A rebosar. La Basílica de Santa María en la Parte Vieja de Donostia vivió ayer por la tarde una de las jornadas más emotivas del año con la tradicional celebración de La Salve la víspera del día de la Virgen. Los más fieles al acto abarrotaron un año más la iglesia donostiarra desde muy pronto.

El Orfeón Donostiarra exhibió una vez más el talento que tiene acompañado de los pequeños del Orfeoi Txiki, redondeando una actuación intachable (solamente interrumpida por varios llantos de bebé inoportunos) que emocionó a muchos de los presentes, algunos de los cuales no pudieron evitar que se les escapara alguna lágrima.

La actuación no duró más de 20 minutos. Se cantaron las clásicas tres canciones: la Salve de Réfice, el Ave María de Usandizaga y Agur Jesusen Ama. Había mucha gente y, para algunos, demasiado ruido. Se pudo ver en varias ocasiones a los más emocionados pedir silencio a los de al lado para poder escuchar bien.

El obispo de Donostia, José Ignacio Munilla, ofició la ceremonia religioso-musical de manera casi completa en euskera. La gran mayoría del público era de edad avanzada, pero disfrutaron como niños de las canciones. “¡Jo, qué bonito es esto de verdad!”, exclamaba una señora a la salida. Otra mujer de avanzada edad salía casi llorando afirmando que el momento era precioso.

El problema principal, debido a la multitud, fue cómo llegar hasta la iglesia, como dijeron dos amigas que salían agobiadas: “Es una odisea llegar hasta aquí”. Y también cómo salir. La montonera que se formó a la salida de la basílica, unido a que coincidió con el paso de la manifestación contra las agresiones sexistas, provocó enfados entre varios que no entendían lo que pasaba. Un hombre resumió la situación entre risas: “Es que esta iglesia se nos queda pequeña en días así”.

Distintas autoridades se dieron cita, como es habitual, en la primera fila de la iglesia. El alcalde Eneko Goia estuvo presente junto a su mujer. También asistieron otros concejales del Gobierno y de la oposición, así como los consejeros Arantxa Tapia y Bingen Zupiria o la presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejería.