Es una de las citas más esperadas de cada tarde y, una vez más, ayer, con puntualidad, la comparsa de gigantes y cabezudos partió a las 18.00 horas del museo San Telmo para recorrer un abarrotado barrio de Gros. No en vano, la cita con la comparsa, a la que desde 1982 da vida la asociación Itzurun, es uno de los eventos más multitudinarios del programa festivo de la capital. 

Como ya sucediera el sábado, ayer centenares de familias se echaron a la calle para acompañar a Erromualdo, Estitxu, Eneko, Blanca, Manrique, Karmeni, Mattin y Maritxu en su coreografiado pasacalle, pero también para huir de los 14 cabezudos que conforman la comparsa y que golpearon con sus maskuris a los más pequeños. La comitiva estuvo en todo momento acompañada en su recorrido por 31 de Agosto, Narrika, Boulevard, Reina Regente, puente de La Zurriola, avenida de La Zurriola, Ramón y Cajal, plaza Cataluña, para regresar por el mismo sitio a San Telmo. 

Niños y mayores disfrutaron de un espectáculo que se renueva cada año y esconde un ingente trabajo detrás. “Este año hemos incluido algún baile nuevo y también hemos sacado alguno del programa. Además estamos preparando una despedida muy especial para el sábado. Será una sorpresa”, explicó a este periódico Javi González, miembro de Itzurun. 

La asociación lleva desde después de San Fermín ensayando, porque para ser gigante (y también cabezudo), “hace falta físico, pero también técnica”. Y es que los ocho colsoos de la comparsa miden entre 4 y 4,15 metros y pesan en torno a los 60 kilos. 

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¿Quién es quién en la comparsa de gigantes y cabezudos de Donostia? Iraitz Astarloa

Sin embargo, la preparación de los desfiles de la Semana Grande se remonta a muchos meses atrás. Una vez que culminan las fiestas, desde la asociación se remite un parte de daños de las figuras al Ayuntamiento, ya que es el propietario de los mismos. “Normalmente son rasguños y golpes. Las manos y las cabezas también suelen sufrir algunos desperfectos. También los trajes. Las faldas, por ejemplo, algún año hubo alguna mancha de lejía”, cuenta González. El Consistorio repara los desperfectos y prepara las figuras para que estos días luzcan en todo su esplendor. 

40años de tradición: cálida acogida

Con Erromualdo y su colorido y florido traje abriendo una comitiva que cierra la baserritarra Maritxu, la comparsa arranca la sonrisa de un público entregado a los rítmicos movimientos de las enormes figuras, que bailan acompasadas al compás de la música. Entre pieza y pieza, los más pequeños se acercan para apreciar de cerca las enormes figuras y algunos txikis, incluso, hacen entrega de sus preciados chupetes a Karmeni, la batelera pasaitarra que los luce cual reliquia enroscados en espiral alrededor de su remo.

Y es que la relación donostiarra con los gigantes ha evolucionado en las últimas décadas y ahora es de absoluto cariño y cercanía. Fue en 1982 cuando Itzurun retomó los desfiles para las fiestas, pese a que durante buena parte del siglo XX se dejaron de celebrar al considerar que no encajaban con el carácter de la ciudad. Sin embargo, poco a poco los ocho gigantes y catorce cabezudos que hoy conforman la comparsa han arraigado entre los donostiarras. 

“Para los que llevamos muchos años en esto es una gozada. Estamos encantados, porque cuando Itzurun empezó a sacar los gigantes, la gente salía a vernos, pero nos miraban como si fuera un desfile, como las vacas al tren”, comenta divertido González, que celebra que hoy en día “nos acompañan y participan de lo que hacemos”. No hay más que ver los saltos y las palmas con las que el público acompaña los bailes. “Parece que hay cantera, porque ya vemos cómo los niños juegan con gigantes de goma todo el año. Estamos encantados”, insiste.

Durante las fiestas, se viven momentos “muy especiales”, aunque cada uno tiene el suyo. “A mí, por ejemplo, me encanta ese momento en el que vas por la calle, sin bailar ni nada, y ves toda esa gente que te acompaña. Porque aunque vas limitado, se ve mucho más de lo que parece”, cuenta este miembro de Itzurun en referencia, principalmente, a las amplias sonrisas y caras de sorpresa de los más pequeños y a la entrega de muchos mayores.

Por el momento, el enorme trabajo de estas semanas previas está dando sus frutos y el espectáculo está siendo todo un éxito. “Confiamos en que sigamos sin lluvia para que el trabajo luzca y la gente disfrute. Y no os olvidéis de venir el sábado a la despedida porque va a merecer la pena”, invita González.