La escultura de la Paloma de la Paz, de Néstor Basterretxea, ubicada en Sagüés, se encuentra estos días enjaulada, aunque por una buena causa. La obra escultórica, que en los últimos tiempos ha sido objeto de pintadas y tiene algunos desperfectos, ha comenzado a ser restaurada, por lo que está envuelta por un andamio. La Paloma de la Paz se encuentra en el extremo oriental de Donostia desde 2015 y estuvo con anterioridad durante largo tiempo en la plaza Aita Donostia del barrio de Amara. La escultura se inauguró en 1988 en una esquina del paseo de la Zurriola, junto al solar en el que posteriormente se construyó el Kursaal. Se trasladó a Amara cuando empezaron las obras del palacio de congresos y se rehabilitó en un taller de Errenteria antes de su colocación en Sagüés.