- La economía mundial vive su peor recesión desde los años 30 con una caída de la actividad del 6 % en 2020 en caso de que no se produzca un rebrote de la pandemia, y del 7,6 % si eso sucediera de aquí a finales de año. Este es el doble escenario que dibuja la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en su informe semestral de perspectivas publicado ayer, marcado por una incertidumbre excepcional y en el que la zona euro aparece como la región que sale peor parada.

Los países de la moneda única europea en su conjunto sufrirán un recorte de su producto interior bruto (PIB) del 9,1 % en 2020 si se consigue mantener a raya la pandemia, pero en el escenario más desfavorable el bajón sería del 11,5 %.

Dentro de ese grupo, destaca la situación particularmente negativa de Italia, Francia y España, que en la hipótesis de un segundo brote podrían sufrir en 2020 una recesión de al menos un 14 %. Los tres estados se caracterizan por haber sido afectados por la pandemia desde una fase temprana, por haber aplicado medidas de confinamiento particularmente estrictas que han paralizado las actividades productivas y el consumo durante muchas semanas, y por tener un importante sector turístico, que ahora está siendo muy castigado.

En la práctica, cuando termine el año próximo, la pérdida de ingresos será superior a la que se produjo en cualquier otra recesión de los últimos 100 años, si se excluyen los periodos de guerra. Y el choque seguirá teniendo consecuencias a largo plazo para la gente, para las empresas y para los gobiernos.

La economista jefe del organismo, Laurence Boone explicó que el confinamiento ha exacerbado las desigualdades entre los trabajadores, sobre todo entre los que han podido teletrabajar, que generalmente son los que tienen una mayor cualificación, y otros en situación precaria.

Para la OCDE, las inversiones públicas en tecnologías verdes y digitales para transformar la economía son ahora todavía más urgentes que antes de la crisis para acelerar la transformación de empresas y trabajadores que van a tener que reconvertirse.

Como también son necesarias medidas que refuercen la confianza dentro de cada país, para estimular el consumo, pero también a nivel internacional en un momento de fuertes tensiones entre las dos grandes economías mundiales, Estados Unidos y China.

Boone subraya que la comunidad internacional tendría que garantizar que cuando haya una vacuna o un tratamiento contra el coronavirus se distribuirá rápidamente por todo el mundo y que en paralelo debe haber un diálogo sobre el comercio para restablecer la confianza de las empresas y la inversión.

El informe de la OCDE prevé que los ingresos reales por habitante en las economías avanzadas pueden llegar a retroceder para 2021 hasta niveles de 2016 o incluso de 2013 en función de si la recuperación gradual proyectada sigue adelante sin sobresaltos o de si en la segunda mitad de 2020 se produce una nueva oleada de contagios.

De este modo, en un escenario de rebrote de la enfermedad, la OCDE anticipa una caída media de la renta per cápita del 9,5% en 2020, con disminuciones sustanciales en todas las economías, que se situaría en 2021, a pesar de cierta recuperación prevista, al nivel de 2013, mientras que bajo la hipótesis de una recuperación sin nueva ola de contagios, la disminución prevista de los ingresos es menor, aunque en 2021 se situarían en su nivel más bajo desde 2016.

En concreto, la organización internacional calcula que en un escenario sin rebrote de la pandemia los ingresos reales por persona en 2021 serán en promedio 1.700 dólares (unos 1.575 euros) inferiores a los de 2019, mientras que el impacto adverso en la renta per cápita alcanzaría los 3.500 dólares (unos 3.240 euros) en 2021 en caso de un rebrote de la enfermedad.

“La crisis arrojará una larga sombra sobre el mundo y las economías de la OCDE”, advertió la institución, que pronostica una subida de la tasa de paro entre los miembros del ‘club de países ricos’ hasta 10% en 2020 desde el 5,4% de 2019 en el supuesto de un rebrote de la enfermedad, con una mínima reducción al 9,9% en 2021, mientras que en el escenario sin nuevos contagios el paro subiría al 9,2% este año para reducirse al 8,1% en 2021.

“Se prevé que el desempleo mediano de la OCDE este año esté en el nivel más alto durante veinticinco años, y se alivie solo lentamente en 2021”, subraya la institución, señalando que el impacto de la pérdida de empleos probablemente se sentirá con particular intensidad en los trabajadores más jóvenes y entre los trabajadores menos cualificados, con el consiguiente riesgo de que muchas personas queden atrapadas en el desempleo durante un período prolongado.

Como el Banco de España. En su informe semestral de perspectivas publicado ayer, la OCDE es significativamente más pesimista sobre la evolución de la economía en el estado español de lo que es el Gobierno español o la Comisión Europea, que en sus últimas proyecciones hace ya más de un mes esperaban un descenso del 9,2 y del 9,4 %, respectivamente. Para el organismo internacional, la economía española será una de las más castigadas de los países que pertenecen a su organización, con una caída del producto interior bruto del 11,1% este año y del 14,4% en el caso de que hubiera una segunda oleada de la enfermedad. Se trata del peor pronostico de todos los países miembros de la OCDE. En cualquier caso, son cifras que se asemejan a las presentadas este pasado lunes por el Banco de España, que espera un bajón del PIB del 11,6%.

Los países de la moneda única europea en su conjunto sufrirán un recorte de su producto interior bruto del 9,1 % este año

El organismo prevé que el desempleo alcance entre sus países miembros el nivel más elevado de los últimos 25 años