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Respuesta unánime de Grindel ante el peligro de privatización

La jubilación de socios abrió una vía a la entrada de capital privado que la plantilla logró evitar

Respuesta unánime de Grindel ante el peligro de privatización

Donostia - La firma de Elgoibar Grindel, fabricantes de engranajes para sectores como bombas y compresores, máquina herramienta, transmisiones para vehículos especiales o robótica, era una Sociedad Anónima Laboral SAL cuya naturaleza societaria corrió el peligro de perderse ante la progresiva jubilación de los socios, que no transmitían sus participaciones a los que se quedaban.

“Había que dar un cambio, tenía que entrar gente nueva y la gente trabajadora tenía que comprar acciones para que esto siguiera adelante, porque si no Grindel habría sido de un propietario o de una empresa privada”. Así lo explica Gorka Romero, socio y presidente del consejo de administración de la firma guipuzcoana. Su director general, Iñaki Solabarrieta, añade que el problema se encontraba en que “no existía un contrato de sociedad, un mecanismo establecido para que el socio que se jubilaba dejara su participación en la empresa o a otro trabajador”.

El obstáculo para que la plantilla evitara que Grindel desapareciera como SAL era que “los trabajadores no podíamos comprar todas las acciones que los jubilados iban a poner a la venta”, indica Romero. La fórmula, según explica Solabarrieta, fue recurrir hace tres años a Asle (Asociación de Sociedades Laborales de Euskadi).

Este organismo contactó con una empresa de capital riesgo que, a través de la Spri, adquirió esas participaciones y actualmente tiene el 18% del total. Tanto el presidente del consejo de administración como el director gerente inciden en que el pacto contempla que en un plazo entre los tres y los siete años los actuales socios trabajadores de Grindel podrán comprar las acciones de esta empresa de capital riesgo, actuación que apuestan por culminar en el menor tiempo posible.

La plantilla de Grindel está conformada hoy por 70-75 trabajadores, de los que 50 son socios que destinan un 6% de las participaciones a la autocartera, y mantienen en propiedad el 75% restante. Romero y Solabarrieta explican que las condiciones para adquirir la condición de socio es tener un contrato indefinido y que el responsable de esa persona emita un informe en el que la considera idónea. “También hemos tenido en cuenta la cuestión de la edad”, añade Romero, quien explica que “decidimos que a partir de los 50 años no compraran, porque si no a los diez años nos íbamos a ver en la misma situación” de tener que adquirir esas participaciones.

La estructura organizativa tiene en su cúpula un consejo de administración compuesto de tres representantes de los accionistas que han marcado como estrategia actual la renovación de la maquinaria y la inversión en procesos para digitalizarlos y ofrecer una mayor calidad.

Al comité directivo le corresponde la función ejecutiva y en él se integran personas socias y otras que no lo son. Un socio del consejo de administración también participa en este órgano directivo para evitar duplicidades en las reuniones informativas. Grindel también tiene un comité de empresa, que está formado por cinco personas.

Con esta estructura, la firma de Elgoibar mantiene una evolución ascendente. “Estos años han sido buenos, con resultados positivos, y las expectativas para este año también son buenas”, señala Iñaki Solabarrieta, quien recuerda que el 70% de su producción anual se destina a exportaciones.- M. M.