- Los efectos del segundo brote de la pandemia de coronavirus en la economía vasca y las consecuencias de decretar nuevas medidas restrictivas han tenido como consecuencia un incremento de la incertidumbre entre el tejido empresarial vasco con respecto a junio, hasta el punto de que más de la mitad de las empresas, un 55,9%, considera que la crisis económica se prolongará durante, por lo menos, dos años.

Así lo constata una encuesta realizada por las Cámaras de Comercio de la CAV entre el 18 y el 30 de noviembre en el que han participado 2.081 organizaciones empresariales vascas tanto del sector industrial como de la construcción y de servicios, que establece el indicador del nivel de preocupación empresarial por la pandemia de coronavirus en 8,2 puntos sobre 10.

Los resultados apuntan a cierta mejoría en aspectos como el empleo o las exportaciones en comparación con la anterior encuesta, realizada en junio, debido a que el transcurso de los meses ha aclarado algo la situación económica, sobre todo con respecto a la recuperación de la actividad. No obstante, la incertidumbre se mantiene y el surgimiento de nuevos rebrotes con sus consecuentes medidas de contención mantienen a la baja las previsiones.

La mitad de las empresas vascas maneja expectativas malas o muy malas para el cierre del año, y considera que durante el ejercicio 2021 predominará la estabilidad con un minoritario 17% de ellas que se muestra positivo de cara al próximo año. Este pesimismo se fundamenta sobre todo en una mala evolución de los ingresos previstos y de las ventas exteriores.

Así, seis de cada diez empresas consultadas estima que cerrará el ejercicio con una facturación por lo menos un 20% inferior al registrado el año anterior. Despunta, aunque en una proporción muy baja, el 2,8% de quienes prevén que no podrán superar las consecuencias que ha tenido sobre su negocio la pandemia de COVID-19 y se verá obligado a cesar su actividad.

El presidente de las cámaras vascas, José Ángel Corres, afirmó que más de la mitad de las organizaciones empresariales ha definido como su objetivo principal analizar los escenarios de mercado como opción para superar la crisis económica y, en este sentido, la internacionalización constituye una valiosa herramienta como se ha demostrado en periodos críticos anteriores.

Sin embargo, las previsiones empresariales vascas no son muy halagüeñas con respecto a las ventas exteriores, dado que un 37,6% de las firmas consultadas establece en más de un 20% la caída que tendrá su facturación procedente del exterior a fin de 2020. De hecho, el mercado estatal constituye una de las prioridades del empresariado vasco, que le otorga 3,6 puntos sobre un máximo de cinco.

El empleo es el único apartado que no registra opiniones pesimistas por parte del empresariado vasco. Las previsiones de mantener las plantillas se generalizan y crecen con respecto a los resultados obtenidos en junio. Según el informe que las cámaras vascas hicieron público ayer, destaca que la mayor corrección a la baja se registra respecto a las expectativas pesimistas que apuntan a una reducción de la plantilla, que bajan un 25% en comparación con un semestre antes.

La inicial aplicación de los ERTE y su posterior prolongación han tenido un efecto beneficioso para el mercado laboral vasco, como también se demostró hace unos días, cuando la Hacienda de Gipuzkoa informó de que los ingresos en las arcas forales procedentes de los rendimientos por trabajo crecieron un 1,2% frente a las caídas experimentadas por el Impuesto sobre Sociedades o por el IVA.

Desde esta buena base, Corres señaló que “el reto pasa por reducir el paro, mantener los puestos de trabajo e incluso crear empresas en nuevos o estratégicos sectores como las energías sostenibles, la movilidad, la ciberseguridad, los entornos digital y tecnológico, y el ámbito sociosanitario”.

Al margen del empleo, y ante unas perspectivas por lo general negativas, el empresariado de Euskadi se muestra reacio a realizar inversiones. Si bien es cierto que la mitad de los propietarios de negocios consultados admite que invertirá, el destino se orienta más al mantenimiento del negocio que a un crecimiento y expansión.

En concreto, la mayoría de las empresas realizará inversiones en el mantenimiento y reposición de la amortización y en la mejora del servicio, la eficiencia y el ahorro de costes, actitudes lógicas para afrontar la difícil situación que ha generado para la economía la pandemia de coronavirus. Otras actividades, como la digitalización o el marketing, también ocupan puestos avanzados dentro de las prioridades de inversión del tejido empresarial de Euskadi.

Las cámaras vascas confirman lo que ya se desprende de las declaraciones de otras instituciones económicas como es que la pandemia de coronavirus ha afectado de manera desigual a los distintos sectores económicos, según su nivel de exposición a actividades sociales y de cercanía o a mercados del exterior.

De este modo, el informe califica de “brutal” el impacto en la hostelería, en la que ocho de cada diez confiesa expectativas malas o muy malas para 2020 mientras que más de la mitad considera que no variarán en 2021. Además, el 65% reducirá su plantilla y un 8,8% prevé cesar su actividad. En comercio, las malas expectativas con compartidas por el 56% de las consultadas mientras que en construcción desciende al 40% y en industria al 44%.

8,2

sobre 10 es el nivel de preocupación del tejido empresarial vasco por las consecuencias que la pandemia de coronavirus va a generar en sus negocios.

6

de cada diez organizaciones empresariales consultadas cree que cerrará el presente ejercicio con unos ingresos inferiores en un 20% o más con respecto al año anterior.

Prioridades. Los ámbitos de actuación de las empresas de la CAV prevén potenciar son las finanzas, el mercado nacional, la comunicación y la digitalización.

Retos. Según el presidente de las cámaras vascas, entre los principales retos se sitúa mantener las plantillas y la crear negocios en sectores estratégicos.