kanpolibrean.blogspot.com.es

urante el mes de agosto, ganaderos de leche de todo el Estado, entre ellos los vascos, salieron a la calle a protestar ante los centros comerciales de las diferentes cadenas de distribución, quejosos por la situación asfixiante generada por la congelación de los precios percibidos por los ganaderos por su leche y, por otra parte, por la imparable subida de los costes de producción, especialmente sangrante la alimentación animal.

Los tractores rugieron ante las puertas de los centros, al mismo tiempo que las organizaciones agrarias rugían a los oídos de los políticos y en esa acción combinada se logró que algunos políticos reaccionasen y, finalmente, que las cadenas de distribución moviesen ficha.

La cadena líder, Mercadona, a la que todo el sector miraba para que diese el primer paso en la buena dirección, movió ficha, pequeñito, pero lo dio. Quizás, con su peculiar política de publicidad, oficialmente inexistente pero eficaz como nadie, nos ocurra como en la oca que te comes una y cuentas diez. Y así, desde que comienza a rodar el runrún de que viene subida, después se habla de una subida al ganadero, 2 céntimos, para luego redondear la cuestión con una subida de 3 en el PVP para que todo tipo de leche superase el hasta ahora infranqueable techo de cristal de 0,60 euros/litro.

Ambas subidas, a todas luces tan necesarias como insuficientes. La primera, la de 2 céntimos al ganadero, porque es una minucia con respecto a la subida de inputs que viene acarreando el productor y la segunda, la de 3 céntimos en el PVP, o sea, al consumidor, por que queda a años luz del umbral de 0,70 euros que señalaba el informe ministerial, allá por el mes de junio de 2020, antes de la brutal subida del pienso.

Como decía, el líder, Mercadona, movió ficha y el resto de cadenas de distribución reposicionaron sus precios aunque, como siempre, los hay que se hacen los suecos y van de díscolos y así, desde mi atalaya, he podido detectar dos casos que siguen por debajo del techo de cristal, como son la bajada de Carrefour y la de Alcampo que, esta última, ha bajado hasta límites vergonzantes que han causado un gran daño en las alicaídas almas de nuestros ganaderos.

Ahora bien, la vergonzante actuación de unas pocas cadenas no debe ser excusa para no continuar en la senda de la dignidad. Dignidad para la leche como alimento de alto valor nutricional y dignidad para la cadena láctea pero, muy especialmente, para los ganaderos que ordeñan 2-3 veces los 365 días del año.

Por eso mismo, vista la inoperancia de la Interprofesional INLAC y que los eslabones integrantes de la cadena (productores, primeros compradores, cooperativas, industrias y cadenas de distribución) son incapaces de llegar a unos acuerdos mínimos que proporcionen un horizonte de esperanza para la actividad lechera, no queda más remedio, por mucho que pese, que recurrir, a semejanza del concurso televisivo, al comodín, en este caso, gubernamental.

Plantear que en un plazo máximo de 6 meses, para la primavera del 2022, no se oferte leche por debajo de los 0,70 euros/litro en los lineales de todas las cadenas no debiera suponer ninguna dificultad ni para las industrias ni para las cadenas ni para los consumidores a los que, teniendo en cuenta que el consumo per cápita anual es de 70 litros, les supondría 7 euros más al año. Esta subida debiera ser la que facilitase una mejor y más justa redistribución del valor generado en el seno de la cadena.

Es por ello que, como decía anteriormente, por mucho que duela, el sector se ve abocado irremediablemente a recurrir al comodín del Gobierno central para que tome cartas en el asunto y consensúe con los diferentes eslabones las bases mínimas que den una perspectiva de futuro al sector.

No voy a caer en el chiste fácil de identificar al ministro Luis Planas con el comodín aunque, la verdad sea dicha, vista su pasividad ante la situación del sector vacuno estatal, tanto vacuno de leche como de carne, no resultaría difícil caer en esa tentación. Que sepa, ahora ya sin bromas, D. Luis ( y su mano derecha, D. Fernando) que el sector ganadero requiere de sus servicios.

Estaremos atentos para comprobar si sus señorías están para responder al servicio público, si están a lo que propongan los eslabones más poderosos o lo que es peor, si están para calentar silla y dejar pasar el tiempo sin incomodar ni enfadarlos.

Mientras tanto, finalizo con esto, sigo esperanzado las andanzas de la iniciativa del sector de vacuno de leche de Euskadi, que está trabajando para sacar adelante una Escuela de la Leche, a semejanza de la exitosa Escuela de Pastores, que aporte luz y esperanza al sector, además de formación a los jóvenes, y no tan jóvenes, interesados en la leche. Una iniciativa, dicho lo dicho anteriormente, que puede resultar paradójica pero, al mismo tiempo, aún así, vital.