2023 va a ser el año de la activación del proceso que derivará en el Plan de Acción de la Movilidad Escolar de Donostia, que se estructura en torno a siete acciones: la redacción de un manifiesto a favor de la movilidad escolar sostenible, activa, segura y autónoma; la creación de la figura del gestor de movilidad en el ámbito escolar; la actualización del tratamiento de educación vial y movilidad escolar en los centros educativos; la promoción de la mejora de los entornos y los itinerarios escolares; el impulso de los modos de transporte y hábitos de movilidad activa; la creación de un distintivo de movilidad escolar y la activación de un Plan de Comunicación.

Va a ser el año del arranque, que no de la implementación del citado plan ya que, según reconoce la concejala de Movilidad, Pilar Arana, el desarrollo del proceso en su conjunto y su puesta en marcha se demorará un tiempo.

La marcha que tome el proyecto depende de numerosas variables, como el ritmo que adopte cada centro en la ejecución de los cometidos que han de asumir y la aprobación del Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) de la ciudad al que está vinculado.

El camino escolar es una iniciativa “cuyo objetivo es promover y facilitar que los niños y niñas vayan a la escuela a pie y de manera autónoma”, priorizando siempre su seguridad.

La tarea, reconoce Arana, es compleja y la necesaria involucración de los centros escolares, dispar. Tampoco las necesidades y los problemas se asemejan, ya que hay casos a los que resulta más difícil poner remedio.

El plan pretende, asimismo, “desarrollar la conciencia crítica de los niños y niñas” ya que, en materia de movilidad, a menudo se les concede “un papel pasivo”.

Además, se busca implicar a la comunidad educativa en su conjunto, desde familias a educadores o vecinos, en el impulso de un cambio necesario “para que niños y niñas puedan ejercer su derecho de ir andando por unas calles seguras.”

Otra de las finalidades del plan es la creación de itinerarios seguros para que los escolares puedan efectuar sus desplazamientos diarios caminando o en bicicleta.

El Plan de Acción de Movilidad Escolar supone una etapa más en el camino que el Ayuntamiento de Donostia inició en 2003, cuando se puso en marcha una línea de trabajo específica en la materia. 

Los cimientos, subraya Arana, son sólidos, dado que las iniciativas previas en la línea de Eskola Bideak han servido incluso de ejemplo en otros lugares. 

El plan se constituye como “un proyecto educativo, transversal, participativo y de transformación del espacio público y los hábitos de movilidad” en el camino a la escuela.

Profundizar en la colaboración entre Ayuntamiento y centros escolares es clave, como ya ha quedado en evidencia con el desarrollo de distintas acciones, desde la Agenda 21 Escolar, ya convertida en agenda 2030, que se implantó en el 90% de los colegios e institutos de la ciudad, al programa Camino Escolar y Vamos andando al cole!, diseñado “en complicidad con el resto de la comunidad educativa”.

Otra línea de trabajo es la que afecta a la transformación física del entorno de los centros, siempre en aras a garantizar la seguridad de los escolares. En este sentido, se han llevado a cabo distintas mejoras en zonas colindantes a diversos centros como Ikasbide Ikastola, Jakintza, Zuhaizti, Haurreskola Urbieta, Instituto Peñaflorida, La Salle, Colegio San José, Arantzazuko Ama e Intxaurrondo Ikastola.

Las mejoras efectuadas son muy variadas y van desde el traslado de contenedores de basura para que no entorpezcan la visibilidad de los pasos peatonales a la incorporación de zonas 30 y zonas 20 en el perímetro de los centros.

Porque, abunda Arana, en el proceso de planificación global de la ciudad en materia de movilidad el eje de los centros escolares es fundamental ya que, en ocasiones, lo que en su entorno ocurre tiene efectos colaterales de importancia, como ocurre en los casos de Summa Aldapeta y Jesuitas, centros situados en trama urbana donde se producen episodios de atascos y problemas de tráfico cuando madres y padres llevan al alumnado a los centros, algo que, subraya la edil de Movilidad, preocupa al vecindario que se ha quejado el reiteradas ocasiones porque “padres y madres dejan los coches en cualquier sitio”.

Problemas se generan, asimismo, apunta Arana, algunos colegios ubicados en Miracruz-Ategorrieta o en el perímetro de la ikastola La Zurriola.

“Es importante que los propios centros comiencen a trabajar para luego colaborar con el Ayuntamiento en la adopción de las medidas adecuadas, siempre poniendo como prioridad la seguridad de los menores”, asegura.

Etapas a completar

“Ahora nos toca trabajar en el seno del Ayuntamiento y en los centros escolares de gran tamaño, que deben contar con su propio Plan de Movilidad”, explica Arana, que avanza que el Consistorio “apoyará en todo lo que haga falta y que los recursos permitan”.

“Creo que es bueno descargar la responsabilidad, que ésta también recaiga en los centros escolares”, añade Arana.

"Creo que es bueno descargar responsabilidades, que también las asuman los centros escolares"

Pilar Arana - Concejala de Movilidad

El Plan de Acción de Movilidad Escolar de Donostia contempla la redacción de un manifiesto en el que se recogerán las principales conclusiones obtenidas en la elaboración del citado plan y se plantea “como resultado del acuerdo de todos los agentes implicados en la materia”. El documento tendrá que ser sometido a revisiones con la periodicidad que se decida.

La redacción del manifiesto corresponde a los centros escolares, contando con la colaboración del Ayuntamiento y el GobiernoVasco.

La elaboración de este manifiesto no preocupa a Arana por su complejidad, lo complejo llega “cuando se baja al caso en concreto”.

La creación de la figura del gestor de movilidad, que corresponde también al centro escolar y que cuenta con el mismo apoyo institucional, es otro de los puntos que se contemplan, siendo ésta una figura clave para la aplicación y seguimiento del Plan desde las escuelas. Será este gestor, cuya formación asumirá el Ayuntamiento, quien se encargue de controlar si las decisiones que adopte el Grupo Motor del plan se cumplen y si se ejecutan los acuerdos de la Mesa de Movilidad, entre otros cometidos, como actuar de nexo con la Administración y otros agentes implicados.

También este documento sentará las bases para actualización del tratamiento de la educación vial y la movilidad escolar en los centros educativos, impartiendo formación tanto en Educación Primaria como en Secundaria. Esta acción la promoverá e impartirá el Ayuntamiento.

La cuarta acción busca promover la mejora de los entornos y los itinerarios escolares, analizando las posibilidades existentes en esta materia, activándolas cuando sean viables y priorizando las actuaciones en caminos escolares. 

Se plantea también, entre otros objetivos, promover “los modos de transporte y hábitos de movilidad activa”, reduciendo el uso del vehículo privado y fomentando “una movilidad sostenible, activa, segura y autónoma en los desplazamientos escolares”. Para alcanzar este fin resulta muy importante educar a los niños y niñas para que puedan moverse a pie o en bici de forma autónoma cuando estén maduros para hacerlo.

La sexta acción es la creación de un distintivo de movilidad escolar, una imagen corporativa que dé visibilidad al camino escolar y que se puede usar en cartelería o marcas en la acera que ayuden a identificar los itinerarios. Otro modo de dar visibilidad al proyecto en los barrios es creando el carnet del peatón.

Por último, acción que como las dos anteriores tiene que ser impulsada desde los centros, se halla la elaboración de un Plan de Comunicación que tiene que tener dos vertientes: interna y externa.

Según explica Pilar Arana, la definición y desarrollo del conjunto de acciones lleva cierto retraso ya que el PMUS, que debería haberse aprobado el 1 de enero, sigue sin haberse aprobado.

“Estábamos esperando también a contar con los datos del estudio de Movilidad a nivel de Euskadi, que se publicaron el 3 de abril”, añade.

Con todos estos datos sobre la mesa, el Ayuntamiento elaborará el borrador del PMUS, “que aprobará el siguiente Gobierno”. “Entendemos que podría estar para el otoño”, ha añadido.

Por ello, el Plan de Acción de Movilidad Escolar va con retraso, algo que también se explica en parte por el hecho de que el área municipal competente ha estado sumamente ocupada en atender la licitación de los fondos europeos que permitan avanzar en la aplicación de la tecnología necesaria para “cambiar el flujo de vehículos, definir las zonas de bajas emisiones” o los sistemas que harán que determinados vehículos puedan acceder al centro de la ciudad y otros sean desviados.

“Nada está parado, pero en el PMUS se recoge qué ciudad queremos y cómo llegar a conseguirla”, un proceso que se desarrollará durante años, abunda, y para lo que es fundamental haber conseguido “poner en calle” la tecnología necesaria.

Como en una cadena, cada eslabón conecta con el siguiente, por lo que la planificación escolar todavía tendrá que esperar.

“La velocidad en la que se vaya haciendo dependerá de factores como los recursos que se vayan a destinar o el grado de colaboración de los centros”, ha destacado Arana.

“Difundiendo el plan y metiéndolo en el PMUS esperamos que la filosofía del documento vaya calando, trabajando los centros con el Ayuntamiento para la aplicación de distintas medidas, sin que se pase la pelota siempre al Consistorio”, asegura.

“Cuando se trabaja de forma conjunta se encuentran mejoras siempre, aunque a veces no se halle la solución definitiva”, concluye Arana.