donostia - Los concesionarios vascos cierran un 2019 gris con el primer descenso de ventas en siete años. Las dudas que rodean a la transformación del mercado de automoción han atenazado las cifras del ejercicio, que termina con un descenso en las matriculaciones del 4,6%. Los estímulos públicos no evitan los números rojos, aunque, teniendo en cuenta el momento que vive el sector, sí han servido para amortiguar lo que sin ayudas hubiera sido un desplome mayor.

La propia puesta en marcha en marzo del plan de compras específico en Euskadi generó malestar en un primer momento, al producir un parón casi total del mercado en las semanas anteriores. Sin embargo, el Plan Renove del Gobierno Vasco, con ayudas de entre 2.000 y 3.000 euros por vehículo, sirvió para impulsar las matriculaciones en primavera contribuyendo a sujetar el volumen de operaciones del conjunto del año. Según datos de las asociaciones de fabricantes (Anfac), de vendedores (Ganvam) y de concesionarios (Faconauto), Euskadi cerró 2019 ligeramente por debajo de las 40.000 nuevas matriculaciones de turismos y todoterrenos, lo que supone unas 2.000 menos que en 2018. Precisamente el Renove vasco ha dado pie a la compra de algo más de 2.300 vehículos, por lo que en números gruesos puede decirse que, sin las operaciones vinculadas a incentivos, el descenso de ventas del 4,6% prácticamente se hubiera ido al doble, casi el 10%.

Evidentemente hay operaciones que se hubiesen llevado a cabo también sin ayudas, por lo que el impacto del plan en las cifras es siempre relativo. En todo caso el contexto en el que se manejan los concesionarios es desfavorable, con ayudas o sin ellas. El mensaje de que el diésel puede tener los días contados, refrendado en el último año por parte del Gobierno español, ha calado entre los consumidores, que prefieren alargar la vida de su vehículo a la espera de que se aclaren las reglas de juego.

Todo negocio necesita certidumbre, reclaman las patronales del sector, que tienen claro que el bajón en 2019 se debe principalmente a las dudas que muestran las familias "por el ruido en torno al diésel". En ese sentido, se resienten sobre todo las ventas a particulares y, en especial, las de coches diésel, mientras que los vehículos comerciales, industriales y de transporte se mantienen más planos. También influye la situación económica global, en la que hace tiempo que resuenan tambores de desaceleración. El temor a que la actividad económica y el empleo se resientan en 2020 estaría frenando a muchas familias a la hora de cambiar de vehículo.

Ya en verano, una vez consumido el carburante del Renove, se daba por hecho un balance global negativo al final de año. Meses como junio o julio fueron especialmente malos, con bajadas del 14 y del 15%, en cada caso. En los últimos meses sin embargo se concentra una cierta mejoría de las ventas que permite maquillar el balance final del año. Con todo, el hecho es que 2019 ha sido el primer ejercicio en que caen las matriculaciones en Euskadi desde 2012, en plena crisis, cuando cayeron más del 13%.

Desde entonces, también empujado por los estímulos públicos, el mercado automovilístico ha mantenido una senda alcista que ha beneficiado a toda la cadena, empezando por los grandes grupos fabricantes. Han sido años de récord en las principales fábricas vascas del sector, que en 2019 han tenido que reajustar la producción. Se espera que sea un pequeño bache y, en el caso de Mercedes Vitoria, se ha anunciado un 2020 mejor que este pasado año. La multinacional alemana prevé reducir 10.000 puestos de trabajo en todo el mundo en tres años, aunque aun no ha aclarado el impacto en la planta vasca.

-4,6%

Euskadi matriculó el año pasado 39.763 turismos y todoterrenos, un 4,6% menos que en 2018, una caída similar a la del Estado español.