Donostia - Hace meses que empresarios y sindicatos vascos asumieron que el histórico acuerdo interprofesional de enero de 2017, que mañana día 17 cumple su primer año de vida, no va a servir para desatascar las relaciones laborales. Ni la patronal ni los dos grandes bloques sindicales se han movido de sus posiciones, lo que mantiene intacta la radiografía de la negociación colectiva de Euskadi. Mientras CCOO y UGT siguen llamando a negociar, ELA y LAB han endurecido más si cabe su discurso y anuncian una vuelta de tuerca en la movilización laboral. “Los sindicatos debemos prepararnos para hacer huelgas”, resume Pello Igeregi, responsable de negociación colectiva de ELA.
La organización de Adolfo Txiki Muñoz controla junto con LAB el 60% de los delegados sindicales de la CAV, por lo que el posicionamiento de estas dos centrales incide de forma directa en la temperatura de las empresas vascas. Y todo apunta a que están servidas las condiciones para un fuerte incremento de la conflictividad, que podría saltar más allá del ámbito de la empresa para invadir también sectores con las negociaciones paralizadas.
Tras encadenar continuos descensos durante la crisis, la conflictividad laboral tocó mínimos históricos en Euskadi en 2015 para iniciar un tímido despegue en estos dos últimos años. El número de huelgas sigue siendo más bien escaso en comparación con periodos anteriores, pero aumentan de forma considerable el seguimiento de los paros y su duración, según los registros del Consejo de Relaciones Laborales (CRL).
Euskadi ha vivido en los últimos meses algunos conflictos de calado como el de las residencias de ancianos de Bizkaia, directamente ligado al bloqueo de los convenios, y las dificultades que atraviesan algunas empresas industriales han sumado otra muesca más en el avance de la conflictividad. 2018 arranca además con convocatorias de paros en otro sector de gran peso social como es el educativo.
En un contexto económico de crecimiento, hay un cierto consenso político y social a favor de que parte de la riqueza se traslade a los trabajadores. Incluso el Gobierno Vasco ha recalcado en varias ocasiones la necesidad de subir los sueldos. Pero la enorme distancia entre la patronal vasca y ELA y LAB en la negociación colectiva, sobre todo en aspectos que no están vinculados directamente a los salarios, mantiene a más de 350.000 trabajadores con sus condiciones sin actualizar. En los pocos convenios firmados hasta noviembre del año pasado se incluyó un incremento del 1,57%, por debajo de la subida de los convenios estatales que inciden en la CAV.
El acuerdo suscrito hace un año para dar prevalencia a los convenios vascos generó expectativas sobre la posibilidad de asistir a un acercamiento entre Confebask y las centrales abertzales tras años de reproches y desencuentros. Sin embargo, un año después los empresarios y los cuatro sindicatos coinciden en que las cosas no han cambiado demasiado. Los convenios vascos están blindados, pero prácticamente no hay convenios que blindar.
“Confebask firmó el acuerdo interprofesional pero no ha renunciado a utilizar la reforma laboral para empeorar las condiciones de trabajo”, indica Igeregi en un artículo publicado en la web de ELA en el que valora positivamente el acuerdo de hace un año, pero insiste en que “no ha cambiado el problema de fondo”.
“No tenemos ninguna fe en la patronal para desbloquear la negociación colectiva, nuestra fe se deposita en los pasos que demos los sindicatos en la organización de los trabajadores. Debemos prepararnos para organizar a las plantillas y hacer huelgas en empresas y sectores”, advierte el portavoz de ELA.
sintonía con LAB El mensaje del sindicato mayoritario encuentra ahora una gran sintonía con el de LAB. La organización de la izquierda abertzale llegó a mostrar cierta confianza en poder reactivar la negociación sectorial, pero hoy en día su apuesta es la confrontación. “Apostamos por la lucha como único camino para forzar un cambio de actitud en la patronal multiplicando la conflictividad”, anunciaba ayer LAB en una nota.
Está claro, como así reconocen sus dirigentes, que ELA y LAB han limado las diferencias surgidas en los últimos años, una de ellas propiciada precisamente por un distinto enfoque sobre el valor de los convenios de sector tras la reforma laboral. Con todo, hay muchos ámbitos, en especial en Gipuzkoa, en los que ELA y LAB son competencia, un factor que también incide en su disposición al conflicto. De manera velada la dirección de ELA ha hecho reproches a LAB por no sumarse a la huelga de residencias de Bizkaia.
Por su parte, CCOO y UGT siguen llamando a negociar y recuerdan que en Araba, donde ambos tienen una mayor presencia, se firman convenios. “No ha habido una apuesta real por la negociación sectorial”, dijo Mari Cruz Vicente, de CCOO-Euskadi, en referencia a ELA y LAB.
También Confebask reprocha a ELA que firmara el acuerdo de enero del pasado año para “atemperar críticas” y no por tener un interés en renovar convenios. Jon Bilbao señaló a Europa Press que las expectativas que generó el pacto histórico han resultado “fallidas” y criticó que la mayoría sindical no acepte incluir en los convenios mecanismos de flexibilidad para permitir a la empresa “adaptarse a los cambios”.