tsaso Usobiaga y Ane Bilbao son el alma, el corazón y el motor de Minusse, su marca, bajo cuya bandera recientemente inauguraron su tienda en Ametzagaña 21. Con ella quieren reivindicar la importancia de lo bien hecho, de la calidad, de la economía circular, del trabajo pagado justamente, del no usar y tirar. Por eso, porque todo ello se paga, saben que su clientela no es la de las grandes cadenas.

"El confinamiento nos pilló con el proyecto lanzado, en plena mudanza. Abríamos el 1 de abril tras estar en un coworking también en el barrio. Todo se paró", explica Usobiaga. "Cuando vimos la oportunidad de abrir un local a pie de calle, llegó el confinamiento y al levantar las restricciones empezamos a adecuarlo", añade Bilbao.

Locas y valientes. Les han definido de distintas formas pero son "una marca de moda sostenible de Donostia que cose sus colecciones en Bilbao", en una cooperativa que da trabajo a jóvenes en riesgo de exclusión social. Y pagan bien por ello, por no contradecirse, por mantenerse firmes en la apuesta por la economía circular.

Materiales naturales y orgánicos, mimo en el diseño, cuidado y más cuidado. Que todos los eslabones de la cadena tengan una remuneración justa cuesta. "Tenemos muchas ganas y, cuando vimos un poco la luz al final de túnel, nos pusimos manos a la obra para asumir este nuevo reto", añade Bilbao.

¿Por qué en Egia? Por muchas razones. "Primero por el precio, el Centro es imposible para los pequeños proyectos. Además era un local bonito, con mucha luz y en un barrio y en una calle en la que están poniendo en marcha muchas iniciativas y hay ambiente", apunta Usobiaga.

Egia se mueve, muestra de ello es que el hermano de Ane Bilbao puso en marcha hace un tiempo el bar- restaurante Aho-Mihi, otra apuesta.

Aunque lanzaron su primera colección en primavera de 2019, hasta el verano de este extraño 2020 no han podido abrir las puertas de su punto de venta físico, que funciona de la mano de su web www.minusse.com.

"La gente del barrio está entrando, aunque es otra cosa que compren o no", apunta Usobiaga. "Sí que entran y nos cuentan que hace muchos años Ametzagaña era una calle comercial, nos dicen qué tiendas había y nos explican que después todo cerró, que era muy triste", añade Bilbao.

"En el día a día eso es muy bonito, que nos cuenten la evolución que ha tenido el barrio. La gente mayor se alegra mucho de que estemos dando vida y alegría a la calle", apostillan.

"Egia brinda la oportunidad de poner en marcha nuevos proyectos y es algo que se está viendo", subraya Bilbao.

Esta pareja de entusiastas que, "menos de coser", se ocupan de todo, desde el diseño a la promoción, asegura que su filosofía se basa en "cuidar la sostenibilidad y las personas". Cada detalle cuenta, incluso el papel reutilizado en el que envuelven las prendas. "En online es importante y en el día a día nos lleva mucho tiempo el trabajo de promoción", apuntan.

Estas dos jóvenes entusiastas lanzan una invitación: "Quien quiera en el barrio que venga a mirar, a probarse. Apostamos por lo que creemos aunque sea duro. Hace falta conciencia y ayudas y realizar un trabajo de sensibilización para que se apueste por la moda sostenible y con una trazabilidad controlada".

"No sobreproducimos, hacemos diseños atemporales para que no se tiren y se queden en el armario, explicamos todo en nuestra web. Esto no es barato, pero lo hacemos así por coherencia", explican estas jóvenes cuya clientela, creen, es la que apuesta "por consumir menos pero mejor". Optimistas afirman que, tras el confinamiento, perciben en sus clientes un interés por comprar en el comercio de proximidad y atendiendo a una apuesta por la sostenibilidad. Confían en que el tiempo les dé la razón.