Los actuales son tiempos complicados para exprimir –un poco más– los ingresos mensuales, pero la tradición de dedicar parte de ellos al ahorro o a la inversión está fuertemente arraigada en los ciudadanos vascos. Un estudio de la plataforma de inversión y análisis financiero XTB destaca que casi el 70% de los habitantes de Euskadi logran rescatar parte de sus retribuciones para un fin posterior, en tanto que seis de cada diez son poseedores –o lo han sido– de algún producto de inversión. Cifras por encima de los registros medios del Estado, pero que también se enfrentan al peligro de la inflación, que está dañando todas las perspectivas futuras de ahorro.

Según el informe de XTB, elaborado a partir de una encuesta, el 69,9% de los vascos ahorra, con una media de 354 euros mensuales. Solo Castilla y León (74%) y Comunitat Valenciana (69,3%) declaran un porcentaje superior de población ahorradora. Por otra parte, según los datos del análisis, únicamente Extremadura presenta unas cantidades de ahorro por encima de las de Euskadi, mientras que la media mensual de ahorro a nivel estatal es de 285 euros. “Son datos que no nos sorprenden, ya que en Euskadi tanto las rentas medias procedentes tanto de los salarios como de las pensiones son, por lo general, superiores a las del resto de comunidades”, explica Javier Urones, analista de XTB. El estudio también detalla los baremos de ahorro que pueden permitirse. Así, el 38,9% dice reservar para otros propósitos una cantidad entre 200 y 500 euros, mientras que el 23,4% rescata entre 100 y 200 euros. Casi un 7% asegura también que puede ahorrar más de 1.000 euros.

No obstante, existen otras lecturas más allá de los datos estadísticos meramente positivos. Un 30,1% de los vascos –es decir, uno de cada tres– confiesa que no puede ahorrar: el 80,5% de ellos cita como razón el “muy elevado” coste de la vida; el 34,8% que su sueldo es demasiado bajo; y otro 25% indica que “siempre surgen imprevistos” que descuadran sus previsiones. Además, dentro de los que sí consiguen ahorrar, existe también el problema de las consecuencias de la altos niveles de IPC que castigan a todas las economías desde hace dos años. “La inflación merma la capacidad de ahorro, porque los salarios no están subiendo en la misma proporción. Los sueldos que estaban en los rangos más bajos sí están mejorando, pero el salario medio no, y eso repercute lógicamente en la capacidad de ahorro”, subraya el experto de XTB. Asimismo, los ahorros que acaban engrosando algún producto financiero se están encontrando con la circunstancia de que “en los últimos años la rentabilidad que conceden las entidades es muy baja, como está ocurriendo en el caso de los depósitos” por el exceso de liquidez en el mercado, añade Urones.

Los objetivos declarados, a largo plazo, de quienes pueden ahorrar, son, sobre todo, la constitución de un “colchón de seguridad” (38,7%); la compra de un vehículo (31,8%); la educación de los hijos (28,1%); y con vistas a garantizarse un futuro más despejado tras la jubilación (25%). En este último caso, el porcentaje en la CAV es algo inferior al del resto del Estado, donde la motivación de asegurarse un cómodo retiro tras acabar la vida laboral es de un 30%. “Probablemente tiene que ver con el hecho de que la pensión media en Euskadi es la más alta, lo que hace que esa presión por ahorrar no sea tan alta”, explica el experto de XTB.

Inversión

En lo que se refiere a la inversión, seis de cada diez vascos lo hacen “de forma recurrente”, según el informe. Un 42,3% lleva más de cinco años inserto en la dinámica inversora, con un alto porcentaje (71,3%) que diversifica los ahorros entre distintos productos. Acciones (48%), fondos de inversión (35%), depósitos (22%) y deuda pública (21%) son las principales opciones, sin olvidar tampoco la vía inmobiliaria (20%). Para Javier Urones, el inversor vasco presenta un “perfil conservador”, con muy poca inclinación al riesgo. “Es una característica propia de Euskadi, mucho más marcada” que en otras comunidades, indica el analista de XTB. Frente a las nuevas plataformas, como las fin-tech, el cliente vasco se decanta de manera fundamental por las oportunidades que le llegan por las entidades financieras, que a su vez son las principales asesoras a la hora de la elección. En general, se trata de “personas de más de 50 años que mantiene una trayectoria inversora iniciada en el pasado”. Urones destaca también que la figura del inversor “agresivo” es escasa, con apenas un 8% del total que acepta un riesgo de entre un 20% y el 50% del volumen invertido. Contrasta, por ejemplo, con los porcentajes de comunidades como Madrid (21,5%). Según la encuesta de XTB, entre los inversores vascos un 37,5% dice dedicar a este fin entre 1.000 y 5.000 euros anualmente, mientras que un 33,6% reserva entre 5.000 y 10.000 euros. Además de la rentabilidad a largo plazo, las comisiones a desembolsar, mantener el dinero en el mercado estatal y contar con un buen servicio asesor son las grandes razones que guían las decisiones. Entre quienes no invierten, los principales motivos para tomar esta elección son el miedo a perder el dinero (55%), el desconocimiento (43%) y el desinterés (23%).