El Concurso Internacional de Fuegos Artificiales de Donostia se quedará este año a las puertas de las 400 colecciones a concurso, cifra que ha superado si incluimos los últimos 12 piromusicales. Un amplísimo recorrido que comenzó el 30 de agosto de 1964 de la mano de la pirotécnica Marmajou, de Dax, y que deja un largo compendio de datos y anécdotas.

Fuegos de todos los continentes

Hasta la fecha pirotecnias de todos los continentes han iluminado el cielo de Donostia. Comenzando por Europa (Francia, Alemania e Italia, además de la Pirotecnia Zaragozana y la alavesa Martínez de Lecea), en 1966 la japonesa Marutamaya Ogatsu amplió el horizonte al Lejano Oriente. Esa expansión siguió en 1970 con la brasileña Camarú, en 1991 con la australiana Howard & Sons y ya en el siglo XXI, a África, con la angoleña Fogos de Artifício de Angola (2007).

Algo más de la mitad de las participantes procedían del Estado español (215; 12 de ellas, de la CAV), seguidas de Italia (53), Portugal (23), Francia (20), Alemania (15) y Reino Unido (12) entre las que superan la decena de apariciones. Hasta 14 países han repetido presencia, mientras que otros 12 han venido a Gipuzkoa en una sola ocasión:

Los participantes, por su origen

  • Estado español, 215 (+5 en 2022), 12 de ellas, de la CAV
  • Italia, 53 (+1 en 2022)
  • Portugal, 23
  • Francia, 20
  • Alemania, 15
  • Reino Unido, 12 (+1 en 2022)
  • China, 9
  • Japón, 6
  • Australia, 5
  • EEUU, 4
  • Suiza, 4
  • Austria, 3
  • Malta, 2
  • Suecia, 2
  • Con 1 representación: Angola, Argentina, Bélgica, Brasil, Bulgaria, Canadá, Costa Rica, Polonia, República Checa, Sudáfrica, Taiwan, Ucrania, 1 (+1 en 2022).

Un ganador 'sin igual'

Seguir el rastro de las ganadoras de la Concha de Oro desde 1964 es una tarea harto complicada a la vista de las complicaciones de un mundo como el pirotécnico en el que en algunos momento las divisiones y escisiones han estado a la orden del día. Aun así, el palmarés del concurso donostiarra arroja a la barcelonesa Pirotecnia Igual, con siete conchas de Oro entre 1972 y 1988, como la firma que más éxito ha cosechado sobre la Bahía. Eso sin contar que la saga de los Caballer en sus distintas variantes y generaciones se han llevado el gato al agua en hasta 15 ediciones, siete de ellas en este mismo siglo. Casi en un tercio de los certámenes (18) el premio ha volado fuera del Estado español (la mitad, entre Italia, en cinco ocasiones, incluida la última de 2019; y Portugal, en otras cuatro). No es de sorprender que Igual y uno de los Caballer, Vicente en concreto, chocaran en 1988 y el Jurado optara por repartir la Concha de Oro ex aequo.

Problemas en el transporte

Raras veces suele haber problemas con las colecciones previstas, pero hace ya unas cuantas décadas, en los primeros años del posfranquismo, el espectáculo encargado a la italiana Francano se quedó por el camino por culpa de problemas en el transporte. La portuguesa Mário Pedro llegó desde Santarem, al norte de Lisboa, para cerrar una edición que ganó la pirotecnia barcelonesa Igual por quinta vez en aquella década.

Varias carcasas de fuegos artificiales, durante su montaje. Nagore Centeno

Difícil decisión

Los jurados de los distintos certámenes tienen distintas opciones para tratar de impartir justicia a los méritos observados. Uno de ellos es el de conceder una distinción ex aequo. En el caso del Concurso Internacional de Fuegos Artificiales de Donostia, los distintos jurados han recurrido a esta figura en once ocasiones. La primera, para la Concha de Oro de 1968, para la valenciana Úbeda Hermanos y para la lusa Fernandes & Filhos. Justo 20 años después, la Pirotecnia Igual y Vicente Caballer se repartieron la máxima distinción.

En las otras nueve ocasiones hubo dos ganadores de la Concha de Plata: Fratelli Francano y Pains & Wessex (1970); Fernandes & Filhos y Brunchú (1972); Fernandes & Irmao y Giuseppe Francano (1973); Pirotecnia Zaragozana y Casa Ruggeri (1974); Parente y Zaragozana (1975); Vallefuoco y China National Native Corporation (1987); Ricardo Caballer y Garuda (1993); Miguel Zamorano y Standard Brocks (1996); y en 2015, con Parente y Pirotecnia Valenciana.

¿Un concurso sin pirotecnias valencianas?

A tenor del palmarés del Concurso y de la querencia de la afición guipuzcoana por el colorido y el ruido de la escuela valenciana, cualquiera diría que las casas de esta zona del Mediterráneo son un fijo en Donostia. En gran medida lo son, sobre todo a partir de los 80, pero a lo largo de la historia del Concurso nos podemos encontrar con solo seis ediciones sin representación valenciana. Lo fue la inaugural (1964) y lo fueron las de 1970, 1973, 1975, 1978 y la de 2016 si nos ceñimos solo al concurso (el piromusical corrió a cargo de Ricasa). Por contra, en cinco ediciones (1985, 1993, 1995, 1996 y 2003) las casas valencianas han sido las únicas representantes del Estado.

La noche más dramática

El momento más crítico de la larga historia del Concurso sucedió en 1985, cuando poco después de comenzar el lanzamiento, un cohete terminó explotando ante la multitud congregada junto a la primera rampa de La Concha. Un niño de cinco años falleció y cerca de un centenar de personas resultaron heridas aquella víspera del día de la Virgen. Era la séptima participación consecutiva de la casa valenciana, que desde 1979 había ganado en dos ocasiones la Concha de Oro (1980, 1983) y en otras tres, la de Plata (1979, 1982 y 1983). Tras el accidente, su propietario, Antonio Arnal, se deshizo de la empresa.

De cinco a ocho noches

El Concurso echó a andar en 1964 con cinco casas pirotécnicas y lo hizo además entre el 30 de agosto y el 8 de septiembre. Ni eran noches consecutivas ni en torno al 15 de agosto, como ocurre ahora. La francesa Marmajou fue la encargada de abrir fuego, nunca mejor dicho, en una edición que cerró y ganó Pirotecnia Zaragozana, por encima de Francesco d’Addario (segunda, Italia), Nicopyrotechnik (Alemania) y la alavesa Martínez de Lecea. Con distintas oscilaciones, en 1991 se consolidó de manera definitiva el cartel con ocho casas participantes, tras varias ediciones durante los 80. Dicho formato de ocho noches de competición se extendió hasta 2008, cuando la vizcaina Astondoa fue la encargada de destinar la última colección de las fiestas a un piromusical, tradición que en muchas ocasiones ha protagonizado Ricasa y este año seguirá Vulcano.

Alpha Pyro Pirotechnie, en 2016. Iker Azurmendi

Desde 1976 se completa el podio

En sus primeras ediciones, el Concurso Internacional solo repartía dos premios: la Concha de Oro y la de Plata. A ellos incorporó con el paso de los años la de Bronce, después de vivir cinco de las últimas seis ediciones con la Plata repartida ex aequo. El año 1976 trajo consigo una nueva fórmula: la Concha de Bronce.

25 años con otras opiniones

No solo el palmarés oficial importa, sino que casi siempre de la mano de marcas comerciales, en 1997 echó a andar el premio del Jurado Popular y cinco años más tarde, en 2002, el del Jurado Joven. En 25 años, 23 ediciones, en casi la mitad el jurado oficial y el jurado popular han coincidido al proclamar ganador (1998, 2000, 2001, 2002, 2005, 2006, 2012, 2014, 2015, 2016 y 2018), en otras ocho el jurado popular ha optado por la Concha de Plata, en otras dos por la de Bronce, y en 2003 y 2004, el Jurado Popular se decantó por dos casas que no se llevaron ninguna distinción del Jurado Oficial. En el caso del Jurado Joven, ha coincidido con el parecer del oficial seis veces desde el 2002.