Junto con la dificultad de encontrar talento para puestos de trabajo cualificados, la escasa presencia de mujeres en estos ámbitos técnicos también se encuentra entre los retos que debe superar la industria guipuzcoana. Ane, Jone, Jon e Izaro coinciden en que el origen del problema se encuentra en la educación, y abogan por eliminar prejuicios.

Uno de los primeros escollos que, en su opinión, se debería salvar es ampliar en la sociedad el conocimiento de qué es la ingeniería. “Un abogado es un abogado o un médico es un médico, pero es más difícil imaginarte en un puesto de trabajo de ingeniería, es demasiado amplio”, considera Ane Sáez, con lo que coincide Jone Alustiza.

En el asunto concreto de la presencia femenina en carreras técnicas, ninguna cree que hoy en día las jóvenes no cursen uno de estos grados por tener un sesgo muy masculino. “No pensamos directamente que no queremos eso porque es un mundo de hombres”, sino que tiene un punto inconsciente, defiende Jone Alustiza.

La ingeniera en mecatrónica cree que existe un problema de educación. “Los niños dibujan bomberos hombres y enfermeras mujeres sin querer, enlazamos un tipo de trabajo a un género y eso es algo que habría que romper desde bastante antes”, apunta. Ane Sáez reconoce que “yo no pensaba que todavía había gente que pensara que no va a estudiar algo porque es un sector de hombres, pero si la hay, deberíamos hacer algo”.

También Jon Arriaran piensa que “es un problema que viene más de abajo, desde la escuela”. De todos modos, muestra una visión más optimista y afirma que “vamos mejorando poco a poco”. Como muestra, recuerda que cuando hace un año entró en una cooperativa del Grupo Ulma eran un grupo de cuatro personas, y él era el único hombre.

Izaro Iraolagoitia, por su parte, asegura que “nunca me he planteado esa duda”. Recuerda que en cuatro curso de ESO fue la única mujer que optó por la rama tecnológica y “me preguntaron si iba a ser la única, cuando a mí me da igual que seamos chicos o chicas”. En su opinión, “se le da demasiado bombo a eso, haz lo que te guste y ya está”. “Que ellas se dejen de prejuicios de roles y géneros, que se dejen de tonterías y que piensen en lo que de verdad les gusta hacer”, señala Alustiza.