El Ayuntamiento de Donostia seguirá imponiendo multas a los propietarios del caserío Astiñene, situado en Egia junto al Urumea y frente a Loiola, con el fin de que lleven a cabo los trabajos de conservación necesarios para el mantenimiento del inmueble, como obliga la normativa municipal. Hasta ahora, la institución ha sancionado con casi 11.000 euros a los propietarios del edificio.

El antiguo caserío, que data de los años 1600-1650 según los entendidos, está protegido por el Plan Especial de Patrimonio Urbanístico Construido (Peppuc) con el grado C. Sin embargo, en las últimas décadas, el edificio ha ido agudizando su deterioro, a pesar de algunos arreglos puntuales.

Actualmente, el Consistorio está elaborando un informe para poder continuar con la imposición de más multas coercitivas con el fin de que los dueños del caserío, de más de tres siglos de vida, se avengan a su deber de rehabilitarlo para su mantenimiento. Hasta el momento, la administración local ha multado en cuatro ocasiones a la propiedad por incumplir su deber de conservación en base al Peppuc.

En diciembre de 2016, el Ayuntamiento remitió la primera sanción, de 2.730 euros, y desde agosto de 2020 ha impuesto otras tres, por la misma cantidad, por lo que la sociedad propietaria del edificio ha recibido sanciones coercitivas por valor de casi 11.000 euros. La cantidad seguirá engordando, avanzan fuentes consistoriales, si los propietarios no dan un paso adelante para que el histórico inmueble detenga su deterioro, que muchos técnicos juzgan imparable.

En 2018, se llevó a cabo una rehabilitación del edificio con la instalación de una nueva estructura de madera, la sustitución del tejado y la limpieza de la fachada. Pero la vía iniciada se paró hasta la llegada de una sentencia judicial que recalcaba que propiedad debía velar por el mantenimiento del edificio.

Ahora, los servicios técnicos municipales están elaborando otro informe para poder continuar con la imposición de más multas coercitivas por incumplir el deber de conservación de la propiedad en base al Peppuc. 

El Gobierno municipal descarta por el momento llevar a cabo una ejecución subsidiaria de las obras de rehabilitación del edificio. Tampoco prevé adquirirlo, una opción que estuvo sobre la mesa bajo el gobierno de Juan Karlos Izagirrre (Bildu), cuando el Consistorio planeó la compra del caserío, aunque la idea quedó posteriormente descartada.

Sentencia

La pelea entre los propietarios del Astiñene, la sociedad mercantil Grucybsam, y el Ayuntamiento de Donostia ha tenido distintos capítulos en los juzgados. En 2020, el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco quitó la razón a los propietarios, que en una instancia anterior habían recibido una sentencia favorable tras denunciar la entrada de técnicos municipales en el edificio. Los trabajadores públicos habían accedido al interior sin permiso de los dueños ni del juez con el fin de comprobar la situación del inmueble, que esta clausurado por riesgo, desde dentro. 

La sentencia avaló la actuación municipal de control de la situación y pidió que los dueños actuaran de modo inmediato para proteger el viejo caserío.

El edificio es de los pocos que quedan en el término municipal de Donostia anterior a 1813, cuando la Parte Vieja fue incendiada, se derribaron las murallas y comenzó la ampliación de la ciudad de Donostia, que antes era solo la actual Parte Vieja.

Astiñene, también conocido como Zubiburu, perteneció en 1811 a los Condes de Torrealta y, desde entonces, su propiedad ha ido transmitiendose a los descendientes.

El edificio tiene una planta de 11 x 15 metros y los entendidos señalan que era un astillero fluvial, del que le vino el nombre. Además, contenía un lagar, en el que se prensaba la manzana para hacer sidra, como sucedía en muchos caseríos del entorno.