El hotel Nobu, que abrió sus puertas el pasado mes de agosto, permanece cerrado por orden municipal, después de que el departamento de Urbanismo dictase dos órdenes paralización de actividad, la última el 6 de noviembre, por distintas irregularidades, que debería subsanar, y por no tener licencia de primera utilización ni de actividad. Por el momento, y se desconoce hasta cuándo, el establecimiento no admite huéspedes y el restaurante tampoco está en funcionamiento.

El pequeño hotel de lujo de la cadena Millenium, entre cuyos socios está el actor Robert de Niro, confía en abrir en cuanto el Ayuntamiento resuelva el recurso que ha presentado y reciba los permisos correspondientes. El departamento municipal de Urbanismo está “mirando el expediente de arriba a abajo” para comprobar si las actuaciones ejecutadas para convertir la antigua villa en un hotel han cumplido las exigencias de la normativa donostiarra.

Precisamente, la asociación de defensa del patrimonio Áncora, denunció el pasado viernes que no ha sido así y acusó a los promotores del hotel de actuar “con mala fe” y de mentir y ocultar sus “múltiples incumplimientos” con el fin de obtener los permisos.

 Entre los incumplimientos denunciados por Áncora destaca, por ejemplo, que tres de las cuatro fachadas se han derribado, con lo que solo ha quedado la frontal, lo que dejado el edificio “reducido a su mínima expresión material, equivalente a una delgada lámina, un papel de fumar”. 

La entidad añadió que el Plan Especial Patrimonio Urbanístico Construido (Peppuc) no permitía esas demoliciones ni tampoco la licencia derribo, que solo permitía vaciar el interior del edificio, “con preservación estricta de sus cuatro fachadas”.

Áncora también criticó el cambio de una especie de buhardilla del tejado, un “recrecimiento clandestino que resulta muy notorio”, dice Áncora, 

También rechazó la eliminación de elementos declarados “permanentes” y “no sustituibles, como el alero de madera con todos sus jabalcones, el balcón de carpintería artística de su fachada principal y la herrería de estilo y época modernista, que llevaba inserto el nombre de la finca”.

La empresa propietaria del hotel, por su parte, recurrió contra la orden de cierre por considerar que la licencia de primera utilización le había sido otorgada por silencio administrativo. Este argumento, sin embargo, no ha servido para mantener abierto el alojamiento hasta que se resuelve el recurso presentado.