El Consejo Social aspira a ir teniendo una mayor influencia en las decisiones del Ayuntamiento, participando “desde el comienzo” en la toma de estas decisiones. “Lo más fácil es reunirse y elaborar un documento, pero nosotros queremos involucrarnos en las acciones del Consistorio. Queremos que se nos escuche y aportar nuestra experiencia. No es fácil, pero lo vamos a intentar”.

Quien así se expresa es el presidente del Consejo Social, Daniel Zulaika, Medalla al Mérito Ciudadano en 2014 que ostenta la presidencia del citado consejo desde 2019.

 El Consejo Social, pese a su nombre, es un gran desconocido en la sociedad donostiarra. Así lo reconoce Zulaika, pese a ser “una herramienta preciosa a disposición de la corporación y de la ciudadanía en la que está representada el todo Donostia”.

 Su composición es plural y entre sus 70 miembros se hallan representantes de instituciones, partidos políticos, consejos sectoriales, agentes sociales y económicos, sindicatos, patronales, ciudadanía, empresas de transporte, entidades culturales, polos de investigación, parques tecnológicos y científicos, fundaciones, universidades etc.

“El Consejo Social es el máximo órgano consultivo de participación, con las funciones de información, estudio, debate y asesoramiento para la determinación de las grandes líneas de la política municipal que incida en el desarrollo estratégico, económico, social y cultural de nuestra ciudad”. Esta es la definición global del foro.

¿Cuál es su objetivo? Propiciar “una reflexión conjunta” en torno a cuestiones clave en la ciudad, con el foco puesto en la actualidad pero atendiendo su líneas maestras cara a futuro, una faceta en la que la comisión de trabajo del Plan Estratégico tiene mucho que decir ya que trabaja adelantando retos y oportunidades. La pluralidad de su composición, abunda Zulaika, posibilita crear “un fondo de armario que nos permite tratar los distintos temas en profundidad”.

Con un mínimo de tres encuentros anuales, aunque es potestad de la presidencia convocar más reuniones en función de la necesidad existente y de las demandas que se le planteen, el Consejo debate sobre distintos temas clave para, posteriormente, elaborar un informe que tiene “carácter preceptivo, aunque no vinculante”. La forma en la que estas conclusiones pueden incidir de forma práctica en la política municipal es un reto al que se enfrenta el Consejo.

El director-coordinador de la Oficina de Estrategia, Kepa Korta, recuerda los inicios del Consejo, que vino de la mano y obligado por la Ley de Grandes Ciudades.

Se creó para tratar de los “grandes proyectos y temas de interés de la ciudad” a todos los niveles, entre otros, de las consultas ciudadanas.

La presidencia y vicepresidencia se van modificando, recayendo estas responsabilidades en personas “de reconocido prestigio en la ciudad”. En la actualidad, la presidencia la ostenta Daniel Zulaika y la vicepresidencia Pilar Lekuona, también Medalla al Mérito Ciudadano y presidenta del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa. 

Es la presidencia la que propone los ejes del debate, aunque las cuestiones a dirimir llegan desde distintas fuentes. En la actualidad, enumera Korta, el cambio climático, los barrios, las personas mayores y los que han denominado “nuevos donostiarras”, son los ejes que ocupan y preocupan al Consejo Social.

Porque, explica Korta, es éste “el órgano máximo de participación” de la ciudad que piensa, repiensa y propone del hoy mirando al futuro.

Pero, puntualiza Zulaika, el covid supuso un parón en la actividad del Consejo y de la sociedad en general, de ahí que algunos de los temas sobre los que trabaja en la actualidad, señala, “nos hubiera gustado tratarlos antes, en la anterior legislatura”.

El Consejo Social se esfuerza en tratar temas de interés para los donostiarras “hoy en día”, que sean “entendibles por la ciudadanía”.

“Tratamos los presupuestos, proyectos del Ayuntamiento sobre los que se realizan aportaciones... Las y los políticos están ahí y escuchan distintas opiniones, distintas miradas”, añade Korta.

La ciudad se enfrenta a importantes, vitales, desafíos. De cómo se les de respuesta depende su futuro. Uno de los retos en los que Korta pone el foco es la “pirámide demográfica”. Un tema que va mucho más allá de la adopción de medidas para promover la natalidad. Porque, recuerda, con una población envejecida y una natalidad baja, la clave está en la población migrante y la forma en la que se realiza un proceso activo de integración que acabe con guetos y favorezca la formación y la participación. 

“Tenemos que lograr incorporar gente joven y seguir contando con la mirada de la gente más mayor”

Kepa Korta - Director de la Oficina de Estrategia

El cambio climático es otro eje vital. Daniel Zulaika apunta que este es un tema que se puede afrontar desde distintas perspectivas: una global y otra más cosida a lo próximo, a las acciones que se pueden desarrollar en Donostia. 

“Hay una serie de temas que son operativos, como la vegetalización de la ciudad y la sustitución del cemento. Acciones prácticas. Pero es igualmente importante trabajar en el cambio cultural, en la pedagogía”, incide Zulaika.

Otra rama que considera fundamental es la de “Donostia ciudad de ciencia”, una realidad que avanza con firmeza y que hace unas décadas solo asomaba en el horizonte. “El Consejo Social quiere también tener un papel participativo en esta materia”, reflexiona Zulaika.

Una sesión de obligado cumplimiento es la que se realiza cada año en torno a los presupuestos del Consistorio donostiarra.

Participación ciudadana

La ciudadanía de a pie participa en el Consejo Social de distintas formas. “Hay seis ciudadanos elegidos por sorteo en el censo, otros cinco representantes de asociaciones vecinales y dos representantes de los hogares de jubilados”, explica Zulaika.

Además, puntualiza Korta, la ciudadanía puede canalizar sus preocupaciones al Consejo para que las tome en cuenta y las trate.

Kepa Korta, director de la Oficina de Estrategia Pedro Mar

La Oficina de Estrategia ha contribuido a que “los agentes tengan una misma orientación”. “Hablar de biopolo hace 20 años parecía una quimera, sin embargo ahora tenemos proyectos muy relevantes en biosalud”, constata Korta. 

“En la Oficina de Estrategia son un poco visionarios. Siempre miran más allá. Ahora piensan en la Donostia de 2030. Somos complementarios. La Oficina trata de adivinar el futuro para modularlo y el Consejo trabaja más en la Donostia hoy”, asegura Zulaika. 

“En todos los temas que tratamos y que tenemos en la agenda queremos crear grupos de trabajo en los que iremos incorporando a distintas personas, tanto de dentro del Consejo Social como de fuera”, explica Zulaika, que recuerda que, además, otra línea de trabajo pasa por la organización de conferencias y mesas redondas en torno a distintas materias.

Además, añade Korta, las y los donostiarras pueden remitir sus sugerencias o demandas a través de la dirección de correo del Consejo. 

A la hora de plantear la forma de funcionar el Consejo Social, al principio “fuimos buscando por el mundo lo que había”, señala el presidente del foro. Se contactó, en primera instancia, con Bilbao y Gasteiz, pero la ciudad que ha sido “una auténtica mina de oro” ha sido París, que pese a sus grandes diferencias con Donostia “tiene una filosofía muy parecida, debate temas similares y comparte lo que va haciendo”.

Un reto, generalizado, al que se enfrenta el Consejo, es el relevo generacional. “Hay mucha gente entre 50 y 60 años, que son quienes toman las decisiones y hacen de tapón. No tienen que desaparecer las personas mayores, tienen que seguir aportando, pero hay que incorporar a la gente joven. La dificultad para captarla es clara, pero hay que tener la actitud. La mirada es distinta, y hay que contar con todas las miradas”, concluye Korta.