Ocho años han transcurrido desde que la ONU marcara los 17 objetivos para transformar el mundo bajo el triple prisma de la sostenibilidad económica, social y ambiental. ¿Vamos por buen camino?

Sí, pero no con la intensidad debida. Además del retraso que supuso la pandemia o la invasión de Ucrania por parte de Rusia en relación al cumplimiento de los objetivos, Naciones Unidas también se ha percatado que su cumplimiento no es solo una cuestión de los organismos multilaterales o los estados. Así el papel de las entidades regionales y locales es de vital importancia. En este sentido, que podamos contar en Bilbao con la sede de la ONU para el Secretariado de la Coalición Local 2030 va a permitir que entidades como Euskadi puedan generar proyectos transformadores a nivel mundial. No obstante, esto no será suficiente sin la participación de la sociedad civil: la organizada, y, particularmente, la ciudadanía. Todos y cada uno de nosotros y nosotras.

"Hay que seguir haciendo el esfuerzo por cumplir los objetivos que se han fijado, que en realidad son una hoja de ruta, un nuevo contrato social para reconciliarnos con la naturaleza, con la especie humana y entre las diferentes generaciones"

 ¿Se está cumpliendo con lo establecido?

El grado de cumplimiento no está siendo del todo correcto. No vamos bien. Hay razones de fondo, como fue la pandemia y son ahora conflictos bélicos. Pero hay que seguir haciendo el esfuerzo por cumplir los objetivos que se han fijado, que en realidad son una hoja de ruta, un nuevo contrato social para reconciliarnos con la naturaleza, con la especie humana y entre las diferentes generaciones. Sobre esto último, debemos articular políticas de solidaridad y equidad intergeneracional y poner particularmente el foco en las necesidades de las nuevas generaciones. En cualquier caso, no me obsesionaría con una fecha, sino con el cambio de orientación que tenemos que dar a nuestra forma de vida, de entender el mundo y de relacionarnos entre las personas y las diferentes generaciones.

La gobernanza colaborativa se antoja un elemento clave para hacer frente a estos desafíos.

Así es. Hay que poner la mirada en la ciudadanía en su conjunto e incorporar a la misma a la toma de decisiones. Cada uno de nosotros podemos contribuir a alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible con cuestiones tan básicas como la comida, consumiendo productos saludables, de kilómetro cero y que generen menos residuos; la movilidad, desplazándonos en bici, andando o compartiendo coche; o participando en proyectos de cooperación al desarrollo. Son medidas concretas que contribuyen a los ODS. La Agenda 2030 se sigue identificando con cuestiones relacionadas con la sostenibilidad medioambiental, pero va bastante más allá; es una hoja de ruta para abordar también la sostenibilidad económica, social y, a su vez, trabajar en torno la diversidad cultural y lingüística. Es la manera para recuperar la dignidad humana en todos los aspectos.

 En esta batería de objetivos globales, ¿Qué papel ocupa Euskadi?

Vamos avanzando bien, en el alineamiento de las políticas públicas y presupuestarias, en el sistema de evaluación, en la integración de la sociedad a través de la gobernanza colaborativa… Pero aún nos queda mucho camino por recorrer. Destacaría dos líneas de actuación que considero que hay que mejorar sobre todo. Por un lado, la labor divulgativa y generación de conciencia en torno a lo que podemos hacer cada uno de nosotros y nosotras por los ODS, es decir, incidir en lo que podemos hacer con pequeños cambios en nuestras costumbres cotidianas. Y, por otro, hay que promover una labor más intensa en la lucha contra el cambio climático, haciendo una apuesta todavía más decidida por las energías renovables. Ahí tenemos todavía un margen de mejor importante.

¿Cómo?

Todos apostamos por las energías renovables, pero nadie quiere instalar un parque eólico y/o fotovoltaico en espacios naturales cercanos. Sin embargo, esta apuesta requiere lógicamente de instalaciones de estas características, al igual que la economía circular precisa de infraestructuras para reciclaje, que tampoco nadie quiere al lado de casa. Es, por ello, que hay que hacer más divulgación sobre la necesidad de estos equipamientos para luchar contra el cambio climático y a favor de las descarbonización a través de las energías renovables.

¿Qué proyectos se están impulsando en Euskadi?

El proyecto Ekiola para la creación de comunidades energéticas en los municipios vascos. Opengela para la generación de barrios inclusivos, que va más allá de la rehabilitación urbanística para crear barrios más amigables con la ciudadanía. Y un proyecto de Salud Global. Se trata de una iniciativa de cooperación sanitaria entre Guinea-Bissau y Euskadi en el que personal sanitario vasco acompaña, de manera continua, a los y las profesionales del Hospital Nacional Simão Mendes.