Lanbide no justifica la expectativa creada con la transferencia
Donostia. El Gobierno Vasco encabezado por el lehendakari Patxi López no consigue rentabilizar la transferencia de las políticas activas de empleo y la creación del Servicio Vasco de Empleo, Lanbide, tras integrar al antiguo INEM. La gestión del equipo del Departamento de Empleo del Gobierno Vasco encabezado por la consejera Gemma Zabaleta no logra separar Lanbide de decisiones controvertidas y errores desde antes de su propia transferencia.
El mismo hecho de que las competencias de las políticas activas de empleo solo fuesen transferidas tras una negociación entre el PNV y el Gobierno español y fuera de los plazos anunciados por Zabaleta, ya califica de salida la labor del Gobierno Vasco en el tema. Pese a contar con un instrumento tan poderoso en sus manos, la gestión desde su puesta en marcha está marcada por la ausencia de resultados positivos en su primera labor, que no es otra que facilitar la empleabilidad de los trabajadores vascos.
Lanbide, a pesar de gestionar 785 millones de euros, tres de cada cuatro euros del presupuesto vasco de empleo, sigue atascado en unos momentos en los que su labor es más necesaria que nunca, pues la tasa de desempleo en la CAV desde la llegada de Patxi López al Gobierno ha crecido sustancialmente.
Langai Con más de 150.000 trabajadores en paro es difícil de entender que los gestores de Lanbide no hayan previsto una integración adecuada de la antigua agencia de colocación del Ejecutivo vasco, Langai, con el resultado de que el trasvase de datos de los cerca de 60.000 demandantes de empleo inscritos en la citada Langai no se pueda realizar automáticamente.
Lanbide tendrá ahora que llamar a los integrantes del citado colectivo para que autoricen el volcado de los datos desde la extinta Langai al nuevo Servicio Vasco de Empleo. Como se comprenderá, una medida escasamente agradable para unas personas que, en su gran mayoría, además de soportar la difícil situación de desempleo tienen que repetir un proceso burocrático ante la misma administración.
Aunque en Lanbide se escudan para justificar el galimatías creado en el obligado cumplimiento de la Ley de Protección de Datos, el que no se contemplase la situación antes de poner en marcha el servicio y que ahora se admita que hasta después del verano no se podrá finalizar el proceso de adaptación con los perjuicios añadidos a los parados y a los demandantes de empleo, no dice nada positivo de la gestión al frente del citado organismo.
Las deficiencias en el proceso de puesta en marcha de Lanbide empiezan desde hechos tan significativos como que el Servicio Vasco de Empleo arrancase en el inicio de este año, en sustitución del antiguo INEM, sin tener definido el organigrama directivo con las personas encargadas de llevar adelante un organismo clave en Euskadi. Y más en un momento de urgencias del mercado laboral por el elevado número de personas que buscan y no hallan un puesto de trabajo.
La controversia sigue a Lanbide por decisiones como la convocatoria de plazas para las jefaturas que, según denuncia del sindicato ELA, "vulnera los principios de publicidad, igualdad, mérito y capacidad", pues no se ha informado de modo suficiente a toda la plantilla y además no se determinan los criterios de selección.
El Departamento de Empleo tiene abierto otro frente en Lanbide por su negativa a incluir en los órganos de dirección a los representantes de la economía social. De hecho las cooperativas vascas han presentado un recurso contencioso-administrativo contra la decisión.