Los tres jóvenes toreros que hicieron ayer el paseíllo en Donostia se extendieron en seis largos y voluntariosos, pero poco lucidos, empeños ante los descastados toros de Torrealta, de los que finalmente Juan Leal y Luis David Adame pasearon sendos trofeos casi a modo de consolación.
El encierro gaditano, de muy desigual presentación, ya de salida parecía ofrecer pocas opciones de triunfo. Y las sospechas se fueron confirmando a medida que iban pasando por las pruebas de bravura del caballo de picar y de los engaños de los toreros, donde respondieron sin fuerza, con muy poca raza y sin emplearse o incluso volviendo grupas aburridos y rajados, a pesar de que alguno tuvo cierta y sosa movilidad sin entrega.
A pesar de ello, los tres jóvenes espadas se emplearon en unos trasteos muy dilatados y con escaso brillo, haciendo así que la duración de la corrida se alargara hasta las dos horas y media de escaso interés, en una plaza con apenas un cuarto de entrada.
Con todo, el francés Juan Leal sacó más partido, pues supo tirar de variedad y golpes de efecto para llevar al tendido algún mínimo de emoción, lo que la gente le agradeció pidiendo amablemente para él hasta tres orejas que el presidente, con un criterio más severo, dejó en una sola.
También un trofeo de poco peso le dieron al mexicano Luis David Adame por hacerle una faena a destajo y de poco temple al tercero de la tarde. Román no acabó de levantar el vuelo de sus dos tesoneras faenas. - Efe