Junto a ella trabaja Ana Rezola, en la joyería Bikondo, y su situación es similar. “Sin el toldo, el sol daña las piedras del escaparate. O tengo el toldo o tengo que prescindir u ocultar el escaparate”, explica, al tiempo que afirma que puede entender que haya quejas por toldos si ocupan parte de la calle, pero señala que no todos los casos son iguales.

“En verano la ropa se aja mucho, no solo si la sacas fuera, también la del escaparate. Probamos a poner algún tipo de protector en el cristal, pero o no protege o no se ve el escaparate”, coincide Sonia García, de Almacenes La Bretxa, que cuenta que en el negocio familiar el toldo ha estado “de siempre”. Reconoce, de todas formas, que ahora, después de hablar con la asociación Zaharrean que agrupa a los profesionales del barrio, está más tranquila que cuando le llegó la notificación, “porque parece que no va a ser tan drástico”.

Protección y estética

Lo cierto es que aunque la mayoría de esos 125 establecimientos con toldos son bares, también hay muchos comercios de alimentación o textil que recurren a los toldos para proteger sus escaparates del sol o de la lluvia, más que por razones de visibilidad, y que lo abren puntualmente. “Con el toldo tapamos unas pocas cajas de fruta del exterior y la entrada de la tienda, porque está a ras de suelo y cuando llueve se encharca. Tener que retirarlo sería una faena”, comentan los responsables del establecimiento de alimentación Aitor, en la calle Pescadería, que observaron mejoras en las condiciones de su local hace unos años con la colocación de la lona. Reconocen que están “a la espera” de ver qué hacen otros locales con este tema.

“A mí el toldo no me genera más negocio o más dinero, como puede suceder a los bares. A mí me sirve para cuidar la ropa y protegerla del sol o de excrementos de palomas, por ejemplo. Pero, al igual que dentro de la tienda, también con el toldo he intentado mantener una estética cuidada”, explica, por su parte, Carlos Reiriz, de Hogar Blanco, en la calle San Jerónimo. Expectante ante lo que ocurrirá con este tema y sin saber si tendrá que retirarlo, reivindica: “Lo único que queremos los comerciantes es trabajar”.

Otro negocio en la calle

“Hay problemas más graves en la Parte Vieja, la están convirtiendo en un bazar”, critica, también reivindicativa, Raquel Luis del Río, de La Pelitxata, en la calle Narrika. Sí denuncia que hay quien utiliza el toldo “para poner otro negocio ilegal en la calle” y es favorable a tomar medidas en ese sentido, pero no entiende “por qué se crea ahora un conflicto donde no debería haberlo”. Tampoco entiende por qué, teniendo en cuenta que el Plan Especial de Rehabilitación de la Parte Vieja que no permite colocar elementos en las fachadas es de 1992 (tuvo alguna modificación posterior), no se ha cambiado hasta ahora para regularizar la situación de los toldos, que son un hecho desde hace muchos años: “¿Por qué no han cambiado la ley antes de amenazar con sanciones y crear un conflicto?”

Lo cierto es que aunque algunos existen desde hace muchos años, los toldos de los bares han proliferado en los últimos años, con la Ley Antitabaco y el incremento de las terrazas. “Sin toldo no puede haber terraza”, afirma Óscar Rodríguez, del bar Itxaropena, en la calle Enbeltran. En su caso, de todas formas, confiesa que su terraza es pequeña (apenas cubre varios barriles altos situados junto a la entrada) y que, teniendo un local amplio, no sería muy grave tener que retirarlo. “Lo tenemos, básicamente, para cubrir a quien sale a fumar los días de lluvia”, añade, aunque reconoce que para muchos establecimientos el toldo y la terraza suponen una parte importante de su negocio.

También Ever Martínez, del establecimiento de alimentación El Espigón, confiesa que la fruta colocada bajo el toldo en el exterior es “parte de su negocio”, por lo que sufriría “pérdidas importantes” si tuviera que retirarlo.

La mayoría de los comerciantes consultados, al igual que la asociación Zaharrean, ven bien el hecho de que se vaya a regular la colocación de toldos, aunque los establecimientos temen que lo que se busque sea una nueva fuente de ingresos, ya que prevén que haya que pagar algún tipo de tasa por instalarlos. También esperan que las reuniones de las asociaciones con los responsables municipales sean fructíferas y se llegue a algún tipo de solución que evite las sanciones o la retirada de los toldos. - A.Z.