Donostia ha reducido un 8,3% la cantidad de basura generada desde antes de la pandemia, pero los índices de reciclaje no aumentan. Según los datos de la Mancomunidad de San Marcos del pasado año 2022, en comparación con los del año 2019, antes de la aparición del covid, la cantidad de residuos en la capital guipuzcoana se ha reducido algo. En 2019, entre los residuos depositados en los contenedores de fracción resto y todos los demás, se retiraron de calles y establecimientos 91.879 toneladas, una cifra que el pasado año se quedó en 84.208 toneladas.

Así, los kilos de residuos producidos de media por cada donostiarra también han bajado: de los 492,2 de 2019 a los 447,7 el pasado año.

Sin embargo, en el citado periodo ha habido vaivenes porque el primer año de la pandemia, 2020, experimentó un notable descenso de la actividad, que también se tradujo en una reducción de todo tipo de residuos. En concreto, en el citado ejercicio se registraron 83.185 toneladas de todo tipo de basura, lo que supuso un 9,5% de descenso en un año.

Al año siguiente, en 2021, las cifras volvieron a subir y se alcanzaron 85.406 toneladas de basura, es decir, 453,7 kilos por cada donostiarra. El crecimiento en el volumen de residuos fue del 2,6% respecto al año anterior.

Sin embargo, en 2022 se produjo un leve descenso en la generación de restos de todo tipo y la cosecha fue de 84.208 toneladas, con 447,7 kilos por habitante, lo que supuso un 1,4% de reducción en un año.

Por otra parte, los contenedores de resto, en los que se depositan todo tipo de productos sin separar, recibieron el pasado año 49.597 toneladas, lo que supone el 59% del total. La cantidad enviada por la ciudadanía a los distintos contenedores de reciclaje, por tanto, fue del 41%, el índice más bajo de los últimos años.

De hecho, en el año 2021, el volumen de residuos enviados a reciclar fue superior, del 41,8%; en 2020 fue del 42,8%; y en 2019, de 41,5%. Las cifras se encuentran muy lejos del 60% que se autoimpuso el Ayuntamiento de Donostia como objetivo hace más de una década.

De hecho, el año 2019 fue el primero en el que se alcanzó la barrera del 40% de residuos enviados a distintos contenedores de reciclaje. Anteriormente, la capital guipuzcoana había estado cuatro años atascada entre el 38 y el 39% de la recogida selectiva en el ámbito urbano y en 2019 llegó al 40,3%, aunque se situó lejos de los datos de la media de Gipuzkoa, que se llegó al 57%.     

Materia orgánica

La recogida de materia orgánica tampoco ha mejorado en los últimos tiempos, sino al contrario. En 2022, entre los contenedores instalados en la vía pública, lo retirado en Merkabugati y Mercadona y otros puntos de recogida, se alcanzaron las 5.324 toneladas de biorresiduo, menos que, en 2021, cuando fueron 5.365. En 2020, por su parte, se quedaron en 5.218 y en 2019 fueron 5.540, una cifra que no se ha recuperado tras la pandemia. De hecho, el pasado año el biorresiduo fue de 216 toneladas menos, es decir, un 3,9% menos que antes de la pandemia. 

Por encima de los residuos orgánicos, los donostiarras separaron papel y cartón, con un total de 10.283 toneladas contabilizadas. Los contenedores de vidrio, donde se recopilaron 5.882 toneladas, a las que se suman los 1.460 en contenedores de hostelería de difícil acceso, reunieron 7.342 toneladas de botellas y frascos de cristal.

Otras 5.325 toneladas correspondieron a envases ligeros (botes de plásticos, latas, etc...) introducidos en los contenedores amarillos mientras que el aceite de cocina supuso 94.183 kilos.