Volkswagen Navarra parece tener asegurado su futuro a partir de mediados de 2026. Otra cuestión es lo que suceda hasta con su plantilla hasta ese momento. Porque la dirección comunicó ayer al comité de empresa que el Polo dejará de ensamblarse en 2024 y que se prevé asimismo una sensible reducción en las producciones, de tal modo que apenas llegarían a 150.000 unidades en 2025 y a 200.000 en 2026, ya con dos eléctricos. Un descenso que obligaría a reducir la producción a dos turnos durante tres o cuatro días a la semana, de tal manera que se generaría un excedente temporal de entre 2.000 y 2.300 trabajadores.

“Es muy preocupante”, admitía Alfredo Morales, presidente del comité de empresa, quien considera que es el momento de que se negocie el pacto por el futuro que lleva reclamando en los últimos meses. “Porque ahora mismo no tenemos ningún acuerdo para afrontar esta situación”, señaló Morales, quien recordó que el objetivo es que la transición se efectúe del modo menos lesivo para la plantilla.

Porque la situación, tal y como refirió David García, responsable de producción industrial, es la que sigue. Desde noviembre, las previsiones de producción van a la baja. Y, en estos momentos, fijan una producción de apenas 250.000 coches en 2024, insuficiente para la actual plantilla, que ronda los 4.800 trabajadores. A finales del próximo invierno, Volkswagen Navarra dejaría de producir el Polo para los mercados europeos, un cometido del que se encargaría Sudáfrica. Y no podría incrementar las producciones de T-Cross y Taigo debido a que los proveedores solo pueden suministrar piezas para 6.395 coches a la semana (1.279 coches diarios, frente a los 1.438 actuales).

“Hay que empezar a adecuar las instalaciones para fabricar los eléctricos”, explicaban desde ELA en relación a la salida del Polo, si bien el sindicato admitía su sorpresa tanto por la falta de piezas como por la sensible bajada de producciones prevista para 2025.