- La empresa familiar se encuentra en la columna vertebral de la economía guipuzcoana y vasca y, como tal, tiene un papel indispensable en la recuperación de la actividad del territorio, pero requiere de un marco legal adecuado que apueste por ella sin que ello suponga un agravio al resto de modelos empresariales que conviven en Euskadi.

Esta tesis es defendida por la Asociación de la Empresa Familiar de Euskadi, Aefame, que considera que este tipo de negocios tienen un gran potencial para contribuir al crecimiento económico y social vasco una vez superado el periodo crítico actual, así como una buena posición para ayudar a que se llegue a ese momento.

La representatividad de la empresa familiar en la economía de Euskadi es innegable, ya que ocho de cada diez empresas pertenecen a este modelo y emplean a más de la mitad de los asalariados vascos. Sin embargo, no son solo los números los que avalan el importante peso de los negocios gestionados por familias, sino que su mayor valor reside en sus características específicas, diferentes de las que presentan, por ejemplo, las grandes compañías que operan en el territorio.

El director de Aefame, Gaizka Zulaika, afirma que su capacidad para contribuir a una adecuada recuperación económica en Euskadi en su conjunto, y en Gipuzkoa en particular, reside entre otras cuestiones en el arraigo de este tipo de empresas que, al confluir en las mismas personas la propiedad y la gerencia, garantiza que los centros de decisión se mantienen en territorio vasco.

Otra de las características que menciona Zulaika es una consecuencia directa de la anterior, puesto que al estar enraizadas en el entorno en el que están ubicadas, su compromiso con la realidad que les rodea es mucho mayor. Ejemplo de ello es que este modelo empresarial es el que menos empleo ha destruido en anteriores crisis, además de involucrarse en la actividad social del entorno.

El director de Aefame incide del mismo modo en la visión estratégica de la empresa familiar, que "no toma decisiones drásticas sino que mira a más largo plazo". Así, señala que este modelo "tiene otro esquema y opta por ampliar capital o dejar de repartir dividendo si con ello consigue mantener el empleo y retener el talento".

Esta sensibilidad y responsabilidad social es una buena base desde la que operar, que se complementa con una mayor capitalización que las empresas de otro tipo, además de presentar por lo general una mejor solvencia y más agilidad a la hora de tomar decisiones.

Todo el conjunto la sitúa en una posición ventajosa para afianzar la reactivación de la economía vasca y su posterior despegue. En este sentido, Aefame defiende que incluso en estas circunstancias adversas surgen oportunidades de las que se puede beneficiar este modelo de empresa gracias a una situación más saneada.

"Siempre que se produce una crisis existen empresas que tienen la posibilidad de crecer", apunta Zulaika, quien explica que en un periodo crítico como el actual habrá negocios que se verán obligados a suspender su actividad, y las firmas familiares se podrán plantear su adquisición o iniciar un proceso de fusión.

Este modelo empresarial "es un aliado para invertir en nuevos proyectos y crear empleo", señala Zulaika pero remarca a continuación "a nada que nos apliquen un marco legal claro". Esta interpelación a las instituciones responde a que "la empresa familiar tiene unas características diferentes en su estructura financiera, órganos de dirección, accionistas...".

De ahí que requieran un paquete de medidas específico que se adapten a la idiosincrasia de un modelo empresarial en el que, por ejemplo, el propietario de un negocio tiene que hacer frente a impuestos mercantiles y de patrimonio al mismo tiempo.

Aefame admite que las medidas concretas que las instituciones han adoptado para hacer frente a las consecuencias económicas de la pandemia de coronavirus han sido efectivas y positivas, y aboga por comenzar a pensar en otro tipo de iniciativas que, "en la línea de Europa", favorezcan la inversión y la generación de puestos de trabajo.

Cree que deben tener una aplicación general, pero también piensa que dado el elevado peso de la empresa familiar en la economía guipuzcoana y vasca, resulta imprescindible diseñar un paquete de medidas concretas para este modelo sin que ello signifique favorecer la competencia desleal.

"Nuestro planteamiento es la aprobación de medidas complementarias, no pedimos privilegios ni prebendas", aclara Zulaika. Afirma en este sentido que la Ley Civil Vasca es "muy positiva" con respecto a la gerencia y que contempla bonificaciones para la empresa familiar, pero "siempre hay recorrido, se le puede sacar más partido".

El aspecto fiscal es una de las cuestiones en las que incide Aefame, que subraya que en este modelo la fiscalidad empresarial y la personal se conjugan, lo que representa una diferencia muy notable con respecto a otros tipos de compañías. De este modo, podría darse el caso de que una persona que recibe una herencia elija invertir en un negocio familiar, atraída por un marco legal que favorece el emprendimiento, según ejemplifica el director de Aefame.

Sin embargo, recuerda que no solo hacen falta incentivos institucionales, sino también un reconocimiento social para que las generaciones venideras sientan el interés de tener un proyecto empresarial desarrollado en familia.

Por este motivo, las empresas familiares de España han planteado la campaña Damos la Cara con el objetivo de humanizar a los empresarios y trasladar a la sociedad los beneficios que reporta este modelo, que "tienen arraigo y visión de futuro, están comprometidas y apoyan a los trabajadores", explica Zulaika.

Para ello también han desarrollado una página web en la que diversos empresarios narran sus experiencias y en las que se recogen mensajes positivos como que los jóvenes también apuestan por este modelo porque les resulta atractivo o testimonios de empresarios que ya han sufrido otras crisis y han salido de ellas "entre todos".

"Queremos humanizar el mundo de la empresa y lanzar el mensaje de que saldremos de esta"

Director de Aefame