Rozando los 30°C desde las primeras horas de la jornada y con la pleamar amenazando, el muelle donostiarra ha vuelto a ser el punto de encuentro de cientos de “piratas listos para la conquista de la Semana Grande. El calor ha apretado y el viento del norte ha refrescado lo justo mientras las embarcaciones construidas con maderas, bidones, sogas y flotadores esperaban a sus tripulaciones. La invasión se ha desatado con el estallido del cohete inicial.

Más de 1.500 jóvenes habían registrado su nombre por la mañana. Música y gritos de “¡a por ellos!” marcaban el ambiente. El objetivo de los “piratas” solo era uno: llegar a la playa de La Concha, aunque el camino no sería tan directo como parecía. Los primeros participantes han necesitado poco más de veinte minutos para alcanzar su objetivo.

En la salida, muchas embarcaciones se han visto arrastradas hacia la parte interna del muelle y han tenido que retroceder, dificultando su salida a la bahía de La Concha. Una vez fuera del muelle, la corriente a favor en la bahía ha ayudado a los participantes a encontrar la dirección correcta. Algunos, como Amaia Bengoetxea, del grupo ‘Galerna’, ha empezado la jornada pensando en la amenaza de las carabelas portuguesas, pero una vez en el agua, ha reconocido entre risas: “Ni me he acordado”.

Donostiarra de nacimiento, Bengoetxea ha participado en su séptimo Abordatzera. Creó un grupo con amigos y amigas de diferentes barrios donostiarras, y con una embarcación robusta construida mayormente con madera, ha llegado a La Concha agotada. “Lo he pasado muy bien, pero quizás prefería hacer una balsa más sencilla y dedicarme a abordar a otra gente como en años anteriores”, ha afirmado mientras recogía su embarcación en la orilla.

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Los piratas invaden Donostia Arnaitz Rubio

Fran López, de la cuadrilla Costa Discordia, ha llegado agotado a la playa y ha descrito la experiencia como “un caos”. Ha sido su primera participación en el Abordatzera, y ha admitido que “no lo esperaba así”. “Era la guerra prácticamente, cuando hemos llegado a nuestro sitio nuestro barco había desaparecido”, ha explicado, mientras reconocía que dada la situación, se ha hecho con un flotador y ha "tirado” hasta La Concha. Al no contar con embarcación, al igual que otras tripulaciones, han pasado por momentos de división, pero finalmente han conseguido alcanzar la meta a la vez.

Para todos

Residente en Donostia desde hace poco más de un año, el valenciano Sergio Ródenas animó a su cuadrilla a participar en el Abordatzera: “Se me pasó por la cabeza la idea y ninguno dudó”, ha afirmado. Respecto al viento y la salida de la conquista, Ródenas ha reconocido que ha sido “muy dura”, pero una vez en la bahía la experiencia ha sido “muy gratificante y divertida”. Ya en La Concha, el valenciano ha admitido haber llegado a la meta con una embarcación que no ha construido, por lo que en poco más de un año ha interiorizado por completo el concepto de la fiesta pirata.

“Era la guerra prácticamente, cuando hemos llegado a nuestro sitio nuestro barco había desaparecido”

Fran López - Cuadrilla 'Costa Discordia'

Con el estallido del cohete la bahía donostiarra se ha vuelto a llenar de chapoteos, remos agitados y banderas pirata ondeando. En apenas veinte minutos, los más rápidos ya han tocado la arena en La Concha, recibidos entre aplausos por los bañistas presentes. Detrás, una marea de balsas seguía llegando, ocupando cada rincón hasta que el agua ha sido un mosaico de color y ruido.

El Abordatzera ha vuelto a demostrar por qué es uno de los actos más esperados de la Aste Nagusia: familias enteras, cuadrillas y curiosos de todas las edades hicieron de la toma de Donostia una fiesta sin cañonazos, pero con abundantes risas, chapuzones y un calor que ni el viento del norte aligeró. La organización ha confirmado a Noticias de Gipuzkoa que la conquista se llevo a cabo sin ninguna incidencia. Al caer la tarde, con las balsas varadas y los participantes aún celebrando, ha quedado claro que, un año más, la ciudad ha sido conquistada… y nadie ha querido defenderla.