donostia - La patronal de la construcción demanda más obra pública para apuntalar la leve tendencia a la mejoría que comienza a vislumbrarse también en este sector, con datos que son positivos pero aún tímidos, y establecer las bases de un crecimiento sostenido que permita a este sector tan castigado por la crisis recuperar niveles de actividad perdidos durante estos últimos años.

Así se desprende del último informe elaborado por la patronal vizcaína Ascobi sobre la situación global del sector de la construcción en el conjunto de la CAV que, si bien es un avance del año 2015, ya recoge indicadores que cambian de color.

Para afianzarla, la patronal pidió ayer a la Administración que vuelva a invertir con intensidad en obra pública y así impulsar el despegue definitivo del sector. Las licitaciones públicas suponen el 80% de la facturación de los constructores y promotores inmobiliarios vascos, pero el grifo se ha cerrado por la contención del gasto en las instituciones.

La inversión pública ha caído en 2.500 millones de euros anuales durante la crisis y en un momento en el que las actividades privadas muestran un gran dinamismo, se echa en falta el resorte de la grandes obras de la administración para relanzar definitivamente el sector del ladrillo.

El secretario general de Ascobi, Iñaki Urresti, realizó ayer el primer balance de situación del sector con datos del primer semestre, si bien las sensaciones “positivas” son extrapolables al conjunto del año. Se han detectado síntomas de mejora, todavía “tímidos”, pero que apuntan a una tendencia que se mantendrá “gradualmente” los próximos trimestres.

Se deja atrás la crisis tras “tocar suelo” en 2013 e iniciar la recuperación el año pasado. Sin embargo, los ritmos de crecimiento son demasiado lentos, insuficientes para evitar que el sector continúe debilitándose. Los constructores necesitan del respaldo de la administración y, aunque son conscientes de que no se alcanzarán los niveles previos a la crisis, reclaman que se eleve de forma decidida la temperatura del gasto público.

La crisis llegó al sector cuando las exigencias de control de la deuda pública se convirtieron en una tenaza que apretó hasta la asfixia los presupuestos del tejido institucional vasco. El ciclo cambia y se recuperan los ingresos públicos y el secretario general de Ascobi pidió que se abra la mano para que la mejora que experimenta el conjunto de la economía llegue al ladrillo.

“El sector necesita como el comer la actividad que genera la inversión pública. No sólo se trata de licitar carreteras, también es momento de poner en marcha equipamientos y edificios públicos, proyectos nuevos y otros que han estado aparcados por la crisis”, afirmó Urresti.

Son cuestiones que los constructores vascos trasladan con asiduidad a los responsables de las diferentes administraciones. También les demandan de forma constante que velen por evitar que las licitaciones públicas se adjudiquen a la baja, en ocasiones “por debajo de costes”, como ha ocurrido los últimos años.

En ese sentido, la patronal vasca aseguró que hay más receptividad y que los pliegos de licitación empiezan a primar otras cuestiones, no solo el precio, y que incluso se desestiman ofertas económicas “fuera de lógica” porque se entiende que “ciertos niveles de rebaja de precio son temerarios” para la supervivencia de las empresas.

Además, los bajos precios pueden tentar a las concesionarias a buscar el ahorro de costes incluso a través de la relajación de las medidas de seguridad y, en general, la cadena de la subcontratación se debilita y en el último eslabón aumentan los riesgos. Hay un compromiso de la Administración para evitar situaciones que pudieran llegar a ese punto y por ello se nota a su vez una mejora en las subastas públicas.

En cuanto a la salud del sector, la patronal percibe buenos indicios que le permiten mirar con otros ojos al futuro. Tras varios años de escasez de dinero, se ha “normalizado” el acceso de las empresas a la financiación y, en líneas generales, se percibe un mayor dinamismo en el mercado inmobiliario, sobre todo en el segmento de la vivienda usada. A la mejora ha contribuido el “pequeño stock” de pisos vacíos existente en Euskadi y la “demanda retraída” de las familias que hasta ahora no podían hacer frente a la compra de una vivienda.

Además, se han estabilizado los precios y los plazos de venta de los pisos de segunda mano empiezan a disminuir. Por ello, es cuestión de tiempo que también mejore la construcción de viviendas nuevas. Será una recuperación “paulatina” que estará del mismo modo ligada al papel de las administraciones. En el primer semestre de este año se ha registrado una caída del 50% en las obras de VPO mientras que las viviendas libres de iniciativa privada han aumentado un 18%. Antes de la crisis, un tercio de los pisos que se ponían en el mercado eran nuevos, y hoy son solo un cuarto del total.

Respecto a la licitación de obra pública, la actividad ha aumentado un 27% en la CAV y sumó 586,8 millones de euros, una cifra “muy pequeña”, según Urresti, en comparación con el ciclo anterior.

En cuanto al empleo en la Construcción, el número de trabajadores ha crecido en 800 personas en la CAV durante el primer semestre, con la excepción de Bizkaia, donde el mercado laboral se ha reducido en Bizkaia en 400 puestos de trabajo.