Hace 40 años que nació el ochote donostiarra Ozenki ,que ha querido celebrar este aniversario de la mejor forma posible, grabando un disco que rinde homenaje a cinco compositores donostiarras “que han escrito canciones para ser interpretadas por coros”: José Juan Santesteban, Raimundo Sarriegi, José Mari Usandizaga, Aita Donostia y Pablo Sorozábal.
Es éste un trabajo en el que los miembros del ochote, en la actualidad 16 más el director, José Ignacio Hurtado, han invertido tiempo y han regalado ilusión.
Han cuidado con mimo la selección de temas, pero también el diseño de la carátula, en la que una obra del escultor Iñigo Aristegui evoca un ochote, que es también el nombre del trabajo artístico de Arístegui. Y es que Ozenki siempre ha cuidado este aspecto. Tanto es así, que en su primer disco Néstor Basterretxea les cedió un trabajo para ilustrar la carátula, una estela que aparece en la portada. En el disco Donostia, evocan, “nos echó una mano Ricardo Ugarte”. “Todos estos artistas nos han ayudado gratis”, subrayan.
Además, el trabajo discográfico lleva como complemento una pequeña publicación en la que se recogen pinceladas de la historia de Ozenki, un buen número de fotografías de distintas actuaciones, breves bibliografías de los compositores cuyos temas interpretan y la letra de los mismos.
El CD que Ozenki ha dedicado a los compositores donostiarras recoge un total de 24 temas, “uno para cada hora del día”.
Algunos de los temas han sido adaptados por el propio Hurtado, director de la formación, para que puedan ser interpretados por un ochote, como por ejemplo la propia Marcha de San Sebastián.
Una pequeña representación del Ochote, integrada por José Ignacio Hurtado, Iñaki Olaechea y Ramón Zubillaga, compartieron con NOTICIASDEGIPUZKOA algunos recuerdos e impresiones, solo una mínima parte de los atesorados en cuatro décadas de andadura.
Entre los recuerdos se hallan los de sus trabajos discográficos, como el grabado en 2009 también dedicado a la ciudad que vio nacer al ochote: Donostia.
Pero en aquella ocasión la selección no se llevó a cabo en función del origen de los compositores. Se eligieron canciones relacionadas con la ciudad, muchas de las cuales se grabaron con acompañamiento instrumental.
Además de estos dos discos, estrechamente vinculados con Donostia, Ozenki ha grabado otro dos. En 1997 vio la luz el dedicado a la obra de Aita Madina, incluyendo temas que este compositor escribió para ochotes.
En 2001 llegó el segundo trabajo con temas populares y conocidos y que fue bautizado como Festara!.
Ozenki ha vivido muchas historias y ha disfrutado cantando, aunque los trabajos discográficos se los haya tenido que sufragar con “el colchón” que iba acumulando gracias a sus actuaciones y su participación en diversos certámenes.
Una parte del colchón, reconocen, se ha destinado a “mantener el espíritu del ochote”, convocando a sus integrantes a compartir mesa y mantel.
Hurtado, Olaechea y Zubillaga, recuerdan con cariño su participación, en 1987, en la ópera El Barbero de Sevilla, cuando “la ópera se reencontró con Donostia tras muchos años”. El ochote aceptó, “de rebote”, la responsabilidad de interpretar la parte coral de esta ópera incluida en la programación de la Quincena Musical y que se llevo a las tablas del Victoria Eugenia. Eran ocho y la necesidad del montaje hizo que sumaran dos cantantes más.
Ozenki ha contado, en gran parte de su trayectoria, con doce integrantes. ¿Por qué son más en la actualidad? Durante la pandemia el ochote vivió “altibajos” y se fueron “cubriendo bajas”. Con la vuelta a la normalidad “los que estaban en excedencia, volvieron. No vas a decir que no a nadie, porque cada vez son menos las personas que se animan”.
“Pero en las competiciones, como ocurre con el fútbol, aunque tengas más plantilla si las reglas dicen que tienen que salir ocho, pues salen ocho”, puntualiza Olaechea.
“Estamos en la fase de incorporar gente nueva. Cuando descubren la vida interior del ochote, les gusta”, explica Olaechea. Pero, reconoce Zubillaga, “jóvenes, jóvenes, no son, Ya pasan de los 40”.
Mucha historia
Los integrantes del ochote inicial procedían del Orfeón Donostiarra, en “ la época de Antxon Ayestaran”. Ozenki surgió cuando llamaron a “un grupito” de integrantes del Orfeón “para cantar en una boda”. “Aquel día no vino ninguna chica y a lo tonto nació el ochote. Nos juntamos unos cuantos y comenzamos a ensayar”, explica Hurtado. De aquel ochote original permanecen “todos menos el director y un chico que ya no está”.
El siguiente paso fue acudir a las que aquel entonces se denominaban Fiestas Eúskaras, que se celebraban en la plaza de la Constitución, “con nuestro gran repertorio de dos canciones”.
Esos fueron los primeros pasos a los que seguirían muchos otros. “Llevamos 40 años ininterrumpidos de trayectoria”, destaca Hurtado.
Tantos años de entrega a la música han hecho posible que Ozenki, señala Zubillaga, cuente con “una base de canciones muy amplia”, que les facilita acudir sin problemas a las citas musicales a las que se les invita. “Lo difícil ha sido coincidir para ensayar o actuar”, añade.
"Llevamos 40 años de trayectoria ininterrumpida, y no es algo habitual"
Pero ser integrante del ochote, abunda Olaechea, “es un disfrutar, no es un trabajo. Se basa en nuestro gusto por la música y en la amistad”.
Ozenki nunca ha renunciado a ir sumando nuevas canciones a su repertorio, y el trabajo de preparar las partituras recae en Hurtado, que se encarga también de hacer los arreglos que sean necesarios.
No es ésta una tarea sencilla. “Muchas veces piensas que una pieza puede quedar bonita si la cantas. ¿Qué haces? Coges la melodía, ves cómo son los acompañamientos para piano y sacas las voces que te faltan: bajo, barítono y tenor segundo. A veces te da para hacer una canción a cuatro voces y otras resulta más complicado”, añade Hurtado.
Y si todo esto fuera poco, bromean, hay otra motivación para juntarse y ensayar: “Ir a tomar un pote previo”. Empeñados siempre en buscar nuevos alicientes y con el fin de conmemorar el 40 aniversario, Ozenki se decidió a grabar su cuarto disco. “Siempre nos ponemos objetivos, porque ensayar por ensayar no funciona”, subraya Hurtado.
“Hay que tener cosas por las que luchar”, insiste el director de Ozenki. “A veces encontramos una partitura de un compositor sin acabar y que nadie ha cantado. Pues la acabamos y la grabamos”.
Los ensayos, tras tener que pasar por distintas localizaciones, en la actualidad, los llevan a cabo en la iglesia del Muelle de Donostia, donde también ofertan un exitoso concierto “gratuito” navideño.