El nuevo centro de salud del edificio Pescadería de La Bretxa ha abierto este lunes sus puertas a los pacientes y trabajadores, una treintena entre médicos, enfermeras y administrativos, que han podido estrenar una instalación recién finalizada, después de seis años de obras.

La nueva infraestructura, que se ha terminado de amueblar el pasado fin de semana, con ayuda de trabajadores voluntarios, ha comenzado a funcionar sin grandes avalanchas y con algunas dudas entre usuarios y empleados. El acceso al ambulatorio tiene lugar por la calle Aldamar.

La enfermera Alazne Garitano, tras seis años en el ambulatorio de la calle Esterlines, se mostraba contenta con la nueva instalación sanitaria. "Hemos hecho extracciones de sangre y curas ya el primer día", destacaba la profesional de la salud, que añadía que "todo cambio cuesta" pero "es para mejor". Cables aún sin conectar y programas de ordenador en proceso de arranque eran algunas de las cuestiones que se estaban resolviendo en la primera mañana de trabajo en La Bretxa.

Garitano, que ya estuvo el domingo en el lugar colaborando con el traslado, explicaba la sensación que le producían las nuevas instalaciones. "Hemos ido a recoger vacunas al centro de saludo viejo y hemos visto qué diferencia hay", decía.

Otra de las novedades positivas que destacaba la sanitaria es que "las consultas de enfermería y las de los médicos están juntas, con una puerta interior, de modo que estamos mejor conectados". En la sede anterior, añadía, tenían que andar buscándose por cómo estaba configurado.

Por su parte, su compañera Ainara Rivero destacaba que en el nuevo ambulatorio hay "hay más luz, más espacio" y recalcaba que la localización es más accesible para los pacientes. "En la calle Esterlines hay muchas camionetas y los usuarios no tenían comodidad para llegar", explicaba. Una mejor ventilación también era destacada por esta enfermera.

Entre quienes estrenaron este lunes el nuevo ambulatorio se hallaba la vecina de la Parte Vieja Mari Carmen Sansinenea, de 90 años edad, que había acudido a su control periódico de Sintrom y se mostraba contenta con lo que veía. "Me he enterado por la radio de que estaba abierto y porque me ha dicho mi nieto que tenía que venir a este nuevo lugar", explicaba mientras contemplaba la espaciosa sala de espera del primer piso, dotada de luz natural, donde aguardaba su turno.

El nuevo centro de salud atenderá a más de 13.000 personas (12.550 adultos y 1.100 niños) de la Parte Vieja y parte del Centro en 17 consultas de medicina familiar y enfermería, dos de pediatría y una sala de curas. En la segunda planta del espacio sanitario se aloja el servicio de salud mental infanto-juvenil de Donostialdea, con otros 16 despachos de psiquiatría infantil y dos salas de trastorno mental grave, entre otras salas. En esta área se atenderá a la población menor de 18 años de la comarca, unas 56.300 personas.