimas el incremento estimado para este 2023. En términos de empleo, los cálculos de Lakua apuntan a la creación de 16.000 puestos de trabajo el próximo año. Buena noticia porque el actual récord de empleo de Euskadi es uno de los principales estímulos del consumo.

En todo caso, la del Gobierno vasco no es la previsión más optimista. El BBVA proyecta un crecimiento del 1,9% para este año y de un 2,2% para el próximo. Su Departamento de Estudios subraya que las exportaciones y la industria, especialmente la automoción, son los vectores clave de la economía en estos momentos.

En su opinión, Euskadi no ha experimentado todavía una mejora clara en el sector manufacturero y por ello rebajó en octubre su estimación del PIB vasco para este año. De modo que quedaría por debajo de la media del Estado (2,4%). La situación cambiará en 2024 por el avance industrial “favorecido por una mejora de la demanda europea y la eliminación de los cuellos de botella” de suministros. En el caso de cumplirse las expectativas del banco vasco, la CAV sería la comunidad con mayor crecimiento empatada con Nafarroa y Aragón. Las tres superarían en cuatro décimas la media estatal. En cuanto al empleo, BBVA, con cerca de 22.000 puestos de trabajo, también prevé más crecimiento que el Gobierno vasco.

Confebask, por su parte, apunta a un repunte del 1,6% este año y el próximo, si bien de cara a 2024 sitúa la horquilla entre el 1,1% y el 2,1%. Todo dependerá de la evolución del entorno. “Para 2024 se espera una ligera desaceleración del crecimiento económico mundial, pero con cierta mejoría en Europa, que tendrá un mayor crecimiento, aunque todavía será moderado”, señala la patronal.

“Importantes riesgos”

De este modo, “seguirá siendo un año con importantes riesgos”. Entre ellos, destacan “la evolución de la inflación y los tipos de interés, el nuevo marco de disciplina fiscal que se apruebe en Europa, y la evolución de las crisis bélicas en Europa y Oriente Medio”. En cuanto a la creación de empleo, Confebask prevé un repunte de 13.000 personas en la afiliación a la Seguridad Social. Por último, “empresarialmente, se espera un año con presión de los costes (sobre todo financieros y salariales), márgenes reducidos, y con problemas para encontrar personas para trabajar con los perfiles requeridos”.

Por su parte, Laboral Kutxa prevé para 2024 una ralentización del crecimiento de la economía vasca hasta el 1,4% por el efecto de la subida de los tipos de interés, con un aumento del empleo del 1,1% (11.000 puestos de trabajo), y confía en que se pueda dar una mejoría en el sector industrial, que viene marcado por “la debilidad” desde 2022.

La cooperativa de crédito observa un “comportamiento más sólido” en EE.UU. y un “claro estancamiento” en la eurozona, que está “a las puertas de una recesión”, que en todo caso “sería leve”. En cuanto a la política monetaria, da por “finalizada” la “escalada de tipos”, aunque advierte de que la inflación sigue “lejos” del “2,2% deseado”. La evolución de esos frentes marcará el ritmo del PIB vasco, que de momento cuenta con el fuerte estímulo del empleo, el consumo y el sector servicios.

Previsiones 2024

2,2%

La más alta. BBVA maneja la previsión de crecimiento más elevada para la economía vasca el próximo año con un 2,2%. Es una décima más que la estimación del Gobierno vasco. Confebask pronóstica un 1,6%, pero cree que el dato puede alcanzar el 2,1%.

1,4%

La más baja. Laboral Kutxa calcula un impulso en el PIB del 1,4%, el porcentaje más bajo, por los factores externor pero destaca la solidez de la economía vasca.