La Asociación de Amigos del Ferrocarril de Gipuzkoa así como la Asociación Vasca de Patrimonio Industrial y Obra Pública (Aviop) han mostrado en las últimas horas su malestar por el derribo íntegro de la estación del Norte, al igual que hizo también la pasada semana la asociación de defensa del patrimonio Áncora.

"Nos encontramos sorprendidos e impactados por la demolición, en menos de 48 horas y por parte de Euskal Trenbide Sarea (ETS) de la estación del Norte de Donostia, actualmente propiedad de Adif", ha asegurado Asociación de Amigos del Ferrocarril de Gipuzkoa, que ha manifestado que "desde que se presentó el proyecto final de la remodelación integral de la estación, nadie contaba ni sospechaba, con la destrucción del histórico edificio de viajeros del siglo XIX, patrimonio ferroviario de Euskadi y único en todo el estado". "Desde la Asociación siempre hemos mantenido una postura firme para la conservación integral y restauración de la marquesina de Norte de los talleres de Eiffel y del edificio de viajeros, así como la de la "Puerta de Brandemburgo”, la columnata que fue desmontada y repuesta durante las obras de la estación de autobuses hace una década.

Por su parte, Aviop ha calificado la demolición de la estación de "planificada, rápida y vergonzante", además de criticar que se haya llevado a cabo detrás de una pantalla de andamios. La entidad asegura que lleva unos quince años intentando evitar la demolición de la estación propiedad de Adif, aunque está siendo reformada por ETS, y que el Ministerio de Cultura no ha tenido en cuenta su petición de que se mantenga el edificio.

La asociación Áncora, por su parte, ha difundido un nuevo comunicado público, esta vez dirigido al alcalde de Donostia, Eneko Goia, en el que le transmite "desolación y enfado" generados entre los donostiarras tras presenciar la desaparición total de la estación de tren del siglo XIX. "Las reacciones de incredulidad e ira se han ido acumulando en las últimas horas a través de las redes sociales, convirtiéndose en un auténtico clamor contra las instituciones y técnicos responsables del proyecto", añade la entidad.

"Es preciso rendir cuentas ante la gravedad de esta pérdida patrimonial", considera Áncora, que añade que "de no producirse una aclaración pública y convincente", se plantea denunciar el caso ante la Fiscalía de Medio Ambiente y Urbanismo de la Audiencia Provincial de Gipuzkoa, a quien correspondería investigar "si ha podido haber delito en la destrucción de un elemento histórico-arquitectónico protegido, de tan alto significado cultural".

La asociación de defensa del patrimonio, además, asegura que existe un "sentimiento de engaño generalizado, porque en ningún momento se había hablado de sustituir el edificio histórico por otro de nueva construcción". "Las informaciones que se han difundido hasta la fecha coincidían en asegurar la conservación de las fachadas protegidas, basándose en fuentes municipales", sostiene.

Asimismo, critica la "absoluta inutilidad del PEPPUC, un documento urbanístico fallido a pesar de sus continuos parcheos". "La Estación del Norte está catalogada en el Grado C, lo que implica un reconocimiento de valor arquitectónico individual, así como la obligación de conservar total o parcialmente las fachadas originales, disposición cuyo cumplimiento se ha exceptuado", recuerda Áncora.

"CONSERVAR O RECONSTRUIR"

Fuentes del Ayuntamiento de Donostia, por su parte, explicaron que la obligación de conservar intactas las fachadas de la estación no está incluida en el Peppuc, aprobado en 2021, y que la ficha concreta de este edificio no ha sido modificada. En concreto, indica que la estación está protegida con el grado C, con la exclusión del hotel Terminus. Además, considera elementos permanentes la “estructura metálica de la cubierta de andenes”, ahora desmontada para su posterior recolocación así como la sillería de la columnata, apodada Puerta de Brandenburgo, que ya se reconstruyó. No pasó lo mismo, sin embargo, con un pabellón del ala Sur demolido en 2013, donde tenían lugar exposiciones de maquetas en sus últimos años.

La ficha agrega “restricciones particulares de intervención”, que señalan que “se conservarán o bien se reconstruirán las fachadas del edificio de viajeros, permitiendo un levante”, lo que abre la puerta a la demolición total que se ha producido, una actuación que las asociaciones relacionadas con el patrimonio no se esperaban, al igual que muchos donostiarras. 

El derribo de la fachada responde, según el Ayuntamiento, “a necesidades y razones del proyecto de ejecución, es decir, a la propia construcción del nuevo edificio” previsto y sobre el que se creará un levante de dos plantas retranqueadas.

Por otra parte, Áncora expresa sus “serias dudas” de que la retirada de la estructura metálica sobre las vías, en principio para reponerla posteriormente en la reformada estación, sea legal porque, según aseguran, este elemento creado en los talleres de Eiffel “tiene la consideración de “elemento permanente”, lo que significa que no puede ser trasladada, debiendo permanecer “in situ” durante las obras”. Asimismo, lamenta la “falta de ambición” de Donostia y dice que “Bilbao y Vitoria han sido capaces de adaptarse a la Alta Velocidad y preservar sus estaciones históricas, beneficiándose además de una inversión pública seis veces superior (495,7 y 555,5 millones de euros respectivamente), que ha hecho posible el soterramiento de las vías en esas ciudades”.