- Ander Sansinenea es un firme defensor del modelo de trabajo que combina el presencial con el remoto y cree que será generalizado a medio plazo.

¿El teletrabajo se asentará o desaparecerá tras la pandemia?

-Cada vez vamos a modelos más flexibles y a modelos híbridos. Desde luego, el híbrido ha sido el triunfante de esta situación pandémica. Es el que interesa a las nuevas generaciones, que lo valorarán en el momento de su incorporación al mundo laboral y presionarán hasta consolidarlo.

¿Qué cambios exige?

-Requiere dirección por objetivos, delegar, inspirar un modelo en el que el contacto físico se reduce, lo que pedirá desarrollar herramientas para gestionarlo.

¿Se generalizará a corto plazo?

-Es un proceso que va a tardar tiempo en asentarse porque los directivos no se acostumbran a no ver a los equipos. Cambiar el modelo presencial no es un problema tecnológico, sino de cultura empresarial porque exige implantar la confianza. Se trata de controlar los resultados, y no el proceso, fijar la atención en los logros y no en cómo se ha llegado a ellos. Se irá dando, va a ser una revolución silenciosa pero firme porque llegará el momento en el que las empresas que se resistan a este modelo híbrido tendrán problemas para captar a personas.

¿No existe esa cultura de la confianza en las empresas vascas?

-Hay una gran empresa en Euskadi en el ámbito energético que implantó el teletrabajo aunque no por convicción. Instaló un software espía que realizaba capturas de pantalla. Aunque les avisó a los trabajadores de ello, no es el mejor ejemplo de modelo híbrido porque falta lo principal, que es la cultura de la confianza.

¿Existen casos de implantaciones de éxito en la CAV?

-Por ejemplo, LKS Next. Cuando yo me incorporé en 2006, mis compañeros podían estar en la oficina, o estar en otro lugar con más compañeros, o trabajar en casa. De hecho, ahora yo tengo un equipo de 20 personas y no sé dónde están. Nos reunimos periódicamente para tratar cuestiones de trabajo, pero no es necesario que estemos todos los días juntos en la misma oficina. La Administración pública lleva desde 2003 probando el teletrabajo e incluso la banca contempla gastos para los empleados que están en casa. Es un movimiento imparable.