El ecosistema emprendedor vasco lidera un año más el ranking estatal, con una valoración que supera la media de la Unión Europea y similar a la de EEUU. Sin embargo, los valores de cultura emprendedora suponen “el mayor déficit del ecosistema emprendedor vasco” y el miedo al fracaso es el “factor barrera más importante para un impulso definitivo de la actividad emprendedora en Euskadi”.

El Observatorio de Emprendimiento Vasco-Euskal Ekintzailetzaren Behatokia, EEB-OVE, presentó ayer los datos del nuevo informe Global Entrepreneurship Monitor Comunidad Autónoma del País Vasco 2022-2023, en el que se subraya que Euskadi se consolida como “un ecosistema emprendedor de referencia con importantes retos de impulso de cultura emprendedora”. La investigación se ha basado en los datos arrojados por la encuesta realizada a más de 4.300 personas en el territorio, tal y como explicaron sus responsables.

El acto contó con la participación de María Saiz, presidenta de EEB-OVE, quien expuso las principales conclusiones de esta investigación. Según este informe, se observa una mejora “generalizada y estable” de resultados del emprendimiento vasco tanto en cantidad como en calidad, y por otra parte, se subraya que, tanto en el ámbito estatal como en el europeo, no se consigue impulsar “de manera decidida valores de cultura emprendedora”.

El estudio constata que el ecosistema emprendedor vasco lidera “un año más” el ranking estatal, con una valoración que supera la media UE y similar a la de EEUU. En concreto, los datos de actividad emprendedora muestran una “mejora generalizada” con un incremento del impulso innovador y de creación de empleo, pero los valores de cultura emprendedora suponen “el mayor déficit del ecosistema emprendedor vasco”, siendo el miedo al fracaso el factor barrera más importante para lograr un impulso definitivo de la actividad emprendedora en el territorio.

Liderazgo

En concreto, por segundo año consecutivo, Euskadi ocupa una posición de “claro liderazgo” con respecto al resto de regiones españolas, en el entorno europeo ostenta la tercera posición tras Países Bajos y Letonia y en la comparativa internacional recibe una valoración similar a la de EEUU.

En definitiva, en un año que ha mostrado una reducción generalizada de las condiciones del entorno para emprender, Euskadi “conserva estable su posición de liderazgo como contexto emprendedor a imitar, un factor de oportunidad que podría aprovecharse para la atracción de talento e iniciativas emprendedoras exitosas al territorio”.

Los retos fundamentales del ecosistema emprendedor vasco suponen mantener la intensidad de impulso que se ha desarrollado de forma decidida durante los últimos años, “con especial foco en acciones de desarrollo del talento emprendedor que favorezca una mayor asunción de riesgos empresariales en la población y la legitimación del emprendimiento como una opción profesional valiosa y accesible”.

El estudio señala que la tasa de Actividad Emprendedora (TEA) en Euskadi aumenta ligeramente respecto al año anterior, ya que en 2022, un 5,2% de la población entre 18 y 64 años ha estado involucrada en la creación de un nuevo negocio de hasta 3,5 años de vida (4,9% en 2021).

Si se compara con la media histórica de este indicador desde el año 2004, la TEA 2022 en Euskadi se sitúa seis décimas porcentuales por encima de esa media (4,6%), lo que afianza “una senda estable de recuperación” tras una década de 2010 donde eran habituales tasas de actividad emprendedora por debajo del 4%.

Consolidación

Por otra parte, la población emprendedora en fase consolidada desciende por tercer año consecutivo hasta situarse en el 4,9%, casi dos puntos porcentuales por debajo de la media de este indicador en el periodo 2004-2022 (6,7%).

No obstante, pese a descender ligeramente respecto al año anterior, la tasa de emprendimiento potencial sigue siendo alta (7,6%) si se compara con la evolución histórica, ya que está dos puntos porcentuales por encima de esa media en el periodo 2004-2022 (5,6%).

El 1,7% de la población del País Vasco abandonó un negocio en 2022, si bien una parte significativa de estos (38,1%) siguieron funcionando bajo una nueva propiedad, lo que sitúa la tasa real de cierre en 2022 en el 1%. – E.P.