El concejal de Seguridad Ciudadana del Consistorio donostiarra, Martín Ibabe, lo tiene claro. Las cámaras de seguridad son “una herramienta más” para facilitar “las labores de regulación del tráfico y de seguridad”.

Las cámaras que podrían definirse como públicas funcionan, recuerda Ibabe, atendiendo fundamentalmente a dos cuestiones: control de tráfico, vinculadas a los principales viales de circulación; y aquellas que se sitúan en lugares “especialmente sensibles” en materia de seguridad, como por ejemplo la estación de autobuses, los pasadizos subterráneos, etc.

Siempre, subraya Ibabe, para hacer uso de las grabaciones el Gobierno Vasco debe dar la pertinente autorización.

“Cuando los visionados de las imágenes son necesarios para esclarecer determinados hechos, siempre previo permiso, se requieren”, añade Ibabe. 

¿Para qué? Para ayudar a esclarecer situaciones muy diversas, desde atracos a a accidentes de tráfico. Pero mucho más. También los autobuses de Dbus cuentan con cámaras cuyas imágenes a veces son necesarias, como lo son las que se extraen de las cámaras situadas en los polideportivos de la ciudad que, apunta el edil del PNV, se solicitan cuando es necesario,

“Para la Guardia Municipal, la Policía Judicial y la Ertzaintza son un elemento más de trabajo. En caso de ser necesario se hace la solicitud como se requiere. Hay un procedimiento administrativo garantista para que esas grabaciones se puedan visionar”, puntualiza Ibabe.

Incluso en aquellas cámaras que se controlan desde la Guardia Municipal, “las grabaciones no pueden ser visionadas por cualquier agente”. 

En la central de Morlans, por ejemplo, además de cámaras que vigilan puntos conflictivos en materia de tráfico y otras zonas que requieren de esta vigilancia, las cámaras funcionan también a nivel interno. “En la propia comisaría hay espacios que requieren de una vigilancia constante. Por ejemplo, la zona de calabozos. Estas cámaras buscan garantizar la seguridad de las personas que allí trabajan, pero también de las que están retenidas”.

Cuando la grabación que se necesita corresponde a una cámara situada en un local o negocio privado “también se puede requerir” y se hace cuando la investigación lo exige. “Se piden grabaciones de bancos, farmacias e incluso de comercios, cuando graban vía pública, siempre que se cuente con el oportuno permiso”, añade el concejal de Seguridad Ciudadana.

“Tiene que quedar claro que el visionado de la imágenes está sujeto a unos permisos. Además, creo que este es un elemento que aporta en la labor preventiva, disuasoria y también resolutiva. Hay veces que se han resuelto situaciones gracias a estas grabaciones”, destaca.

Pero las cámaras son, además, muy importantes para facilitar la respuesta rápida ante accidentes, incendios... Ibabe lo ilustra con una ejemplo. “Hace un par de años hubo un incendio en las proximidades del Kursaal e incluso antes de recibir la primera llamada de aviso en el parque de bomberos, fuimos consciente de la situación porque una cámara había detectado una salida anormal de humo”.

“En otras ocasiones nosotros somos los que usamos cámaras. Recuerdo un incendio en el Infierno. Sobrevolamos la zona con un dron para garantizar que el operativo estaba libre de riesgos. También es frecuente que se haga un visionado de la costa. Estos días hemos hecho un barrido de las paredes del litoral y el dron nos permite saber si existe algún desperfecto”, destaca.

“Es una herramienta de ayuda. Si alguien pasea tranquilamente por la calle que la cámara esté filmando no va ir a ningún lado”, abunda, pero sí es importante la función de control que llevan a cabo en eventos con una gran afluencia de público (deportivos, musicales, etc.). “Otro ejemplo concreto. Son de gran utilidad para observar los accesos del público a la plaza de la Constitución en la fiesta de San Sebastián y evitar problemas de aforo”. “En muchos casos son nuestros ojos. Además, la tecnología ha mejorado mucho”, subraya Ibabe.

¿Cuáles son las cámaras más activas? Aquellas situadas en los lugares con mayor afluencia de público. En el caso de Donostia serían, entre otras, las ubicadas en el entorno de la estación de autobuses y Renfe. En verano, todas las que atienden a las zonas de playas y las del ámbito de Anoeta, cuando hay partidos. 

“Es una herramienta muy útil. ¿Que es susceptible de que se haga un mal uso? Pues como todo en la vida. Lo cierto es que es un elemento que facilita la resolución de delitos y problemas, es un servicio”, concluye el edil de PNV.