Muchas carencias, algunas riquezas e innumerables necesidades quedaron en evidencia a causa de la pandemia. Uno de los aspectos en el que ha quedado claro que queda mucho camino por andar es el de la digitalización de las personas mayores.

Pero precisamente el confinamiento ha ayudado a despertar en muchas personas mayores el interés y la necesidad por sentirse más conectadas gracias a las nuevas tecnologías, una necesidad a la que el Consistorio donostiarra está intentando dar respuesta valiéndose de distintas herramientas y a través de diversos programas.

Eva Salaberria, de Donostia Lagunkoia e Itxaso Arzelus, responsable desde Acción Social del apoyo a los Hogares del Jubilado y el programa +55 en materia de digitalización, coinciden al señalar que esa es una realidad constatable. Tanto que, apunta Arzelus, hay "lista de espera" en la oferta de cursos de digitalización para después de Semana Santa.

Pero tampoco entre las personas mayores la realidad es uniforme, ni por el grado de conocimiento que tienen de las nuevas tecnologías y usos de las terminales, ni por las posibilidades de acceso a las mismas.

"Pensar que las personas mayores, en relación con la tecnología y otros muchos temas, están todas en el mismo nivel, es un error", abunda Salaberria.

Que la tecnología "en una herramienta relevante para la conexión", es una realidad de la que todos "hemos sido más conscientes durante la pandemia y el confinamiento" y, por supuesto, también las personas mayores, muchas de la cuales se encontraban con dispositivos entre las manos que no sabían utilizar o a los que no sacaban suficiente provecho.

Muchas de estas personas incluso se decidieron a comprar su smartphone y ponerse manos a la obra en el aprendizaje de su uso "no solo para relacionarse, sino porque también en los trámites que se hacían presencialmente ha habido un acelerón hacia la digitalizacion", subraya Salaberria.

En Donostia "se lleva muchos años trabajando acompañando a las personas mayores en ese camino de la capacitación digital" a través de distintas vías. En los hogares del jubilado y en el programa +55 este apoyo a la digitalización, abunda Arzelus, llevaba tiempo en marcha "pero no con la dimensión que tiene ahora", ya que a raíz de la pandemia "ha cogido mucho más peso".

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El Consistorio también desarrolla colaboraciones con otras entidades como La Caixa, que imparte cursos "antes solo dirigidos al ordenador de mesa y ahora también con móviles, trámites online etc.".

Este convenio sigue en vigor pero también se ha reforzado la oferta de +55 y se desarrollan cursos específicos de smartphone "de cuatro sesiones de hora y media, de tú a tú con cada uno y su teléfono" añade. Estos cursos de capacitación digital corren a cargo de Izarbide, una asociación de voluntariado de mayores.

"Han creado un grupo de whatssapp y entre sesión y sesión les ponen deberes. Hay un interés por parte de las personas mayores ya digitalizadas por compartir lo que saben y el aprendizaje de igual a igual tiene mucha potencia", afirma Salaberria. "A veces de una sesión a otra o ya no te acuerdas o no has aprendido y una persona mayor parece que te entiende, porque le pasa". Mucha gente "repite el curso. Siempre se quedan con algo y tienen la tranquilidad de que pueden volver y hacer lo mismo si hace falta", subraya Arzelus.

Y, además está el programa +55, recurso al que se puede acceder a través de las casas de cultura y que propone, entre otras iniciativas, los cursos Ordena tu móvil, que sirven para "quitar cosas que vienen instaladas y dejar solo lo necesario".

En algunos hogares del jubilado, como Gure Bizitza o Jatorrak, se imparten talleres de memoria pero con táblet. "Había personas que no la habían tocado en su vida y es una buena forma de que se acerquen a lo tecnológico".

Esta herramienta, por ejemplo, les resulta muy útil en el club de lectura fácil que se imparte en la Casa Cultura de Egia, donde han pasado a utilizar también la táblet "perdiéndole el miedo". "Leen en táblet y descubren que pueden ampliar al tamaño de la letra, no tienen que almacenar libros etc."

En la actualidad, algunos de los hogares del jubilado de la ciudad se hallan inmersos en la tarea de testar la posibilidad y necesidad de impartir cursos sobre dispositivos de voz, tipo Alexa, "porque para algunas personas manejarse con una táblet o móvil puede ser complicado y les puede resultar más sencilla la búsqueda por voz", apostilla Arzelus.

La oferta, en la actualidad, es amplia y va desde la que se halla en las casas de cultura de la mano de los KZguneak a la que se brinda en los hogares del jubilado, muy próxima, tanto que en ocasiones funciona como punto de resolución de problemas informáticos de los usuarios.

"El acompañamiento desde Acción Social es fundamental, no solo para aclarar dudas sino para que la gente vea que puede aprender, porque existe una relación de confianza", abunda Salaberria.

Y es que en estos casos, recuerda Salaberria recuperando la frase de una de las responsables de +55, "la tecnología humaniza", ya que la curiosidad que se ha despertado está contribuyendo a generar relaciones. "Con la excusa de prender a manejar el teléfono entablan otras relaciones", señala Arzelus. "La digitalización en las personas mayores tiene, como una de sus principales fortalezas, la relación; sentirse conectado con el mundo y teniendo la posibilidad de compartir", asegura Salaberria.

Para acceder a esta oferta las personas mayores se acercan a los hogares del jubilado. Los cursos de Izarbide con los móviles, para los que hay lista de espera, "se van organizando donde se piden" y la demanda es grande.

En otras ocasiones, las personas que dan el apoyo técnico en los hogares se encargan de invitar a la participación y algo que siempre funciona es "el boca a boca". "Eso de comentar que lo que antes pedían a sus hijos ya lo saben hacer, funciona", destacan.

El Ayuntamiento fundamentalmente se encarga "de lo más básico" y después quien esté interesado puede seguir su camino digital por otras vías