La marea turística, en especial la internacional, ha aumentado considerablemente en este año 2022 en Donostia al ritmo de los coletazos de la pandemia de covid. Solo entre los meses de junio a septiembre, temporada veraniega para el turismo, se han contabilizado 774.249 pernoctaciones, es decir, un 32% más que en el mismo periodo del pasado año. Entre los visitantes llegados de otros países del mundo, la cifra han crecido un 117%. Los procedentes de Madrid han aumentado un 32% respecto al verano de 2021 y encabezaron la lista de visitantes del Estado. Tras ellos se situaron los catalanes, con un 18% más, y los andaluces, con un 9%.

El paseo de La Concha, abarrotado de turistas durante la Semana Santa. N.G.

Las buenas cifras de la industria turística, sin embargo, también provocan críticas de distintos sectores, por la aglomeración intensa que se produce en determinados momentos y la transformación de los barrios más céntricos. En este sentido, el Ayuntamiento ha encargado un análisis para cambiar el Plan General y concretar las cifras a partir de las cuales no se permitirá abrir nuevos alojamientos, como sucede ahora en la Parte Vieja.

La plaza de la Constitución, llena de furgonetas de suministros para la hostelería. N.G.

El final de las restricciones sanitarias ha permitido la vuelta a Donostia de toda clase de fiestas, antes restringidas. Así, además de los festivales musicales, que se pudieron disfrutar a medio gas en años anteriores, la Aste Nagusia contó de nuevo el pasado agosto con su cañonazo y fuegos artificiales. Los cálculos de asistencia señalan que más de un millón de personas participaron en los 400 actos que vertebraron la primera Semana Grande en tres años. 

Pero por muy kaskariñas que sean los donostiarras, como se les ha apodo por su amor a las fiestas, la capital necesita trabajo para sus ciudadanos y el sector de los servicios y el comercio siguen siendo puntales principales en la ciudad. En ella, además, la investigación se está convirtiendo en un nuevo nicho de empleo. con cerca de 5.200 personas trabajando en él. El Consistorio quiere aprovechar y fomentar la presencia de investigadores en distintas empresas biotecnológicas y científicas, como las implantadas en el parque empresarial de Miramon y no es ajena a ese deseo la elección del empresario madrileño Javier García Cogorro como Tambor de Oro de 2023, por ser el responsable de la implantación de la empresa Viralgen en el parque tecnológico donostiarra en 2019. Ahora, trabajan ya en ella más de 400 personas. Vicomtech, CICnanogune, Cotec, Retina, Donostia International Physics Center, Ikerbasque, CIC Biomagune y otras firmas acogen el resto de profesionales.

La nueva sede de la empresa científica Viralgen, abierta en Miramon. N.G.

El índice de desempleo se sitúa cerca del 8% en Donostia, el menor entre las capitales vascas, aunque sigue siendo más agudo entre las mujeres y en determinados barrios.

La carestía de la vivienda, tanto de alquiler como de compra, varía también por barrios, pero sigue en la cima, con el consiguiente problema de emancipación para los jóvenes, que engordan el censo de localidades vecinas.

Donostia cuenta con un 8,7% de población de nacionalidad extranjera, sin la cual hubiera adelgazado el padrón de la ciudad

Además, la capital guipuzcoana mantiene sus posiciones poblacionales gracias a la llegada de extranjeros, constituyendo un 8,7% de los donostiarras. Sin ellos, la ciudad hubiera recortado su número de habitantes.

Polideportivo de Altza

Un grupo de mujeres en la zona exterior de las piscinas de Altza, abiertas en verano. N.G.

El año 2022 ha destacado también por la deseada inauguración del nuevo polideportivo de Altza, una instalación que ha tardado tres años en convertirse en realidad y ha elevado su coste hasta cerca de 20 millones de euros, tras afrontar numerosas dificultades, la primera de las cuales fue la aparición de amianto en los terrenos. Las piscinas exteriores con las que cuenta el polideportivo son un aliciente añadido. La instalación ha arrastrado la llegada de nuevos abonados a Donostia Kirola y el pasado octubre ascendían ya a 44.400, un 94% del tope alcanzado antes de la pandemia.