Xabier Zabaleta admite tener “terror a volar”. Tanto es así que su pareja, con la que se casó hace algo más de diez años, no acaba de entender cómo se anima a viajar cada cierto tiempo a Japón, a Vison. Zabaleta, lo reconoce: “Si solo fuera por el Aratz, no lo haría, pero creo que es una oportunidad para promocionar lo de aquí, nuestro producto y nuestra forma de hacer”.
De momento, Xabier Zabaleta viaja dos o tres veces al año a Japón. Y es que tiene claro que, pese a que el equipo que trabaja en el Aratz de Vison es inmejorable, “hay que estar encima” para que el restaurante no se desvíe de la esencia de la casa madre.
"Si solo fuera por el Aratz no lo haría, pero viajar a Japón supone promocionar nuestros productos y nuestra filosofía al cocinar"
Cuenta Zabaleta la historia que llevó al Aratz a tener una réplica en Vison. Hace ya unos cuantos años, allá por 2017, varios empresarios japoneses y su equipos visitaron Donostia. En ese recorrido le llegó el turno al Aratz, una visita en la que no estuvo presente Tetsua Tachibana.
Pero la experiencia de los visitantes fue tan grata que Tachibana se puso en contacto con los Zabaleta para reconocer su trabajo con el producto de temporada y mostrar su interés para que en la San Sebastian Street de Vison el Aratz sentara cátedra.
Cuando a Xabier Zabaleta se le informó del ambicioso proyecto en Japón no daba crédito a lo que se pretendía hacer, pero decidió aunar esfuerzos. “Era un orgullo que contarán con nosotros, no solo por el Aratz sino por lo que supone para poner el foco en la cocina de aquí y en nuestra forma de trabajar”, añade.
La pandemia, una vez más, ralentizó el desarrollo del proyecto, pero el trabajo de Tetsua Tachibana hizo que acabara siendo una realidad que ha dejado a Zabaleta “alucinado”.
El Aratz de Vison, explica, cuenta con un “equipo joven” y entusiasta que, en gran medida, se ha formado en Donostia. Desde Igara, en todo momento se ha estado “prestando apoyo, compartiendo las recetas” y la forma de llevarlas al plato.
“Por Vison pasan entre 15.000 y 25.000 personas los días festivos y allí se encuentran con lo que hacemos. Es impresionante. Yo llevé una ikurriña y una bandera de Donostia para que ondearan en el mástil”, destaca.
“La apuesta de Tachibana ha sido muy fuerte. A ver si aquí también las instituciones se involucran porque la promoción que se hace es inmensa. No sé si se dan cuenta del potencial de este mercado. Les interesa nuestro producto y la filosofía de nuestro trabajo”, concluye Zabaleta.
“Sería muy interesante potenciar eventos y encuentros, pero es necesaria una apuesta de las administraciones”, apostilla Zabaleta, que asegura que, pese a su miedo a volar, seguirá viajando a Japón, donde se siente “arropado, querido y cuidado.